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Digital Cover casa_espanola© Getty Images

'The Commoner' cuenta como el príncipe se casó con una plebeya

La verdad sobre la relación entre la reina Sofía y el rey Harald contada por ella misma: la anécdota más comentada de la nueva serie de Prime Video

'Iba a cumplir veintiún años y no había visto al príncipe de Noruega en mi vida. Pues bien... los periódicos de Oslo nos daban ya como pareja', contó la madre de Felipe VI en relato que hizo de su vida en los años noventa


18 de febrero de 2025 - 18:58 CET

No hay duda de que las plataformas de entretenimiento ven a la realeza europea como un filón capaz de inspirar series y documentales, en parte porque sus vidas son algo fuera de lo común y porque The Crown, la serie de Netflix sobre la Casa Real británica, ha despertado un renovado interés. Prime Video ha lanzado los dos primeros capítulos de The Commoner, una serie que cuenta como el príncipe heredero de la monarquía noruega, el ahora rey Harald, consiguió tras una larga batalla casarse con la plebeya, Sonia Haraldsen, un enlace que modernizó a la monarquía en un momento en el que era impensable que un futuro rey se casara con una mujer que sin sangre real. Es a raíz de esta producción audiovisual que los medios internacionales han puesto el foco en una historia de sobra conocida para los españoles: el rumor que corrió a finales de los cincuenta sobre una posible relación entre el príncipe Harald y la que entonces era la princesa Sofía, primogénita de los reyes de Grecia. La serie ofrece su propia visión ficcionada de esta historia, pero aquí contamos como lo vivió su propia protagonista: la reina Sofía. 

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'Nada más pisar tierra noruega, no desayunamos con que los periódicos de Oslo nos daban ya como pareja. ¡Increíble!'

Reina Sofía

Para entrar en contexto hay que recordar que el príncipe Harald se enamoró de Sonia con 22 años y nunca contempló que otra relación fuera posible. Así se lo hizo saber a su padre, el rey Olav, y durante años se enfrentó a él, a la institución, a los círculos monárquicos y también a las autoridades eclesiásticas que veían en esa relación como el principio del fin para la monarquía. El príncipe Harald nunca renunció a sus obligaciones, pero dejó claro que si no se casaba con ella no se casaría con nadie y teniendo en cuenta que era el único hijo varón del rey, eso generaba un problema de continuidad dinástica. Harald de Noruega tenía claro que ese pulso lo podía ganar, así lo contó el mismo en un documental para la televisión pública noruega: "Solo era cuestión de tiempo". Su estrategia fue no tirar la toalla y esperara a que los otros dieran el brazo a torcer y así pasó casi una década, al final fue su propio padre el que terminó buscando de forma personal los apoyos políticos necesarios para su boda real con Sonia. 

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Fue durante ese tiempo, incluso antes, ya que la reina Sofía se casó en 1962, cuando se desató en Noruega una fiebre por buscar una novia al heredero y evidentemente en todas las quinielas había una princesa. Algo que pillo por sorpresa a la propia princesa griega, que se enteró del tema por los medios de comunicación. "En otoño, los cinco miembros de mi familia haciamos viajes en coche para conocer Europa: Yugoslavia, Austria, Alemania... Un año, en 1959, fuimos a los países escandinavos, a Dinamarca, Noruega y Suecia", contó doña Sofía en los años noventa a la periodista Pilara Urbano para un libro que a día de hoy sigue siendo una biografía absolutamente necesaria para conocer a la madre del actual rey. 

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'Yo sé que hubo mucho interes en casarnos... El resultado de ese emparejamiento forzado fue nulo'

Reina Sofía

"Yo iba a cumplir veintiún años y no había visto al príncipe Harald de Noruega en mi vida. Pues bien, nada más pisar tierra noruega, no desayunamos con que los periódicos de Oslo nos daban ya como pareja. ¡Increíble! En primera página, fotografía del príncipe Harald y fotografía mía. ¡Y no nos conocíamos! Él no había venido al crucero de Agamenon. ¡Nunca nos habíamos visto!", explicó doña Sofía. Hay que recordar que el comentado Agamenon fue el crucero que organizó su madre, la reina Federica, en 1954 para que se conocieran los jóvenes príncipes y princesas europeos, fue en ese contexto cuando se conocieron don Juan Carlos y doña Sofía, que volvieron a coincidir en las Olimpiadas de 1960 y en la boda de los Kent en 1961, dos encuentros que resultaron cruciales. Por otro lado, por aquellas fechas Harald y Sonia acababan de comenzar su relación a escondidas, así que esas cábalas por parte de los medios de comunicación noruegos resultaron dolorosas, aunque no inciertas, a juzgar por las siguientes palabras de la reina Sofía:  "Yo sé que hubo mucho interes en casarnos. Se provocaron encuentros, se hicieron cábalas, corrió mucho la tinta, etcétera, etcétera, etcétera. El resultado de ese emparejamiento forzado fue nulo". 

Fotograma de la serie 'Harald y Sonia', con los dos protagonistas© Prime Video
La relación entre el rey Olaf (Anders Baasmo) y su hijo fue muy tensa durante la mayor parte del noviazgo de Harald© Prime Video
En la serie vemos cómo Sonia fue invitada al baile que se celebró en honor de Harald tras su graduación militar sin que nadie supiera que estaban enamorados© Prime Video
Tres fotogramas de la serie The Commoner sobre la historia de amor de Harald y Sonia

El primer capítulo de la nueva serie de Prime Video, The Commoner, cuenta esta historia y habla de esos encuentros provocados, que nombró la reina Sofía. Según la ficción, el rey Olav, que estuvo años buscando una princesa de sangre azul para Harald, reveló esta idea a la Reina Madre británica durante su encuentro de 1959 en la Ceremonia de la Orden de la Jarretera en la que fue nombrado caballero en el Castillo de Windsor, una idea que les gustó a ambos y que, según la serie, propició que los Reyes de Grecia viajaran a Oslo ese mismo año, un viaje del que habló la propia reina Sofía y que llegó después de los rumores que ya se habían disparado.  

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La relación entre la reina Sofía y el rey Harald es una de esas historias que forma parte del imaginario colectivo que se tiene de una generación de la realeza: los protagonistas del final del milenio. Príncipes y princesas de cuna que nacieron en un sistema estructurado y fueron capaces de impulsar un cambio de paradigma y consolidaron a lo largo de su reinado. Ellos fueron los primeros en descubrir que las cosas se podían hacer de otra manera y que, entre otras novedades, era posible casarse por amor. Lo que para sus hijos, desde el rey Felipe VI hasta el príncipe Haakon, fue algo natural, para ellos fue un reto a conquistar. Hasta los años sesenta los matrimonios reales no eran solo un asunto de amor, también influían  alianzas políticas y estrategias dinásticas, ya que las bodas reales habían servido de forma histórica para unir reinos, consolidar territorios y formar alianzas. Este contexto es fundamental para entender en qué momento se pensó en la posibilidad de unir a un príncipe noruego con una princesa griega y de cómo cada uno de ellos eligió su propio camino. 

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