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La princesa Leonor sigue con paso firme su camino como heredera, en el que se enfrenta cada vez a más compromisos y “primeras veces” que sin duda suponen todo un reto. Superado con nota el primer año de formación militar en Zaragoza y los premios Princesa de Girona, se ha embarcado, en este verano tan intenso en su agenda, en su primer viaje oficial en solitario al extranjero. Una visita que si bien ha sido breve, apenas 8 horas, y cerca de casa, en el vecino Portugal, ha permitido a la Princesa desenvolverse por primera vez sola en un compromiso institucional de estas características. Y de nuevo con sobresaliente pues se ha hecho un hueco en el corazón de Portugal, que la ha recibido con inmenso cariño. Sigue una vez más las huellas de su padre, que con 15 años, en 1983, cruzó el Atlántico para asistir en Colombia a la conmemoración del 450 aniversario de la fundación de Cartagena de Indias.
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Don Felipe asiste desde la distancia a este debut de su hija, de la que se siente cada vez más orgulloso como reflejan sus miradas y sus palabras (en los recientes premios en Girona se dirigió a la infanta Sofía y a ella en su intervención). “Os vemos, vuestra madre y yo, cada día más responsables, más atentas e interesadas en lo que ocurre, en lo que hacemos como Institución y en cómo ayudar a hacerlo mejor, en cómo seguir mejorando en nuestro afán no solo de cumplir con los fines institucionales sino de implicarnos en la sociedad de tantas maneras”. Muestra del amor de un padre que ve cómo su hija asume con madurez y seguridad su papel, que volvió a desempeñar a la perfección arropada por el cariño con el que la acogió el país vecino.
La Princesa de Asturias estuvo acompañada en esta visita por el ministro de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, José Manuel Albares, un viaje que ha realizado por invitación expresa del presidente Marcelo Rebelo de Sousa, dada la buena relación y amistad que une a los países y que se reforzará aún más hoy. Tras ser despedida con honores en el Pabellón de Estado del aeropuerto de Barajas en torno a las 10.30 de la mañana (participaron personalidades políticas como Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad de Madrid, y José Luis Martínez Almeida, alcalde de la capital), llegó a una Lisboa, que la recibió con los brazos abiertos. El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, la saludó a pie de pista con un apretón de manos y dos cariñosos besos, y la encontró igual de sonriente que a su partida, cuando se la vio muy relajada, emocionada parecía por emprender esta nueva experiencia en su vida institucional.
La hija de los Reyes vestía un traje pantalón en tono rojo vibrante, combinado con zapatos con un ligero tacón. El viaje está enfocado en la protección del medio ambiente y la conservación de los océanos, dos temas que son de particular interés para ambos países, por lo que la visita al Oceanario, espectacular muestra de la riqueza que esconde el océano, forma parte del recorrido. Durante esta jornada, sin duda histórica, la Princesa ha estado acompañada en todo momento por su anfitrión, Marcelo Rebelo de Sousa, con quien el rey Felipe ha forjado una excelente relación a lo largo de los años.
Visita al monasterio de los Jerónimos, Patrimonio de la Humanidad
En torno a las 12 del mediodía (hora española pues en Portugal hay una hora menos) fue recibida en el aeropuerto militar Figo Maduro con un cordón de honor donde estaban, además del presidente de la República, el embajador de Portugal en España, João Mira Gomes; el embajador de España en Portugal, Juan Fernández Trigo; el jefe de protocolo de la República Portuguesa, Jorge Silva; y el Jefe del Aeropuerto militar, Abel Oliveira. Se trasladó entonces al monasterio de los Jerónimos en Belem, donde la esperaban la directora del Monasterio, Margarida Donas y el Prior de Santa María de Belém, José Manuel Dos Santos. En su recorrido atravesó algunas calles de la ciudad engalanadas con las banderas española y portuguesa para darle la bienvenida. Un cariño del país anfitrión, que está encantado de recibir esta primera y significativa visita de la Princesa heredera del país vecino, como ya manifestó el gobierno luso.
Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1983, el monasterio es una de las visitas imprescindibles en tierras lusas, uno de los ejemplos más destacados de arquitectura manuelina en Portugal, homenaje a la época de los descubrimientos que coronó al país como imperio colonial. Manuel I ordenó su construcción en el siglo XVI para conmemorar el regreso de Vasco de Gama de la India. Cuenta con una fachada de más de 300 metros de largo, una iglesia y un precioso claustro cuajado de motivos marítimos y de navegación, que reflejan el espíritu que animó su proyecto.
En su visita, la princesa Leonor recorrió esta joya artística, atendiendo a las explicaciones de sus acompañantes, lugar en el que están enterrados varios monarcas portugueses como Manuel I y su familia, Sebastián I, Catalina de Austria o Enrique I, además de personalidades como el escritor Fernando Pessoa, el navegante Vasco de Gama y el poeta portugués Luis de Camões. Precisamente en recuerdo y homenaje a esta figura de la literatura lusa del siglo XVI la Princesa depositó unas flores en su tumba, un honor que se reserva a los jefes de Estado y que es una consideración especial con la Princesa de Asturias. La visita concluyó con una firma en el libro de visitas del monasterio.
