Una de las citas más importantes del calendario de la Familia Real son los Premios Princesa de Asturias, cuya edición de 2024 ha traído importantes novedades. La ceremonia celebrada en el Teatro Campoamor de Oviedo nos ha dejado imágenes para el recuerdo como la emocionante actuación de Joan Manuel Serrat y las lágrimas de la madre de Carolina Marín viendo a su hija brillar de nuevo tras una etapa de oscuridad. Pero también hemos asistido a un relevo generacional y se ha producido entre Felipe VI y la princesa Leonor un gesto lleno de simbolismo que analizamos a continuación.
La heredera al trono se convirtió en presidenta de honor de la fundación Princesa de Asturias hace exactamente diez años, tras la proclamación de su padre como Rey, y acudió por primera vez a la ceremonia en 2019. Ahora ha dado importantes pasos al frente que marcan un punto de inflexión. El primero de ellos ha sido repasar la trayectoria de los premiados (labor de la que hasta ahora hacía el monarca) durante su discurso, con el que ha transmitido un mensaje de esperanza y en el que además ha hablado del inminente fin de su adolescencia. Unas palabras con las que estaba dando una importante pista, tal y como se ha descubierto al final de la ceremonia.
Cuando don Felipe ha tomado la palabra, ha comenzado hablando de las más de cuatro décadas que lleva poniéndose al frente de estos premios: "Para mí ha sido un grandísimo privilegio y todo un aprendizaje continuo, emocionante y gratificante". Ha sido un mensaje marcado por un halo de nostalgia en el que además ha mostrado sus sentimientos más íntimos. "Entenderán que les diga que veo con emoción de Rey y de padre que Leonor, como Presidenta de Honor de la Fundación que lleva su nombre, se encargue de hacerlo a partir de ahora, como acabamos de ver hace un instante", ha dicho.
Leonor de Borbón, que está recibiendo su formación militar en La Armada, ha despedido y convocado los galardones de 2025. Y aunque se trata de un paso de por sí muy revelador (sumado a los mensajes que dejan las intervenciones), ha sido segundos después cuando se han encadenado diferentes gestos que dejan claro que ha comenzado oficialmente una nueva era. Inicialmente, el Rey la ha mirado con una sonrisa y un gesto de aprobación y ya en el hall, esperando a salir del teatro, le ha dado a su hija mayor un gran abrazo que simboliza la felicidad por el trabajo hecho durante tanto tiempo y la ilusión por el futuro de la Princesa. En definitiva, podría decirse que ha sido el abrazo del relevo.
Se desconoce qué ocurrirá en los Premios Princesa de Asturias del próximo año y si se repetirá la historia de Felipe VI. Cabe recordar que el jefe del Estado, siendo todavía heredero, tomó las riendas de estos galardones en solitario al llegar a la mayoría de edad. Sus padres, Juan Carlos I y doña Sofía, en ese momento pasaron a ocupar un segundo plano. Y aunque siguieron participando en la ceremonia, comenzaron a hacerlo desde otra perspectiva, en la que la Reina se mantiene ya que para ella esta cita es muy importante y su compromiso es férreo.
Habrá que esperar doce meses para despejar todas las incógnitas, pero lo que queda claro es que Leonor es cada vez más protagonista en este acontecimiento que lleva su nombre y en el que se muestra más cercana que en cualquier otra cita institucional. Para ella estar en el Principado es estar en casa y siempre tiene presentes sus raíces, como ha dicho estos días: "Mi familia asturiana es muy asturianona, ya me entienden, y pude desde bien pequeñina conocer los bosques de oriente y dar paseos largos entre aquellos carbayos y castaños que ya forman parte de mi infancia. Nuestra bisabuela nos contaba a Sofía y a mí cómo era la Asturias en la que vivió y formó su familia. Disfrutamos mucho con sus historias de la radio de aquella época [... ] Las dos hemos sido muy felices aquí".