La llegada del buque-escuela 'Juan Sebastián Elcano' a la ciudad de Santa Cruz, una de las dos capitales del archipiélago, ha sido emocionante, siempre lo es, este es la visita número 62 que realizan y las Islas Canarias es el paso previo al salto oceánico. En torno a las nueve de la mañana hora local, el barco giraba impulsado por los remolcadores del puerto de Tenerife mientras los guardamarinas colocados en el tranvía saludaban con sus gorras. Todas las cámaras, más de las habituales, buscaban a la princesa Leonor y la banda militar que hay a bordo del barco comenzaba con un repertorio en el que no faltó el mítico pasodoble Islas Canarias. Lejos ha quedado el uniforme azul turquí con el que se despidieron en Cádiz hace solo cinco días, los guardiamarinas y toda la tripulación vestían ya uniformes de verano, conscientes de que en cuestión de minutos la temperatura comenzaría a subir. Tres cañones y un disparo de salvas sonaron en honor del buque, una recreación histórica de la Asociación La Gesta 25 de julio de 1797, para recordar el día que las Milicias Canarias evitaron que la isla pasara a formar parte del Imperio Británico, y acto seguido comenzó una maniobra de atraque que culminó con la Princesa de Asturias, y un reducido grupo de compañeros, bajando del barco. Este es el plan de la Heredera de la Corona en su primer día en Tenerife.
Fue el Capitán de Navío Luis Carreras Presas do Campo, el que se encargó de comunicar que un grupo de guardiamarinas, entre las que estaba la princesa Leonor, comenzaba nada más llegar a puerto con las visitas programadas. "Atendemos ofertas, propuestas, visitas a museos, sociales, visitas a unidades militares. Intentamos hacer una variedad de actividades que permita que los guardiamarinas alcancen esa formación humana desde el punto de vista social, ético, profesional y de relaciones. Tienen que aprender en las estancias en puerto los fundamentos de la diplomacia naval, que es algo que nos enorgullece a los marinos desde hace siglos", explicaba el comandante coruñés.
Cuartel Almeyda: Archivo Militar de Canarias
El minibús blanco (precedido por un coche de la Guardia Civil) con los guardiamarinas a bordo puso rumbo al cuartel de Almeyda, un recorrido de menos de cuatro kilómetros bordeando la costa, para llegar a la sede del Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, que constituye además un Centro Socio-Cultural del Ejército de Tierra en Santa Cruz de Tenerife. En el interior del cuartel, la princesa de Asturias ha estado aproximadamente una hora y ha visto lo que se considera la pieza clave del museo, la bandera que los tinerfeños lograron tomar de la fragata Emerald, de la Royal Navy, en la Batalla de Santa Cruz en la que el vicealmirante británico Horacio Nelson perdió un brazo por un disparo de cañón.
Capitanía General de Canarias en Santa Cruz de Tenerife
Desde el acuartelamiento que goza de las mejores vistas de la ciudad, el minibús puso rumbo a la Capitanía General de Canarias circulando por una de las arterias principales de la capital, las Ramblas, dejando a la derecha el Parque García Sanabria, el pulmón de la ciudad y el mayor parque urbano de Canarias, para girar precisamente en la plaza Veinticinco de Julio, un lugar histórico por muchos motivos, por un lado, porque recuerda de nuevo esa batalla de la que los chicharreros están orgullosos, por ser la mayoría milicianos los que repelieron al condecorado vicealmirante de la Marina Real británica; por otro lado, porque esta plaza, que para los vecinos es la plaza los patos, es una réplica de la fuente de las ranas del Parque de María Luisa de Sevilla y fue construida con cerámicas traídas de Triana.
Recepción a bordo del barco al atardecer
Mientras la princesa Leonor recorría las principales calles de Santa Cruz para llegar al Palacio de la Capitanía, con el fin de ver las pinturas del techo que realizó Gumersindo Robayna en 1881 con el componente iconográfico sobre las Islas Canarias, en el puerto, el Alférez de Navío y Oficial de Seguridad Interior, David Delgado Martínez, así como dos compañeros de la princesa de Asturias, nos invitaban a subir al barco para recorrer la cubierta, el puente de mando y el castillo. El movimiento era constante, ya que tanto en tierra, donde se instalaba un control de seguridad, como a bordo del barco donde se apreciaba el movimiento de cocinas se estaba preparando la recepción de la noche, a la que han sido invitados las principales autoridades políticas y militares de la Comunidad Autónoma.
"Organizamos una recepción a bordo, que tiene una parte lúdica en la que nos relacionamos con los invitados, pero también tiene una parte formativa, porque un joven de veinte años tiene que aprender a relacionarse y llevar el uniforme como marino y como miembro de las Fuerzas Armadas Españolas", nos contaban de una recepción que es habitual, ya que parte de la misión de este buque casi centenario es el de ejercer de embajada flotante.