El rey Juan Carlos está sorprendido por el revuelo mediático que ha generado la demanda por injurias que ha presentado contra Miguel Ángel Revilla, expresidente de Cantabria. Una decisión sin precedentes, que sorprendió a todos, pero que, como nos recuerda Laurence Debray, su biógrafa, pese a todo lo comentado, el monarca no ha roto ninguna regla de oro. Este tipo de demandas, en las que se solicita la celebración de un acto de conciliación para evitar el litigio, se hace en otros países. “Se suele pedir una cantidad simbólica y se enmienda la falta”, nos explica.
Debray también nos desmiente que haya asesorado a don Juan Carlos –“es absolutamente falso”- en este asunto, y nos aclara que fue su abogada quien aconsejó al Rey dar este paso.
Don Juan Carlos reclama a Revilla una rectificación de forma pública y por los mismos medios de sus manifestaciones, así como una indemnización de 50.000 euros por los daños morales causados que, de serle abonados, donará a Cáritas.
Tras conocerse la noticia, el Rey reaparecía el pasado sábado en Emiratos Árabes -su hogar desde hace casi cinco años-, en la Copa Mundial de Dubái.
La amistad de antaño
El Rey está dolido con la actitud de Revilla, a quien consideraba un buen amigo. El Monarca y el expresidente de Cantabria mantenían, años atrás, una relación estrecha y cordial. Revilla visitaba con frecuencia la Zarzuela e incluso le ‘inundaba’ con anchoas, el regalo que suele hacer a sus allegados. Sin embargo, un día todo cambió. Revilla comenzó a referirse a don Juan Carlos como ‘delincuente’, ‘fugado’, ‘ladrón’… de forma pública, en entrevistas y tertulias.
La reacción de Revilla, tras conocerse la demanda, no se hizo esperar. Entre lágrimas, el político intervenía en el programa Y ahora Sonsoles, asegurando que “esto no se lo deseo a nadie”. “Que se fije en mí y no en otros, que han dicho cosas muchísimo más duras…” “¿Por qué a mí? Una persona inmune y poderosa contra una persona corriente, un ciudadano de 82 años”.
Ante sus palabras, el Rey Juan Carlos ha dicho: "Tengo 87 años y él nunca ha pensado en mí cuando me ha atropellado permanentemente en los programas de televisión". Porque, cansado de sus (des)calificativos públicos, ha decidido dar un golpe en la mesa... que, no cabe duda, muchos no esperaban.