Unas palabras en portugués en su primer discurso en el extranjero
La siguiente parada fue el palacio de Belem, un recorrido que hizo escoltada por un escuadrón de caballería. La que fue finca de los Condes de Aveiras, comprada por Juan V en 1726, alberga ahora la residencia oficial del presidente de Portugal. Marcelo Rebelo de Sousa recibió a la Princesa, que llevaba en la mano unas tarjetas quizá con el discurso, sin duda muy significativo, que ha preparado para el almuerzo, el primero que pronuncia fuera de España. Le impuso el presidente la Gran Cruz de la Orden de Cristo, emblema de la histórica orden también llamada Orden de los Caballeros de Cristo. Esta cruz se convirtió en un símbolo que los portugueses utilizaban en las velas de las naves en la época de los descubrimientos, en la fuerza aérea portuguesa y en los buques de la marina. Está en la bandera de Madeira y es una de las más prestigiosas distinciones institucionales del país, que se concede para reconocer los servicios prestados al país por altos cargos y funcionarios (el rey Felipe la tiene desde 1988, fecha de su primera visita a Portugal). Después de firmar en el libro de honor, donde dejó unas cariñosas palabras, se celebró el almuerzo ofrecido por el presidente de la República. Un símbolo de los lazos que unen a España y Portugal fue el brindis que protagonizaron el político y la Princesa, que se ha hecho ya el mismo hueco que su padre en el corazón del político, no hay más que ver el calor con el que la ha recibido.
De Sousa manifestó el honor que siente de recibir a la Princesa en este primer viaje, que es “simbólico y un paso importante en su futuro”. Transmitió su cariño a la familia de la Princesa, a sus bisabuelos, abuelos y a sus padres, a quienes tanto aprecia. “Amiga y más que amiga, hermana” dijo Rebelo de Sousa con cariño antes de brindar con la Princesa. Entre aplausos tomaba la palabra ella, un tanto nerviosa, para dar las gracias por la acogida con la que la ha recibido Portugal. Recordó que este país fue el primer destino de sus padres como Reyes hace 10 años y que siempre que visitan estas tierras se sienten en casa. “Así me siento yo hoy” dijo. Reconoció la importancia de las relaciones que tan estrechamente unen a ambos países e incluyó unas palabras en portugués. "Quero fazer um brinde a estas magníficas relações, a Vossa Excelência, querido Presidente Rebelo de Sousa, e ao querido povo português, que tanto estimo. Saúde" (Quiero hacer un brindis por estas magníficas relaciones, por vuestra excelencia, querido presidente Rebelo de Sousa, y por el querido pueblo portugués. Salud) dijo la Princesa.
Última parada en el Oceanario de Lisboa
Tras el almuerzo la última parada ha sido el Oceanario de Lisboa. En el marco del espíritu que anima este viaje de la defensa de los océanos y la protección del medio ambiente, esta visita era obligada. Es el mayor acuario de interior de toda Europa, construido por el arquitecto Peter Chermayeff dentro del marco de la Expo 98, que cuenta con 16.000 ejemplares de más de 450 especies marinas repartidas en diferentes espacios. La princesa de Asturias ha recorrido las estancias junto a la bióloga y educadora marina, Irene Baron, el presidente de la Fundación Océano Azul, Tiago Pitta e Cunha y su anfitrión durante la jornada de hoy, el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa. Leonor ha podido observar a los pingüinos que viven en el Oceanario, que cuenta con más de 8.000 animales y 500 especies de plantas diferentes.
Leonor ha visitado la gran atracción principal que es el gran tanque central, considerado en 3 ocasiones como "El Mejor Acuario del Mundo" donde conviven más de 70 especies de cuatro océanos diferentes. Tras disfrutar de toda las instalaciones, la Princesa ha formado parte de una reunión y mesa redonda sobre Defensa del Océano, Expediciones científicas y Políticas oceánicas y Economía con jóvenes científicos. Después de la foto de familia a la que se han unido el presidente de la República, el coordinador científico del Oceanario, Emanuel Gonçalves, y el consejero Delegado del Oceanario, Roque da Cunha, la hija de los Reyes ha regresado a España.
La conexión de la Familia Real con Portugal
La sintonía del Rey y el presidente de la República trasciende lo puramente institucional. En 2016 el Rey viajó a Portugal en una visita de Estado para la toma de posesión del presidente luso, que sucedió en el cargo a Anibal Cavaço Silva, y entonces pronunció un discurso ante el parlamento del país, un honor que no suele concederse a mandatarios extranjeros. Su padre, el rey Juan Carlos, también obtuvo esta deferencia el 16 de mayo de 1989, convirtiéndose en aquella ocasión en el primer mandatario extranjero que en 80 años pronunciaba unas palabras ante la cámara legislativa de Portugal. La primera visita de De Sousa tras asumir el cargo fue el Vaticano y luego fue recibido en Madrid por el rey Felipe. En sus encuentros se ha visto la buena sintonía que tienen y es que la Familia Real guarda un especial cariño al país. Hay que recordar que don Juan de Borbón, conde de Barcelona y abuelo de Felipe VI, se instaló en Estoril, en Villa Giralda, entre 1948 y 1989, una etapa que precisamente don Felipe recordó con nostalgia en aquel primer discurso en 2016.
Este viaje se une a esas primeras veces que ha protagonizado ya la Princesa. El 31 de octubre de 2018, con trece años, pronunció sus primeras palabras en público leyendo el artículo 1 de la Constitución Española, donde se establece que "la forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria". Su primer acto oficial en solitario fue el 24 de marzo de 2021, cuando la Princesa presidió el acto de conmemoración del 30 aniversario del Instituto Cervantes en su sede de Madrid. Otros momentos que ya forman parte de la historia son la jura de la Constitución el pasado 31 de octubre de 2023, donde pidió a los españoles que "confiasen" en ella.