Se cumplen 20 años de dos grandes acontecimientos históricos para la realeza mundial: la boda de los reyes Felipe y Letizia y la de Federico y Mary de Dinamarca. Con ocho días de diferencia, en mayo de 2004, dos herederos al trono se casaron con dos mujeres con exitosas carreras profesionales, que no tenían sangre azul y que eran de la misma edad. La realeza mundial se movilizó para viajar primero a Copenhague y después a Madrid para ser testigos de los enlaces de los que entonces eran futuros Reyes. No solo acudieron a las ceremonias religiosas, sino que participaron en las prebodas y las celebraciones previas. En una semana, los royals vivieron una semana frenética de festejos como no se recuerdan. Recorrieron Europa para ser testigos de la Historia y ver convertidos a los príncipes del momento en dos hombres casados, dando así el primer paso para la continuidad dinástica.
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Federico y Mary de Dinamarca contrajeron matrimonio el 14 de mayo de 2004 en la catedral de Copenhague. Fue el culmen a su historia de amor que comenzó unos años antes, en 2000, durante los Juegos Olímpicos de Sídney, ciudad en la que Mary trabajaba como directora de cuentas en la agencia de publicidad Young & Rubicam. Se vieron por primera vez en un bar donde se organizaba una fiesta, a la que acudieron otros miembros de la realeza, y surgió la chispa.
La reina Margarita tiró la casa por la ventana para enmarcar la boda de su primogénito y sucesor y desde nueve días antes, toda Dinamarca vibró con la Familia Real y con su nueva princesaque había venido de las antípodas, pero que pronto alcanzó una gran popularidad. Federico colgaba así su título de soltero de oro tras diez años de relaciones frustradas y novias que no tenían la aprobación real. Hubo una serie de actos como recepciones, cenas, regatas y galas, aunque fue en las vísperas del gran día cuando los miembros del Gotha fueron llegando a la capital danesa.
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Antes del día histórico, los novios ofrecieron una cena y una fiesta en Amalienborg a la que no faltaron representantes de las monarquías escandinavas, con lazos familiares y vínculos de amistad muy fuertes y arraigados. Haakon y Mette- Marit de Noruega, la princesa Marta Luisa con su entonces marido, el recordado Ari Behn; Victoria, Magdalena y Carlos Felipe de Suecia, así como Pablo y Marie-Chantal de Grecia, la princesa Alexia y su esposo, Carlos Morales, primos del novio acudieron a una fiesta para los amigos y los royals más jóvenes. El martes 11 de mayo los novios acudieron al Parlamento para una recepción en la que no faltaron algunos de los príncipes helenos. Los días posteriores tocó visita al Ayuntamiento de la capital hasta que el jueves 13 de mayo tuvo lugar una preboda de cuento en la que esta vez sí, reyes, príncipes y princesas derrocharon glamour.
El Teatro Real de Copenhague se convirtió en una pasarela de royals como no se recuerda horas antes de que el heredero danés se casara. Supuso, además, la presentación de la reina Letizia ante la realeza, del brazo de su entonces prometido, un flamante príncipe de Asturias. La hoy Reina debutó con un elegantísimo conjunto de Lorenzo Caprile formado por un corpiño en brocado, de corte barco, que dejaba al aire los hombros, y una falda en raso de seda natural en color rojo. También acudieron la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin.
Además de la Familia Real sueca se encontraban Carolina de Mónaco, quien se decantó por un vestido gris plata y guantes, con su marido Ernesto de Hannover. La Casa Real noruega estuvo representada por la reina Sonia y los príncipes Haakon y Mette-Marit, la princesa Marta Luisa y Ari Behn. Por parte de Bélgica se encontraban los entonces herederos al trono Felipe y Matilde, así como la princesa Astrid, con su esposo, el archiduque Lorenz de Austria-Este: el príncipe Laurent, con su esposa Claire. Al completo la Familia Real griega. El príncipe Eduardo de Inglaterra y su esposa Sophie fueron los representantes de Reino Unido, mientras que los grandes duques Enrique y María Teresa encabezaron la delegación de Luxemburgo. Farah Pahlavi, viuda del Sha de Irán; Francesca Thyssen-Bornemisza, princesa de Habsburgo; con un llamativo conjunto, el príncipe Kardam de Bulgaria, con Miriam Ungria o Víctor Manuel de Saboya, con su esposa Marina Doria.
