Ha sido, durante mucho tiempo, una cita ineludible para ella; y este año tampoco iba a ser una excepción. La infanta Cristina ha vuelto a nuestro país para asistir a una de sus competiciones favoritas, el Torneo Conde de Godó , en Barcelona.
Doña Cristina se propuso pasar ‘desapercibida’ y disfrutar, con máxima discreción, de los partidos. Como una espectadora más. Y, en efecto, lo consiguió.
Ataviada con un sombrero blanco y unas gafas de sol oscuras que ocultaban su mirada, se sentó en las gradas del Real Club de Tenis de la Ciudad Condal, donde Carlos Alcaraz, actual número dos del tenis mundial, se proclamó ganador el pasado fin de semana.
La Infanta regresaba, así, a España, en lo que no sólo resultó ser una visita más, sino una cargada de significado.
Un torneo con ‘historia’
Al igual que sus hermanos y su padre, doña Cristina es una apasionada deportista y lleva en su ADN el espíritu olímpico. En 1988, fue la encargada de portar la bandera en los Juegos Olímpicos de Seúl; y marcó un precedente al formar parte del equipo de vela español como reserva del 470. Un acontecimiento que aún recuerda, a día de hoy, con “un orgullo indescriptible”. “Lo mantengo en la retina de mis ojos”, reconocería hace casi un año, al recibir un homenaje del COE por su papel en aquellas olimpiadas.
Fue también el deporte lo que la llevó a conocer al amor de su vida, Iñaki Urdangarin -entonces un exitoso jugador de balonmano-, en el verano de 1996 durante los Juegos Olímpicos de Atlanta.
Tras su boda, el tres de octubre de 1997 en Barcelona, el matrimonio se estableció en Barcelona, e hizo del barrio de Pedralbes, su hogar. Eran otros tiempos, y entre los múltiples actos a los que solía acudir la pareja se encontraba el Torneo Conde de Godó.
Los Duques de Palma eran dos habituales en las gradas, y doña Cristina incluso llegó a presidir en varias ocasiones esta importante competición. Pero el Caso Nóos lo cambió todo.
En 2012, ni la Infanta ni Iñaki acudieron a la cita. Comenzaban los años difíciles: el juicio público, la caída en desgracia, la cárcel, el vacío…
Una Infanta apasionada del país al que no volverá
Este paso por Barcelona esconde una nueva realidad, y es que la Infanta suele visitar, con más frecuencia, nuestro país. Aunque doña Cristina suele viajar a la ciudad catalana porque allí se encuentra una sede de su trabajo en La Caixa, lo cierto es que también suele volar mucho a Madrid. Sobre todo, este último año.
Su familia ha sido un pilar muy importante, y en cuanto tiene oportunidad no duda en ‘escaparse’ a la capital para reunirse con su madre, la reina Sofía; su tía, la princesa Irene de Grecia; su hermana, Elena; y sus amigos de siempre, que están encantados y felices de ‘haberla recuperado’. Porque, tras la pesadilla vivida tras la publicación de las imágenes de Iñaki junto a Ainhoa Armentia, la Infanta ha recuperado la sonrisa. Es una mujer nueva y enfocada en el presente.