Son conscientes de que navegan en un buque lleno de historia y de que genera mucha curiosidad ver cómo es por dentro el Juan Sebastián de Elcano. Por eso, la princesa Leonor y sus compañeros abren las puertas del que ahora es su hogar en los puertos que visitan durante el XCVII crucero de instrucción que comenzaron en enero y con el que acaban de poner rumbo a Perú, su segunda escala en el Pacífico. Esas jornadas de puertas abiertas tienen un gran éxito y congregan a miles de personas, pero por primera vez hemos visto cómo la hija mayor de los Reyes y el resto de guardiamarinas ejercen de anfitriones.
"Durante la escala en Valparaíso, los guardiamarinas del buque escuela Juan Sebastián de Elcano muestran el buque a los visitantes", han explicado desde La Armada junto a unas imágenes inéditas del pasado fin de semana, cuando mostraron el interior del histórico bergantín-goleta. Más de 2400 personas se interesaron por conocer las instalaciones y por ver en primera persona cómo vive la heredera al trono, que está en la recta final del segundo de los tres años que incluye su formación militar.
Un día después de que la embarcación atracara en el puerto chileno de Valparaíso, comenzaron las jornadas de puertas abiertas, siguiendo así el programa de los anteriores destinos que han visitado. El sábado por la tarde acudieron 910 personas y durante el domingo, tanto por la mañana como por la tarde, 1492. Al finalizar la visita, uno de los asistentes confesó en EFE su emoción por conocer a la Princesa. "Hemos recorrido 300 kilómetros, desde la ciudad de Talca (en la zona centro-sur) y estamos muy emocionados de conocer el barco Juan Sebastián de Elcano porque soy descendiente de asturianos; queríamos ver a la princesa y estar lo más cerca posible de la monarquía española", relataba.
En el recorrido, los guardiamarinas pudieron ver la parte exterior e interior del barco, cuyas dimensiones impresionan al contar con 113 metros de eslora, 13 metros de manga, un motor diésel y una hélice dextrógira de cuatro palas y 2,46 metros de diámetro. Para dormir, Leonor de Borbón y sus compañeros se dividen en módulos de tres y de seis personas. Además, tienen la Cámara de Guardiamarinas, una especie de salón en el que desayunan, comen, cena, dan clase y disfrutan del ocio. Elcano ha tenido mejoras en cuanto a las comunicaciones satélite y los sistemas de conexión Wifi, que hacen posible las clases on line con algunos conferenciantes externos al buque y, por supuesto, mejorar la conexión con sus familias en España. También los camarotes han mejorado su climatización y hay muchas más tomas de corriente, imprescindibles para unos guardiamarinas que seguro que estarán provistos de dispositivos electrónicos.
La rutina de los guardiamarinas durante la navegación es estricta y está marcada por la disciplina. A las 6.45 horas suena el despertador para asearse y desayunar antes de comenzar las actividades y las clases teóricas, incluyendo asignaturas como Navegación, Astronomía, Meteorología, Operaciones Anfibias, Apoyos y Servicios de Combate y Maniobra. A las 12 del mediodía tienen una pausa que precede a la comida, una hora más tarde. Por la tarde reanudan las maniobras y clases hasta que a las 18.00 horas tienen tiempo libre. A las 22.30 es obligatorio que todo estén silencio y siempre se turnarán para hacer las guardias nocturnas de cuatro horas. Junto a ellos están siempre 20 oficiales, 20 suboficiales, 130 militares de la escala de Marinería y Tropa y dos maestros civiles.