Él es el jefe del Estado y ella su heredera. Pero, más allá del plano institucional, Felipe VI y la princesa Leonor son padre e hija.
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Su complicidad y su vínculo es visible. Comparten un destino y el Rey es un padrazo que se muere por sus niñas. Como él mismo confesaba los primeros años, tras haber cumplido el sueño de crear una familia: “Salta a la vista: soy un hombre feliz. ¿Cómo no voy a serlo teniendo a Letizia y a mis niñas?”.
Él y Leonor forman el mejor equipo. Tienen una relación extraordinaria de cariño, respeto y admiración. De pequeña, era la Reina quien estaba encima indicando el fallo. Ahora, es Felipe VI el que lleva la batuta y no la pierde de vista, aunque confía en ella “plenamente” y está muy orgulloso de “su sentido del deber, de su entrega y de la ilusión con la que afronta su futuro”.
“Tiene madera”
Su mirada lo delata. El Rey es un padre que no puede ocultar el orgullo que siente hacia su primogénita, y, cuando habla de ella, usa dos palabras: “tiene madera”. A lo largo de estos años, don Felipe y doña Letizia —incluso un poquito asombrados—comentaban a sus allegados que era tan responsable como si supiera dónde iba a nacer.
Los Reyes han sentado, todo este tiempo, unos cimientos de vida sólidos para sus hijas. Han llenado su mundo de amor y valores, dando ejemplo de rectitud, humildad, responsabilidad, exigencia y ejemplaridad.
Leonor y Sofía son las ‘reinas’ de la casa. Las ‘debilidades’ de un Soberano que ha demostrado que su labor como monarca no está reñida con su mejor papel, el de padre. Aunque las pequeñas han crecido y han abandonado el ‘nido’… La Princesa, siguiendo sus pasos en la Academia Militar de Zaragoza; y la infanta, completando -como anteriormente lo hizo su hermana- sus estudios en Gales.
Don Felipe siempre ha tratado de disfrutar el máximo tiempo posible a su lado. Es un padre atento, cariñoso, que siempre está pendiente de ellas. Las sorprende con sus historias, esas que nunca nadie ha escuchado, contesta a todas las preguntas, y habla con ellas de todos los temas.
Para la princesa de Asturias, él es su mejor ejemplo, su modelo a seguir y su referente. Sobre todo, ahora que acaba de despedir un gran año, lleno de importantes momentos como la jura de la Carta Magna ante las Cortes Generales, el 31 de octubre, día de su 18 cumpleaños. Entonces dio el paso decisivo en su camino al trono. Un camino en el que cuenta, sin duda, con un ‘guía’ de excepción.