La princesa Leonor vivirá en unas horas, una de las ceremonias más trascendentes de toda su vida como militar: la jura de bandera que tendrá lugar este sábado a mediodía en la Academia General Militar de Zaragoza en la que ingresó el pasado 17 de agosto para dar comienzo a su formación castrense. A sus 17 años, se va a convertir en la tercera Borbón que besa la enseña nacional en este escenario tras don Juan Carlos y don Felipe. La heredera al trono junto con sus 560 compañeros de primer curso jurará o prometerá defender a España aún a costa de la propia vida y ante la presencia de sus padres, en un acto que a grandes rasgos será muy parecido al que al que vivieron su padre y su abuelo, aunque con algunas diferencias.
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El rey Juan Carlos, junto con sus compañeros cadetes de la IV promoción realizó su jura en el patio de la Academia General Militar de Zaragoza el 15 de diciembre de 1955. Tal y como hizo su hijo y hará su nieta efectuó su juramento sobre la enseña nacional de 1886 que la reina María Cristina de Habsburgo, viuda de Alfonso XII mandó confeccionar y que desde entonces han besado más de 29.000 oficiales.
El entonces príncipe Juan Carlos fue el gran protagonista del acto en el que estuvieron invitados familiares del resto de cadetes y público. Tras besar la bandera fueron muchas las personas que se le acercaron para pedirle un autógrafo. Al igual que hará su nieta, el también participó en esta solemne con 17 años y a punto de cumplir la mayoría de edad (nació el 5 de enero de 1938). El después Rey estuvo arropado por su hermano, el infante Alfonso, quien tenía 14 años. Los cadetes de la IV promoción de la Academia de Zaragoza festejaron su hito por todo lo alto con un almuerzo en el que hubo sopa, un menú perfecto para las frías temperaturas del mes de diciembre en la capital aragonesa.
Tuvieron que pasar tres décadas para que otro Príncipe prestara juramento a la bandera en Zaragoza. El 11 de octubre de 1985 don Felipe, quien también tenía 17 años vistió el uniforme de la primera época de la Academia y se comprometió a defender a España aún a costa de la propia vida. No lo hizo junto al resto de cadetes de la XLIV promoción, sino que besó la insignia en solitario y no junto al resto de cadetes. Su hija sí rendirá homenaje junto con los 560 alumnos de primer curso.
Del paso del rey Felipe y de su padre por la Academia de Zaragoza se conservan parte de las habitaciones que ocuparon mientras fueron alumnos. En el caso del entonces príncipe de España, don Juan Carlos, se mantiene una pequeña y sobria estancia perfectamente conservada en la tercera planta del ala sur del actual edificio histórico.