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PEDIDA DE MANO EN EL PARDO: Doña Letizia hizo su primera presentación ante los medios de comunicación en el jardín posterior de la Casa del Príncipe dos días después de que la Casa Real emitiera el 1 de noviembre de 2003 un comunicado oficial haciendo pública su relación y su futura boda. Vistió para la ocasión un discreto conjunto de chaqueta blanca con solapa y pantalón negro y apareció feliz y enamorada de la mano del príncipe Felipe clamando su amor: "Entiendo la sorpresa que ha causado esta decisión a casi todos pero es una decisión madura, fruto de reflexiones muy intensas y sobretodo con el peso y la solidez del profundo amor que nos tenemos y del proyecto común que iniciamos. Desde muy joven soy periodista y hasta los 31 años, que tengo ahora, he ejercido mi profesión con ganas, con ilusión, con fuerza y de esa misma manera ahora afronto lo que ahora iniciamos, con responsabilidad, con ilusión y con vocación de servicio a España y a los españoles". Blanca y radiante iba la novia a su pedida de mano en el Palacio de El Pardo. No olvidaremos los deseos de familia numerosa de la pareja, el "permíteme terminar" de doña Letizia, los regalos de compromiso (el anillo para ella y el libro de Larra para él), la primera aparición conjunta de los Borbones y los Ortiz-Rocasolano, el Armani de la Reina... ni la ilusión. La suya y la nuestra.

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PUESTA DE LARGO ANTE LA REALEZA: La presentación en sociedad de doña Letizia no pudo ser más impactante. Hizo gala de su elegancia con dos capriles que serán recordados no solo por la trascendencia de la ocasión sino también por su espectacularidad misma. Con sonrisa radiante, paso firme y del brazo protector del príncipe Felipe, llegó a la gala previa a la boda de Federico y Mary de Dinamarca en el Teatro Real de Copenhague vestida impecablemente con un dos piezas compuesto por una chaqueta encorsetada con brocados de seda, que reproducían dibujos de Avignon, inspirados en el siglo XVIII, y por una falda de color rojo guinda. El posterior enlace de los príncipes Federico y Mary en la Iglesia de Nuestra Señora de Copenhague se convirtió a escasos días de su propia boda en el gran ensayo nupcial de doña Letizia ante la realeza, que marcó en rojo español con un elegante vestido drapeado, realizado en crepe satén y tul de seda natural. Era su primera gran prueba de fuego, pero don Felipe tenía la certeza de que superaría esta y todas las demás. Que cumpliría con su destino. “Tengo la seguridad de que Letizia reúne todas las cualidades y capacidades necesarias para asumir las responsabilidades y funciones como Princesa de Asturias y como futura Reina de España”.

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HISTÓRICA BODA REAL: En una ceremonia celebrada en la Catedral de La Almudena en la lluviosa mañana del 22 de mayo de 2004, Felipe de Borbón y Grecia y Letizia Ortiz Rocasolano se dieron el “sí, quiero” ante los representantes de las principales Familias Reales de todo el mundo, en una boda calificada como la boda del siglo. “No puedo ni quiero esconderlo, imagino que salta a la vista: Soy un hombre feliz. Me he casado con la mujer que amo”. Con estas palabras de hombre profundamente enamorado, el Príncipe iniciaba su discurso durante el banquete nupcial que se celebró en el Palacio Real después del enlace.

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ETERNA LUNA DE MIEL: Tras su matrimonio, los entonces Príncipes de Asturias recorrieron el país palmo a palmo y se fundieron con su gente en un inmenso abrazo, interesándose por sus problemas, y promovieron la cultura española allá donde iban, mientras regalaban al mundo un sinfín de instantáneas románticas en las que expresaban abiertamente el amor que les unía.

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UN AMOR MUY 'REAL': El amor se hace más fuerte cada día desde el sí de los Reyes: “Conjugar la razón con la fuerza del amor y del sentimiento ha sido siempre un objetivo en mi vida. Por eso, estamos celebrando hoy que Letizia y yo unamos nuestras vidas en una comunión de amor, responsabilidad, trabajo, respeto y entrega mutua”. No solo el tiempo no ha hecho mella en su firme compromiso de aquel día, sino que lo ha robustecido. Y, doce años después, don Felipe y doña Letizia siguen mostrándose cariñosos el uno con el otro como el priner día y las miradas de complicidad, las sonrisas, los susurros al oído, las caricias... salpican siempre sus apariciones públicas.

