No hay precedente. Con 19 años, Leonor de Borbón abre camino y marca una distancia enorme con otras futuras Reinas de su generación —ninguna ha llegado tan lejos a su edad— y por eso la hemos elegido 'princesa del año'. Hay otra forma de 'reinar' para las mujeres del siglo XXI y la hija de los Reyes es una real pionera como ha demostrado en 2024.
Un año que, podría decirse, empezó el 31 de octubre de 2023, cuando cumplió la mayoría de edad y arrancó una nueva etapa al jurar la Constitución. Catorce meses en los que hemos visto cómo se ha convertido en un gran activo para la Corona, se ha metido al mundo en el bolsillo y ha ido ganando el cariño de los españoles. Millones de ciudadanos que no pasan su sacrificio por alto y están siendo testigos de la responsabilidad con la que se forma y abraza su destino. Imparable, adaptándose a todo y con la sonrisa por delante.
Solo hay que ver cómo le dijeron adiós en Zaragoza, cuando terminó su formación en la AGM, el pasado julio; el impacto de su presencia en la entrega de los Premios Princesa de Girona, días después; cómo la recibieron en Asturias, en octubre, o con qué cariño y orgullo la despidieron, el 11 de enero, en Cádiz, antes de embarcarse en 'Elcano'. Cada vez son más los ciudadanos que siguen sus pasos y aplauden su papel. Esa determinación con la que asume cada reto. Y este año ha habido más que nunca, porque el Rey le ha ido dando cada vez más responsabilidades. Desde su paso al frente en los premios Princesa de Asturias hasta el número de discursos y las apariciones públicas. Empezando por la conmemoración de los diez años de reinado de Felipe VI, en junio, un mes después de asumir el protagonismo en la celebración de los 20 años de matrimonio de los Reyes, junto a la infanta Sofía.
Cada vez más seguidores
Leonor tiene cada vez más seguidores, siendo las noticias que protagoniza un reflejo del interés que despierta. Sirva de ejemplo cómo la recibieron en Portugal, en el que fue su primer viaje en solitario al extranjero, en julio. Una visita histórica llena de primeras veces en la que recibió honores militares y dio su primer discurso internacional. O el impacto de su presencia en los Juegos Olímpicos de París, a los que acudió con su hermana, Sofía. Una princesa y una infanta en las gradas haciendo la ola y muchos selfis con un teléfono que llamó la atención por su mal estado. Todo ello, antes de su ingreso en la Escuela Naval de Marín, donde, desde el 29 de agosto, hizo frente a un programa docente muy exigente.
Leonor ha recibido más distinciones que nunca y también nos ha dado pistas sobre cómo piensa. Es una joven que quiere conectar con otros "jóvenes que necesitan ser escuchados" y son "la clave para el progreso". Una chica de su tiempo que conoce los desafíos que han de enfrentar y anima, como compañera de generación, a pensar diferente, a asumir riesgos "con esperanza y energía" y a mejorar la realidad, venciendo "al desánimo".
De la bota militar al tacón o a la deportiva para volar libre y hacer planes con sus amigos, que cada vez son más. En sus palabras, está "a punto de abandonar la adolescencia" y quiere "vivir con el entusiasmo propio de mi edad". Disfrutar del anonimato, escaparse sola a Nueva York o a Ámsterdam —como hizo la pasada primavera— o a Málaga con amigos para comer 'pescaíto', salir de terrazas, bailar, conducir el coche de su padre por Mallorca… O vivir tradiciones como el Baile del Ciento abrazada a sus compañeros, celebrando sus cien días en la Escuela Naval como guardiamarina de la Armada. Ya lo dijo el 12 de octubre, en la Fiesta Nacional: "Lo mejor, mis compañeros". Con ellos, antes de hacer historia al poner rumbo a América, también estuvo de fiesta por Pontevedra y de aventura por los pueblos de la costa y sus impresionantes playas.