La historia de las monarquías se teje en buena parte a través de sus reliquias, símbolos que unen pasado y presente y que, a lo largo de los siglos y pesar de la modernización, permanecen como recordatorio de ese bagaje sobre el que reposa la institución. Uno de esos hilos conductores de la historia de los Borbones, en este caso, es la pila bautismal de Santo Domingo de Guzmán, la misma en la que fue bautizado desde Felipe IV a la princesa Leonor. Bien custodiada desde hace 400 años por las monjas dominicas del Monasterio de Santo Domingo del Real en Madrid, ahora ha tenido que cambiar de ubicación.
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La fusión de este monasterio, situado en la madrileña calle de Claudio Coello, con el de Santo Domingo del Real de Segovia, ha provocado el cierre de este templo tras 805 años de historia y el traslado de esta reliquia románica a un nuevo destino. La Real Basílica de Nuestras Señora de Atocha, también en la capital de España, ya ha inaugurado la nueva capilla que custodiará a partir de ahora la histórica pila, acostumbrada, no obstante, al moverse de sitio, ya que para cada bautismo real debe viajar al palacio donde tenga lugar la ceremonia.
Historia de las pilas bautismales de la familia real española
Tampoco ha estado en el monasterio madrileño desde siempre ya que, en primer lugar, se guardó en la iglesia de Caleruega (Burgos) hasta el siglo XVI cuando se trasladó al convento de los dominicos de San Pablo de Valladolid para el bautizo del hijo de Felipe III, el primer heredero al trono en estrenarla. Se trata de una pieza románica de piedra blanca sin bruñir guarnecida en plata del siglo XII con adornos dorados, algunos de oro, que ostentan las armas reales y escudos de la Orden. La joya lleva el nombre de Santo Domingo de Guzmán ya que en ella recibió las aguas bautismales en la parroquia burgalesa en 1170. Cuando fue canonizado en 1234 por el papa Gregorio IX comenzó a venerarse como reliquia.
Después del bautismo del hijo de Felipe III, la pila se llevó a Madrid, al Monasterio de Santo Domingo del Real, donde ha estado hasta ahora. Casi todos los príncipes de Asturias e infantes de España utilizaron esta reliquia santa como Carlos II, Luis I, Fernando VI, Carlos III, Fernando VII, Isabel II y Alfonso XII. Un bautizo insólito fue el del rey Alfonso XIII, que recibió este sacramento siendo ya Rey de España. En el último siglo la excepción fue el rey Juan Carlos que al nacer en el exilio en Roma no pudo recibir en ella las aguas bautismales, como sí lo hicieron sus hijos y las hijas de Felipe VI, la princesa Leonor y la infanta Sofía. En 1927, por privilegio especial, la pila se trasladó a la capilla del Palacio Real para bautizar a la recordada duquesa de Alba, que fue apadrinada por Alfonso XIII y su esposa Victoria Eugenia.
La nueva 'sede' de la histórica pila bautismal tiene una estrecha conexión con los Borbones. Allí fue donde se dieron el 'sí, quiero' Alfonso XII y su segunda esposa, María de las Mercedes de Orleans. Además, Felipe IV, precisamente el primero en ser bautizado en la pila de de Santo Domingo de Guzmán, declaró a Nuestra Señora de Atocha protectora de la familia real, por lo que los reyes y príncipes mantienen la tradición de presentar ante la Virgen a sus hijos. Así lo hicieron don Felipe y doña Letizia, y también don Juan Carlos y doña Sofía.
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