El paso de doña Letizia por el colegio madrileño Cortes de Cádiz, ha dejado huella. La Reina derrochó ternura, paciencia y una gran pedagogía cuando visitó una clase de niños de 5 años a los que leyó de forma muy activa e implicada un libro llamado Lara, la mariquita amarilla, que pretende enseñar a los pequeños la importancia de las emociones y que nadie debe sentirse mal por ser diferente a los demás. Tras la lectura, la reina Letizia hizo una confesión a esta clase infantil y contó los ‘tesoros’ que guarda de cuando sus hijas eran pequeñas.
Tas compartir con profesores y alumnos impresiones sobre el proyecto Educación Socio-Emocional para niños de 3 a 6 años elaborado por expertos mundiales en inteligencia emocional, la Reina pasó un ratito con los pequeños del centro. Sentada junto a la profesora, se dispuso a leer el libro, pero como uno de los escolares no era capaz de ver la portada, decidió sentarse en el suelo, a su altura.
La Reina, con un ritmo pausado, una perfecta entonación y algunos gestos, logró captar la atención de los niños que estaban de lo más atentos y no se perdían detalle de la lectura. Doña Letizia también conversó con ellos e inició un diálogo reflexivo. “¿Cuándo algo es único es bueno o pensáis que no es tan bueno?”, les preguntó a los niños. “Todos tenemos algo que nos hace únicos”, continuó.
Cuando acabó la lectura, los alumnos de Infantil le entregaron los dibujos que habían hecho para la Reina. “¡Wow!, me ha puesto una corona”, dijo emocionada y fue entonces cuando contó a los niños que “guardo los dibujos de Sofía y de Leonor cuando tenían 5 años y entonces, donde tengo los dibujos de Sofía y Leonor, voy a poner los vuestros, ¿Vale?”.
Cuando la visita de la reina a esta clase de infantil tocó a su fin dijo: “Bueno, entonces ¿Me invitáis otro día a leer cuentos? También podemos hacer que todos leamos un poco”, les animó. Después, salió al patio, con el resto de alumnos de otros niveles educativos que se entusiasmaron al verla.