Jamás habíamos visto a los Reyes en una situación como esta. Bajo un caos absoluto y rodeados por una masa enfurecida, la tensión ha estallado y se disparaba de forma considerable durante la visita de las autoridades este domingo por la mañana a la localidad de Paiporta, considerada como la 'zona cero' de la DANA en Valencia.
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Gritos, insultos, empujones y lanzamiento de objetos y barro se producían de manera incesante y descontrolada durante una parte del recorrido de la comitiva, en la que se encontraban Felipe VI y doña Letizia acompañados por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón.
Agentes de Policía, algunos montados caballo, Guardia Civil y militares han intervenido rápidamente para protegerlos, pero resultaba muy complicado ante la gran cantidad de personas que allí se habían dado cita y protestaban de forma airada y vehemente. Mientras los agentes mantenían a duras penas el cordón de seguridad, ahí ha emergido la figura del jefe del Estado.
La comitiva se rompía definitivamente, pero Felipe VI se ha quedado en el lugar y aguantaba de forma estoica para intentar calmar los ánimos de los vecinos, apaciguando como podía una ambiente realmente crispado. La atmósfera en esos momentos era irrespirable, con la rabia desatada por doquier. Incluso, por momentos, la integridad física del monarca parecía estar seriamente comprometida.
Sus escoltas, que sostenían paraguas negros sobre él para evitar que sufriera el impacto de lo que estaba cayendo, le aconsejaban que abandonara el sitio. Sin embargo, ha sido el monarca de 56 años quien tomaba la decisión de permanecer ahí. Una loable y aplaudida actitud dadas la circunstancias tan adversas que allí había, a punto de ser zarandeado mientras algunos lo cogían del abrigo.
Con determinación y temple pese a verse desbordado, hemos visto al Rey dialogar y hacer gestos tranquilizadores a algunas personas muy nerviosas que se han colocado justo delante de él. Gente, entre ellos varios jóvenes, quienes le decían que esta tragedia "¡se sabía y nadie ha hecho nada por evitarla!".
Durante los altercados y frente a tanta desesperación de la gente, la Reina se ha quedado en otro grupo y se la veía especialmente compungida con lágrimas en los ojos, escuchando detenidamente sus duros testimonios. Tanto doña Letizia como el Rey abrazaban entonces a la gente para darles consuelo, a todas esas voces que reflejaban el dolor insoportable por la peor catástrofe natural en décadas.
En ese instante, parecía casi un escenario de conflicto bélico, ya que tanto doña Letizia como Felipe VI tenían manchas de barro en la cara y por toda la ropa. De hecho, la esposa del monarca ha recibido el impacto en su cara de una de esas bolas de tierra mojada, llevándose la mano a la mejilla con rostro visiblemente apesadumbrado.
Más expuestos que nunca, los Reyes han hecho todo lo posible por transmitir su apoyo y solidaridad a los damnificados por la tragedia, mostrando su cercanía y comprensión pese a estar bajo una situación límite y nada favorable. Jugándose el tipo si era necesario -como así ha sido en este caso- para consolar a su pueblo, estando del lado de los que sufren, cueste lo que cueste. Tras lo vivido, nunca olvidarán este día.
A continuación, por acuerdo conjunto de las autoridades estatales, autonómicas y Casa Real, la visita que tenían planeada a Chiva, otro de los pueblos arrasados por la gota fría, quedaba lógicamente aplazada. Hasta entonces, los Reyes solo tiene un agenda, la que está únicamente enfocada en ayudar a las víctimas de la DANA.