Para doña Sofía, la Corona y el Rey son lo primero. Lo que necesite y cuando lo necesite, pero también sigue con sus proyectos propios y siempre tiene algo en la agenda. Han pasado diez años desde que dejó de ser la Reina de España, pero su trabajo y su compromiso con la institución siguen siendo los mismos del primer día, cuando todo estaba por hacer y el futuro era un enigma. La madre de Felipe VI llega a los 86 años imparable, igual que sus planes, igual que su agenda. No hay tiempo que perder, así que este 2 de noviembre, tras una celebración familiar en casa -su residencia oficial desde 1963 es el Palacio de la Zarzuela- y con los suyos, tomará a un avión rumbo a Nueva York, donde está la sede del Queen Sofía Spanish Institute, porque ellos también están de celebración y para ella el deber está por encima de todo.
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La reina Sofía cumple con su agenda aunque coincida con el día de su cumpleaños. Su presencia ha sido requerida en la Gran Manzana en el marco del 70º aniversario del Queen Sofía Spanish Institute, la corporación sin ánimo de lucro que fue fundada en 1954 por un grupo de hispanófilos estadounidenses que buscaban estimular el interés por el arte, la cultura, las costumbres, el idioma, la literatura y la historia de España y el mundo hispanohablante. Fue en el año 2003 cuando la reina Sofía aceptó la petición unánime del Consejo de Administración de cambiar el nombre del instituto en su honor, en reconocimiento a su inquebrantable apoyo a la misión y desde entonces se ha volcado en cuerpo y alma a ello. En esta ocasión la madre de Felipe VI viaja para hacer entrega del Premio Sophia a la Excelencia a Gustavo Dudamel, músico, compositor, director de orquesta venezolano. Un reconocimiento que en años anteriores han recogido de su mano el matrimonio formado por los músicos Gloria y Emilio Estefan, el cocinero José Andrés, la historiadora Carmen Iglesias o el empresario Carlos Slim, entre otros.
El 2024 ha sido un año intenso para la reina Sofía: con un susto de por medio, el que provocó el pasado abril un ingreso hospitalario en una salud de hierro, y perdidas personales muy dolorosas, como las de sus dos sobrinos, Fernando y Juan Gómez-Acebo, que fallecieron demasiado jóvenes, y la de su primo Miguel de Grecia. Sin embargo, la vida sigue, con tristezas, alegrías y a menudo con una combinación de ambas. 86 años es solo un número y para la reina Sofía es una nueva oportunidad para para seguir trabajando, mantener la ilusión y continuar con el apoyo que presta, entre otros, a la Federación Española del Bancos de Alimentos o a proyectos relacionados con la cultura o la protección medioambiental. Sin olvidar la última intervención que hizo de urgencia para dotar de fondos a la ayuda humanitaria que se requiere en Oriente Próximo.
En los últimos meses la reina Sofía ha tenido más agenda institucional que nunca en la última década, quedando demostrado que la institución la necesita; viajes, homenajes, compromisos privados, bodas, cumpleaños… Y mucho trabajo en la Fundación Reina Sofía, que va camino del medio siglo y mejor que nunca, con importantes resultados. Especialmente en el área de enfermedades neurológicas, lo que llevó a doña Sofía hace unas semanas a Lisboa para estar en el congreso que reunió a los mejores investigadores a nivel mundial sobre esta materia en la Fundación Champalimaud. El de Portugal solo fue un viaje de trabajo más en un verano en el que interrumpió su tradicional estancia en Mallorca, donde también tiene agenda oficial, para viajar a París para apoyar a los deportistas españoles durante los Juegos Olímpicos. Además la reina Sofía se desplazó a citas familiares y encuentros muy especiales, como la boda de su sobrina, Teodora de Grecia, en Atenas, un viaje que hizo en compañía de sus hijas, las infantas Elena y Cristina, también de su hermana, la princesa Irene, a la que dedica todo tipo de atenciones en un momento delicado, y sus nietos Juan, Miguel e Irene Urdangarin.
"Para ella es un momento magnífico y muy especial", nos dice su círculo más cercano. Se siente más querida y respaldada que nunca por los españoles, agradece muchísimo que se reconozca su legado y su papel y ha dicho que quiere terminar su vida "con las botas puestas". No hay otra manera para una mujer que nació en una posición totalmente fuera de lo común. Hija, sobrina, hermana, mujer y madre de reyes y abuela de una futura reina, éste último papel le hace especial ilusión, quizá porque la princesa Leonor es el futuro, quizá porque será la primera mujer de su dinastía en llegar a la jefatura del Estado o simplemente porque ha podido comprobar de primera mano que ha llegado a la mayoría de edad comprometiéndose plenamente con su papel de heredera y sin escatimar esfuerzos para ello. Los reyes don Felipe y doña Letizia la han preparado para ello de forma excepcional y en su abuela, la reina Sofía, tiene el ejemplo de que es un compromiso sin horario de oficina y también atendiendo los compromisos que coinciden con los días de aniversario.