Era el 19º cumpleaños de la princesa Leonor, pero no hubo celebración. El 31 de octubre, caía en jueves, no iba a saltarse las clases y tampoco se trataba de una cifra redonda… Y lo más importante: en la Familia Real nadie tenía ganas de fiesta. Al igual que en todo el reino, el palacio de la Zarzuela estaba de luto por la tragedia de la DANA.
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Su 18º cumpleaños fue un día festivo y para la historia. Juró la constitución, se le impuso el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III, la máxima y distinguida condecoración civil que concede el Estado, celebró una fiesta en el palacio de El Pardo con su familia y sus amigos; y miles de personas salieron a la calle para saludarla y cantarle el 'cumpleaños feliz' mientras se dirigía a la Cortes en un Rolls-Royce. Pero este año todo ha sido diferente. El jueves ya se sabía que habían fallecido muchas personas, que había decenas de desaparecidos, que los daños materiales eran incalculables y que la tragedia iría a más en los 78 municipios afectados, 75 de ellos, en Valencia y la princesa de Asturias, muy afectada también por el impacto de las inundaciones, suspendió sus planes y llevó al mínimo la celebración de su aniversario.
Madrugando como cada día
Era su cumpleaños, pero madrugó como cada mañana. A las 7.55 horas -se despierta cada día a las 06.45 con el toque de diana- ya estaba en formación con los compañeros en el patio del edificio de aulas comenzando sus actividades en la Escuela Naval.
Asistió a clases y, por la tarde, se embarcó con sus compañeros en un pequeño velero (clase Gamba de 5,5 metro de eslora) para realizar actividades de instrucción marinera por la ría de Pontevedra.
¡Babor y Estribor de Guardia para salir a la Mar! En las imágenes, se ve a doña Leonor preparándose con la supervisión de los mandos, cargando con la vela y los remos por el muelle, izándola con la ayuda de dos compañeras y en una de las embarcaciones haciendo maniobras.
Con la caída de la tarde llegó lo mejor
La princesa de Asturias, una guardiamarina entregada, vestía el jersey azul marino de invierno de la Armada Española, pantalón de uniforme, deportivas, el chaleco salvavidas obligatorio y llevaba el pelo recogido en su ya característico moño. Y, como se ve en las imágenes, siendo una más entre sus compañeros.
Y, después, con la caída de la tarde llegó lo mejor: el abrazo de su hermana Sofía, que viajó en secreto a Galicia para acompañarla en las últimas horas de su día especial. Una noche muy tranquila en la Escuela Naval Militar de Marín, en la que la princesa sopló las velas de la tarta con sus compañeros, incluido seguramente Pedro López-Quesada, que va un curso por detrás de su prima -es todavía caballero cadete-, pero seguro que otro apoyo para Leonor en esta etapa de formación ya que se conocen desde niños. Sus padres, Cristina de Borbón-Dos Sicilias, hermana del duque de Calabria y Pedro López-Quesada, son familia, pero están también en el círculo de los mejores amigos de los Reyes.
“Compartir tiempo con su hermana”
Como contaron a ¡HOLA! personas de su entorno, dadas las terribles circunstancias, el gran regalo para la princesa de Asturias “fue poder compartir tiempo con su hermana”. Unas horas del día de su aniversario y dos días más libres ya que al día siguiente, pendientes de la actualización de las noticias, arrancaron juntas el puente de Todos los Santos, disfrutando de estar juntas ya que la hija pequeña de los Reyes retomaba el lunes, 4 de noviembre, sus clases en Gales, donde cursa segundo de bachillerato.
Si en 2023, la princesa de Asturias estaba todavía al abrigo de los Reyes, estos últimos 12 meses han marcado una gran diferencia en todos los sentidos. Leonor ha crecido muchísimo como princesa al tiempo que se seguía formando en las Academias militares y disfrutando muchísimo de su libertad. Es una princesa sociable, que se adapta, se hace querer y hace amigos de verdad, de corazón, con los que tiene una relación maravillosa.
Leonor de Borbón cierra un año histórico con resultados brillantes como heredera al trono y abre otro lleno “de esperanza”, entregada a la corona y muy ilusionada por seguir cumpliendo con su destino.