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Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova han vivido uno de los días más importantes de su vida, tras jurarse amor eterno rodeados de familiares y amigos este sábado en Madrid. Boda por todo lo alto que, según lo previsto, reunía entre sus invitados a miembros de la realeza y una nutrida representación de la aristocracia española.
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En las fotos oficiales difundidas por Casa Real, la novia y su familia han posado con Felipe VI en dos de ellas para tener un recuerdo imborrable de esta fecha. En una de estas imágenes, vemos a la novia junto al jefe del Estado, flanqueados ambos por los padres de Victoria, Cristina de Borbón-Dos Sicilias y Pedro López-Quesada. Junto a ellos también se encuentra el hijo menor del matrimonio, que se llama como su padre.
En la otra instantánea donde está el soberano, que es la más poblada de todas, ahí se encuentran también su madre, la reina Sofía, y sus hermanas, las infantas Elena y Cristina. Las tres están sentadas mirando a cámara, mientras que los novios ocupan ya el centro del encuadre frente al resto de sus familiares. En el resto de las fotografías, algunas en blanco y negro, Victoria López-Quesada y Enrique Moreno de la Cova pasean ya solos su amor de la manera más romántica.
Los invitados a la boda y el vestido de la novia con tiara
Entre los asistentes a la boda, se encontraban los duques de Calabria, Pedro de Borbón Dos Sicilias y su esposa Sofía Landaluce; los condes de Osorno, Carlos Fitz-James Stuart y Belén Corsini; también Teresa de Borbón-Dos Sicilias e Íñigo Moreno de Arteaga, así como Kubrat de Bulgaria y Carla Royo-Villanova con su hijo Mirko Sajonia-Coburgo Gotha. Poco a poco, todos ellos fueron llegando en sus respetivos vehículos hasta el lugar del enlace.
La ahijada de Felipe VI jamás olvidará este día, luciendo para la ocasión un espectacular look nupcial de estilo sobrio, clásico y atemporal creado por el maestro Lorenzo Caprile. El diseñador fue el mismo que elaboró, hace 30 años, el traje que llevó la madre de Victoria en su enlace con Pedro López-Quesada.
Tres décadas después, Victoria ha sido la gran protagonista y, además, ha usado también la tiara de botones de diamantes que lleva en la familia generaciones y que utilizó su progenitora el día de su boda. A todo ello se ha unido el velo de encaje antiguo que vistió también su abuela, la princesa Ana de Orleans, en su enlace con don Carlos de Borbón.
Se trata de una pieza en forma de triángulo, con flores bordadas y cargada de simbolismo que llevaron igualmente sus tías: Victoria -que dio el 'sí, quiero' al armador griego Markos Nomikos el 23 de septiembre de 2003- y María Paloma -que se casó con el archiduque Simeón de Habsburgo-Lorena el 13 de julio de 1996-.
La finca Soto Mozanaque, escenario del 'sí, quiero' y el banquete
Tanto la ceremonia como el convite han tenido lugar intramuros en la finca Soto Mozanaque, propiedad de Ioannes Osorio, ubicada en el término municipal de Algete. Un recinto histórico que data de 1731, cuando el duque Cristóbal de Moscoso inició la construcción de un palacio de recreo y comenzó a utilizarse, principalmente, como pabellón de caza.
Ya en 1818, su descendiente, el Marqués de Alcañices, construyó una capilla bendecida el 13 de junio de ese año, con autorización de Luis de Borbón, Arzobispo de Toledo y Primado de España. Es por tanto una de las primeras fincas para bodas de Madrid, ubicada a unos 20 minutos en coche del centro de la capital. Dispone de una casa que tiene varios salones, el principal con una capacidad para 220 invitados, además de un jardín de unos 10.000 m2 y un gran aparcamiento arbolado.
En cuanto al banquete, el catering Ciboulette -uno de los favoritos de la alta sociedad- y las flores de Aquilea (de las hermanas Barreiros Cotoner) son dos de los proveedores que suelen trabajar con Soto Mozanaque. En esta ocasión, para el que el que era uno de los grandes eventos sociales del año en nuestro país y que dio comienzo en torno a la siete de la tarde.
Al parecer, Victoria quiso que su boda se celebrara este 31 de agosto para que pudiera asistir su padrino, Felipe VI, cambiando incluso la fecha del enlace hace pocas semanas para que cuadrara con la agenda del monarca. También se contaba, como así ha sido, con una buena representación de la familia del Rey.
La novia es gran amiga de su prima Victoria de Marichalar, quien tampoco ha faltado a la cita y llegaba en coche a junto a su madre. Cabe recordar que Cristina de Borbón-Dos Sicilias es una de las grandes confidentes de la infanta Cristina; y su padre, Pedro López-Quesada, es padrino de Irene Urdangarin. Esta última ha hecho acto de presencia con su hermano Juan, quien conducía el vehículo que los transportaba.
Victoria, a las que sus más allegados llaman Vic, es aquella niña que con siete años formó parte del cortejo nupcial de Felipe VI y doña Letizia en la Catedral de la Almudena. Una jovencita que, entonces, acaparó las miradas después de que un travieso Felipe de Marichalar, su primo, le diera una pequeña patada mientras media España seguía por televisión la boda de los Reyes.
Ha pasado mucho tiempo de aquello y, a sus 27 años, la sobrina del duque de Calabria se dispone a compartir su vida con el hijo del ganadero Enrique Moreno de la Cova Maestre (también consejero de Endesa, del diario ABC Sevilla y miembro del Comité Olímpico Español) y la pintora Cristina Ybarra y Sainz de la Maza.
En cuanto a sus respectivos currículums, Victoria López-Quesada está graduada con honores en Administración y Dirección de Empresas, con especialidad en el sector deportivo y del entretenimiento. Entre sus últimos proyectos se encuentra el lanzamiento de Anansi África, con el que está ayudando a importar los productos artesanales realizados por las mujeres de Ghana. Por su parte, su ya flamante marido está volcado en el Grupo Bocanegra, dedicado a la gestión empresarial.