El día D, la jornada en que Dinamarca veía casarse a su hoy Rey, fue el 14 de mayo de 2004 cuando se celebró la boda en la Catedral de Nuestra Señora de Copenhague. Mary apareció radiante con un vestido nácar hecho de paneles largos. El diseñador Uffe Frank usó 24 metros de tela. El look se completaba con un velo de encaje irlandés que coronó con una tiara regalo de la reina Margarita y del príncipe Henrik y unos pendientes de oro blanco con diamantes y perlas de los Mares del Sur.
La gran boda real escandinava del 2004 juntó al Gotha por completo. Además de la Familia Real danesa, los reyes Constantino y Ana María de Grecia, junto con sus hijos y sus parejas, el Aga Khan, la Familia real belga, los duques de Calabria, Carolina y Ernesto de Hannover, el entonces heredero al trono de Japón, Beatriz de Holanda, Guillermo y Máxima de Países Bajos, el príncipe Eduardo y su esposa Sophie y representantes de la Familia Real de Yugoslavia, además de la reina Sofía, la infanta Cristina, Iñaki Urdangarin, la infanta Elena, Jaime de Marichalar y los próximos novios reales del año: don Felipe y doña Letizia presenciaron la unión de Federico X.
La otra protagonista del enlace de Federico y Mary de Dinamarca
Con permiso de la novia, la reina Letizia fue la otra gran protagonista de este enlace. Lució imponente, con un espectacular vestido rojo de Lorenzo Caprile en crepé satín y tul en seda natural, con unos drapeados en escote y espalda. Como colofón, un aderezo de brillantes y rubíes art decó cedidos por la reina Sofía y un recogido con ondas. El estilismo con el que entró por la puerta grande en la realeza europea como novia en capilla ya forma parte del imaginario popular. Durante la ceremonia, don Felipe y su prometida derrocharon complicidad, y doña Letizia pudo conocer de tú a tú a los royals con los que una semana después iba a coincidir en su propio enlace.
Casi sin tiempo para deshacer una maleta y hacer otra, jefes de Estado y royals fueron llegando unos días después a Madrid para otro enlace histórico: el de don Felipe con Letizia Ortiz. Los reyes Juan Carlos y Sofía ofrecieron una cena de gala a modo de preboda, que se celebró el viernes 21 de mayo en el Palacio de El Pardo. Fueron las últimas horas de solteros de don Felipe y doña Letizia, quien eligió de nuevo un vestido de Lorenzo Caprile en shantung de seda color platino y encaje de Chantilly así como la gargantilla y pendientes en platino con zafiros, perlas y brillantes que sus suegros le regalaron el día de su petición de mano y que perteneció a la condesa de Barcelona. A principios de 2024, la reina Letizia recuperó estas joyas en la recepción al Cuerpo Diplomático acreditado en España.
En total fueron 350 los invitados a esta velada en la que la lluvia hizo acto de presencia. La Familia real española y los propios novios venían de la boda real danesa y casi sin tiempo para recuperarse recibían a representantes de Europa y del mundo entero que serían testigos del culmen de su amor. Las infantas Elena y Cristina, la Familia Real búlgara, los grandes duques de Luxemburgo, la espectacular Carolina de Mónaco, con un modelo de Chanel de torera blanca con volantes rasgados y falda negra con lazada rosa, junto a Ernesto de Hannover y su hermano el príncipe Alberto, los reyes Alberto y Paola de los belgas con los entonces príncipes herederos Felipe y Matilde, y el resto de miembros de la Familia Real belga, que ponían de manifiesto el amor por nuestro país que sembró la reina Fabiola durante décadas.