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AMOR SIN PROTOCOLO: Espontáneos, simpáticos, cercanos... Los reyes Felipe y Letzia forman parte de la nueva generación de soberanos que está dando un nuevo aire, mucho más fresco, a las monarquías europeas. El suyo es también un amor sin protocolo. A veces se les escapa el cariño en sus gestos. En las sonrisas, en las manos entrelazadas, en los besos... o en los intentos. Tienen tanta química y tanta complicidad que se entienden con solo una mirada.

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COMIENZO DE UN TIEMPO NUEVO: Triunfó el amor y también a su costa la Monarquía. Hoy, doce años después y relevo en el trono mediante, la Corona está bien prendida por el impecable trabajo de los Reyes en la causa de los españoles y mejor encajada con las primeras reformas en cumplimiento de su ideal en mente (y en el corazón) de "una monarquía renovada en un tiempo nuevo".

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EL BESO: Han pasado más de mil momentos, muchos más, llenos de alegrías y tristezas al lado de los ciudadanos; salpicados de alguna crisis errática como en cualquier matrimonio; colmados de la felicidad más sublime junto a sus pequeñas, la princesa Leonor, Heredera al trono, y la infanta Sofía, y sobre todo coronados con mucho mucho amor. Después de aquel tímido beso de los príncipes de Asturias en el balcón de palacio el día de su boda ha habido otros más pasionales.

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UNA FELIZ FAMILIA: La princesa Leonor y la infanta Sofía han llenado de luz y alegría el hogar de los Reyes. La prioridad de don Felipe y doña Letizia es que sus hijas tengan una infancia normal y que crezcan igual que los demás niños, dentro de los márgenes que impone su condición real. Como pudimos comprobar de puertas para adentro de su casa, en el especial posado fotográfico con el que doña Letizia celebró su 40º cumpleaños con todos los españoles, los cuatro forman una feliz familia que es símbolo de una España joven y atractiva, moderna y responsable.

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UN REINO A SUS OJOS: Los Reyes heredaron la Corona de don Juan Carlos y doña Sofía el histórico 19 de junio de 2014. Aquel primer día de reinado los nuevos soberanos se comprometieron a no conformarse con el legado dado -cuatro décadas de estabilidad democrática y modernidad-, que ya era mucho, y a incrementarlo tanto como pudieran. Era palabra de Rey. Los cambios llegaron a toda velocidad, pero sin chocar contra ningún pilar juancarlista. Los de comunicación, a bordo de la nueva política de renovación, coherencia, accesibilidad, transparencia y ejemplaridad; los de contenido, movidos por la creencia de "una España unida y diversa en la que cabemos todos", y los de promoción, guiados por su empeño de que el país sea para el mundo como lo es a sus ojos. © Casa de S. M. el Rey

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HOGAR, DULCE HOGAR: Don Felipe y doña Letizia son Reyes de largo recorrido: de norte a sur y de este a oeste. De España al mundo entero. Y, a su regreso de cada uno de esos viajes oficiales y de Estado en los que se hace valer los intereses de los españoles, a la vez que se estrechan los lazos de amistad con el resto de países, les espera el merecido descanso. El placer de estar en casa y en familia. Un cálido recibimiento como el que protagoniza en la imagen el rey Felipe al descender los cuatro escalones del Puma 402 Escuadrón de Fuerzas Aéreas que le separan del dulce hogar. Sonrisas y besos de la reina Letizia y de sus hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía. Los Reyes se funden en un abrazo y sus miradas son el reflejo de la complicidad, mientras que sus sonrisas narran una historia de amor que se escribe con la misma pasión que el primer día. © Casa de S. M. el Rey

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ENTRE EL AMOR Y EL PROTOCOLO: Don Felipe y doña Letizia forman el tándem perfecto para llevar las riendas del país. La reina Letizia ha acercado al Rey al pueblo y Felipe VI se ha convertido en el mejor maestro para su esposa del oficio regio. Por separado, cumplen su misión de servicio a los españoles con idéntica entrega; juntos, aún mejor, porque trasciende en sus apariciones oficiales su complicidad. Perfecto equilibrio entre el amor y el protocolo.

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