El domingo, hacia las 20:00, los cómplices llegados de España, su familia y amigos de diversas nacionalidades residentes en los Emiratos se reúnen en un ambiente acogedor junto a la playa. Están presentes los embajadores de Portugal y Estados Unidos. El embajador de Francia, retenido por reuniones en París, se disculpó. El frío se nota a pesar de las estufas. Un espectáculo de flamenco marca el inicio de la noche. Dado que no puede estar en España, España viene a él. El Rey Juan Carlos aprecia profundamente esta música, que lo conmueve y que tanto extraña. Ya el año pasado quedó muy contento con unos bailarines excepcionales y, esta vez, la emoción es palpable.
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En primera fila, el Rey está encantado. Luego llega una sorpresa increíble: 500 drones se despliegan en el cielo al ritmo de la música de Paco de Lucía. Las formas aparecen y se suceden cambiando de color: España, la bandera española, la corona, su fecha de nacimiento, el rostro del Rey de niño y en diferentes momentos de su vida, el rostro del jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan junto al suyo. "Gracias, Su Majestad" se dibuja en grandes letras en el cielo, y luego en árabe. Finalmente, una lluvia de drones cae sobre la playa. Es el deslumbrante regalo del jeque Mohammed bin Zayed Al Nahyan a su amigo, que deja una fuerte impresión en todos los asistentes. Un homenaje de reconocimiento excepcional.
Un gran ausente
La familia llega con el pastel, que el Rey corta con una espada, como marca la tradición. Es una familia dinámica, cálida y unida la que lo rodea, que se tomó el tiempo de saludar a todos los invitados alrededor del bufé. Sin embargo, hay un gran ausente, el Rey Felipe, cuya falta su padre lamenta en silencio.
La fiesta se prolonga hasta altas horas de la noche, aunque el Rey se retiró pasada la medianoche. Fue una gran velada para celebrar la vida y la amistad, a pesar de los reveses del destino. Durante un fin de semana, don Juan Carlos dejó de ser ese hombre retirado, apartado de sus raíces y del afecto de los suyos. Sus amigos hicieron revivir España para él en la arena del Golfo Pérsico. Incluso a 5.000 kilómetros de su reino, sigue llevando a España en el corazón. Eso nadie se lo podrá arrebatar.