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Beatriz, Guillermo y Máxima de Países Bajos, Carlos de Inglaterra, Naruhito de Japón, Margarita de Dinamarca, exultante tras casar a su heredero, la Familia Real sueca con los reyes Carlos Felipe y Silvia a la cabeza, Harald y Sonia de Noruega con sus hijos, Constantino y Ana María de Grecia con su familia, Farah Pahlavi, los Saboya, Noor y Rania de Jordania, Mulay Rachid de Marruecos, la gran duquesa de Rusia, la familia del infante don Carlos, la familia Borbón en pleno y los Ortiz Rocasolano, con quienes doña Letizia tuvo los saludos más cariñosos, no faltaron a la cita. Ese mismo día, la hasta entonces periodista fue distinguida por el Consejo de Ministros con la gran cruz de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III.
Finalizado el besamanos, el patio de los Austrias reunió a los novios, a sus padres y a sus invitados con un cóctel al que le siguió una cena en el patio de los Borbones. Un marco incomparable donde unos meses antes se presentaron al mundo como prometidos en su pedida de mano. En total, trece monarquías reinantes y 19 que no lo son, estuvieron representadas en esta cena de gala.
El 22 de mayo de 2004, solo una semana después de la gran boda danesa, Madrid se convirtió en la capital mundial de la realeza con motivo del histórico enlace del príncipe de Asturias, quien tuvo a su madre como madrina. Bajo una lluvia torrencial, que obligó a doña Letizia a acudir a la Catedral de la Almudena en coche, la novia del año llegó del brazo de su padre y padrino, Jesús Ortiz, con un vestido de Manuel Pertegaz, digno de reina. Confeccionado en faya de seda natural tramada con hilos de plata fina, la parte superior del traje estaba ceñida al cuerpo y las mangas y tenía una cola de 4,5 metros. El escote en pico y cuello corola bordado en hilo de plata y oro con la flor de lis, espigas de trigo, tréboles y madroños. En la cabeza, la tiara que la reina Sofía lució en su boda.
Enlace real en Madrid ante 1.500 invitados
Reyes y Reinas, príncipes y princesas de 38 Casas Reales, jefes de Estado, presidentes de Gobierno, primeros ministros, los más altos representantes de nuestro país, figuras del deporte, la economía, el periodismo… hasta 1.500 invitados acudieron al enlace y vieron como doña Letizia se convertía en princesa de Asturias.
De la Catedral de La Almudena, los recién casados fueron a la basílica de Nuestra Señora de Atocha para entregarle el ramo de la novia, cumpliendo así una antigua tradición de la Familia Real española. Después pusieron rumbo al Palacio Real para el banquete nupcial. Desde el balcón salieron a saludar a las decenas de madrileños y visitantes que esperaban el beso del nuevo matrimonio.
Con la boda de los reyes Felipe y Letizia se puso fin a una semana como no se recuerda de grandes festejos en las Casas Reales. Tras estos enlaces, ha habido bodas reales dentro de las monarquías en periodos de tiempo relativamente cortos. Sin embargo, no se han vuelto a celebrar uniones matrimoniales con tan solo unos días de diferencia y con tal magnitud y trascendencia histórica. Así, el príncipe Harry y Meghan Markle se casaron el 19 de mayo de 2018 en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor y cinco meses después, el 12 de octubre de ese año, y en el mismo escenario lo hacían Eugenia de York y Jack Brooksbank. Más recientemente, la princesa Imán de Jordania se casaba en marzo de 2023 con Jameel Alexander Thermiotis y tres meses después lo hacía su hermano y heredero al trono Hussein con Rajwa al Saif.
Haz click para ver el especial sobre Mary de Dinamarca, la primera reina consorte del páis que ha nacido fuera de Europa y también la primera en el trono danés con una carrera universitaria. Princesa desde 2004, tras su boda con el heredero, Federico, lleva más de 20 años preparándose para el papel que ahora desempeña. ¡No te lo pierdas!