Desde que pronunció su primer discurso en público hace exactamente un lustro, en el Instituto Cervantes de Madrid cuando todavía era una niña, Leonor de Borbón se ha visto en numerosas situaciones de esa misma índole y en diferentes escenarios (sobre todo si hablamos de los Premios Princesa de Asturias). Sin embargo, este día en el que celebra su 18 cumpleaños, todo es muy diferente al resto y su mensaje era, sin duda, el más importante de los que hubiera transmitido hasta ahora.
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En el Palacio Real, ante una audiencia impaciente por escuchar a la primogénita de los Reyes, la homenajeada compartía unas palabras cargadas de sentimiento y significado. Una intervención tan aplaudida como emocionante que ha protagonizado tras recibir, de manos de su padre, el Collar de la Real y Distinguida Orden Española de Carlos III. Este ha sido el discurso solemne de la heredera al trono:
Quiero agradecer al Sr. Presidente del Gobierno y a las Sras. y Sres. ministros que me hayan ofrecido el collar de la Orden de Carlos III, una distinción tan vinculada al servicio del Estado y a nuestra monarquía parlamentaria. Desde hoy incorporo su valioso lema -virtud y mérito- a mi condición de Princesa de Asturias y heredera de la Corona.
Gracias también, Sra. Presidenta del Congreso de los Diputados y Sr. Presidente del Senado, por concederme las medallas de las cámaras que me unen, desde este día tan trascendente, a las instituciones que representan al pueblo español, titular de la soberanía nacional.
Majestades, autoridades.
Al cumplir hoy 18 años, y alcanzar la mayoría de edad, he prestado el juramento previsto en nuestra Constitución. He jurado desempeñar fielmente mis funciones, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes, respetar los derechos de los ciudadanos y de las comunidades autónomas, así como fidelidad al Rey.
Me he comprometido solemne, formal y públicamente con nuestros principios democráticos y con nuestros valores constitucionales, que asumo plenamente. Y he contraído una gran responsabilidad con España ante las Cortes Generales, que espero corresponder con la mayor dignidad y con el mejor ejemplo.
He prestado, además, juramento de fidelidad al Rey. No sólo a su persona, sino también a lo que la Corona simboliza y representa: la unidad y permanencia de España. Recuerdo muy bien lo que mi padre, el Rey, me dijo cuando me impuso el Toisón de Oro: "Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola, servirás a España con
humildad y consciente de tu posición institucional". Son palabras que en todo momento tendré muy presentes.
Con ese espíritu y con gran sentido del deber:
• Conduciré mis actos en todos los ámbitos de mi vida atendiendo siempre a los intereses
generales de nuestra Nación;
• Observaré un comportamiento que merezca el reconocimiento y el aprecio de los ciudadanos;
• Y cumpliré con mis obligaciones con total dedicación y una entrega sin condiciones, procurando siempre crecer como persona junto al cariño y apoyo de mi familia.
Me debo desde hoy a todos los españoles, a quienes serviré en todo momento con respeto y lealtad. No hay mayor orgullo. En este día tan importante -que voy a recordar siempre con emoción- les pido que confíen en mí, como yo tengo puesta toda mi confianza en nuestro futuro, en el futuro de España.
Muchas gracias.