Por primera vez la princesa Irene, unas butacas más a la izquierda de la reina Sofía, no atendería con alma de concertista a la Orquesta Sinfónica de Baleares, dirigida por Pablo Mielgo, y a la Coral Universidad de las Islas Baleares, dirigida por Joan Company, así como a las varias voces solistas que han interpretado el Rèquiem de Verdi, sino con alma española.