Es una heredera con los pies en el suelo. Aunque haya crecido siendo consciente de cuál es su importante papel -y con la responsabilidad que ello conlleva-, la princesa Leonor no vive ajena a la realidad. Aunque ha estado muy protegida, sus padres, don Felipe y doña Letizia, han querido mostrarle lo que hay más allá de la ‘corte’.
Ha crecido en una familia en la que se habla de todo —de la última película a lo caro que está el aceite— y tiene muy presente el mundo actual. La Reina ha descubierto a sus hijas la calle, los problemas de los ciudadanos, la tragedia de una enfermedad... Es otra parte de la educación de la que casi no hemos sido testigos, pero que ha llevado a Leonor a sentirse cómoda en cualquier situación. La princesa vive en un universo lleno de realidades y ha sido educada, en sus propias palabras, en estos valores: “Respeto a los demás, esfuerzo, excelencia, búsqueda del conocimiento, templanza, disciplina, constancia. También, capacidad para percibir la realidad y vivir con el entusiasmo propio de mi edad”.
Es, al fin y al cabo, una joven de su tiempo, pero, al mismo tiempo, sabe muy bien cuáles son los límites , que están muy definidos. A la hora de hacer amigos, tiene un ojo increíble, al igual que su padre. Ve por qué se le acerca la gente; y el valor de la confianza y la lealtad lo lleva escrito a fuego.
Tiene su propia pandilla —y una mejor amiga a la que conoce desde pequeña— y, cuando está en Madrid, siempre busca la manera de hacer planes juntos. Son sus fieles escuderos. Una lista de jóvenes anónimos que amplió en Gales y ha ido a más en la academia, tal y como pudimos ver, el pasado mes de diciembre, en el reportaje que ¡HOLA! publicó en exclusiva.
Leonor tiene un nuevo grupo ‘militar’, con el que protagoniza algunas escapadas cuando tiene tiempo libre. Con ellos, disfruta de su libertad, sale de tapas, se toma un refresco -no bebe alcohol-, come hamburguesas... Y se muestra risueña, alegre e, incluso, ‘charlatana’: es una más.