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Ya lo dijo hace una semana cuando recibió el alta: “Estoy como nueva”. La reina Sofía se ha recuperado por completo de la infección en el tracto urinario que la llevó a permanecer cuatro días ingresada en la Clínica Ruber Internacional y próximamente realizará su primer acto oficial que la llevará a Polonia, síntoma de que a sus 85 años, y a pesar de este susto, sigue con la energía y el entusiasmo de siempre.
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La madre del rey Felipe estará entre el martes, 23 de abril, y el jueves, 25 de abril en la ciudad polaca de Cracovia donde participará en la inauguración del 36 th Global Conference of Alzheimer’s Disease International-ADI. Este evento servirá para compartir los avances clave en la investigación de esta enfermedad y la demencia para la que en la actualidad no hay cura y que afecta a más de 800.000 españoles y al menos a 44 millones de personas en todo el mundo.
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A través de su fundación, doña Sofía ha desarrollado el Proyecto Alzheimer, que ya cuenta con un centro específico, varias campañas de concienciación y pone en contacto a familiares con asociaciones de afectados. Hace dos años, en el verano de 2022, la reina Sofía se reencontró con Silvia de Suecia, muy concienciada con la enfermedad desde que su madre murió víctima del deterioro cognitivo, en Salamanca donde tuvo lugar el congreso Global Summit Neuro 2020/2022 donde tuvieron un encuentro con la tuna y cenaron en un restaurante especializado en comida tradicional.
Este viaje a Polonia es, como decíamos, la primera actividad oficial desde que tuvo que ser ingresada. La reina Sofía tiene una excelente salud, gracias a unos buenos hábitos alimenticios que incluyen comidas sencillas a base de verduras, hortalizas frescas, cereales, quesos y fruta. No bebe casi alcohol, aunque le gusta el vino tinto y le encanta el chocolate. Salvo esta ocasión, la última vez que visitó un centro sanitario fue el 30 de enero de 1968 para dar a luz a su hijo. Durante el tiempo que duró su hospitalización recibió las visitas de los reyes Felipe y Letizia, así como de su hija, la infanta Elena y de su querida hermana, la princesa Irene de Grecia. Desde un primer momento su evolución fue muy rápida, pero permaneció en observación.
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