Del esplendor al ocaso institucional
Lejos quedan aquellos tiempos en los que Iñaki Urdangarin era un miembro más de la Familia Real española. Aquellos años felices en los que acudía del brazo de la infanta Cristina a los compromisos de la agenda oficial y a los acontecimientos de la gran familia de la realeza (bodas, bautizos, cumpleaños y aniversarios) por todas las Cortes Reales del mundo como uno más vistiendo sus mejores galas con porte modélico. Desde su Boda Real en 1997, año en el que debutó por todo lo alto junto a la Familia Real española en las Bodas de oro de la Reina de Inglaterra, ha vivido muchos desfiles, muchas cenas, muchos posados en primera línea. Pero al esplendor siguió el ocaso institucional, a causa de un comportamiento no ejemplar por su implicación en el Caso Noos, que obligó a la Casa Real a relegarle de la actividad oficial. Su última aparición fue en 2011 con motivo del Día Nacional en la tradicional recepción del Palacio Real. La rúbrica de esta salida se produce en la abdicación del rey Juan Carlos con la ausencia de toda la familia Urdangarin.