Madrid volvió a vestirse de gala para celebrar el Día de la Hispanidad en una mañana de sol y con miles de personas de nuevo en la calle con las banderas en alto. Después de dos largos años, la Fiesta Nacional ganó todo el terreno a la pandemia con un desfile que contó con casi el doble de soldados que en la edición anterior y una recepción de récord en el Palacio Real.
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Eran casi las once de la mañana cuando los Reyes y la infanta Sofía , seguidos por el escuadrón de Escolta Real, llegaban a la plaza de Lima. Don Felipe y doña Letizia, a bordo de uno de los Rolls-Royce de Patrimonio Nacional —el mismo que usaron en el día de su boda y en la fecha de la proclamación de Felipe VI—, y su hija, sola, detrás, en un segundo coche, preparada para volver a ser el centro de atención en ausencia de la princesa Leonor , quien se perdió el desfile por segundo año consecutivo. La heredera al trono no podía faltar a clases con las primeras vacaciones escolares a la vuelta de la esquina. El día 22 empiezan las primeras vacaciones del año, y la hija de los Reyes regresará a España para disfrutar de unos días en familia, presidir los Premios Princesa de Asturias y celebrar su diecisiete cumpleaños.
La Reina y su hija eligieron vestidos de lunares, aunque Sofía acortó el suyo para hacerlo más juvenil; a sus quince años tiene un estilo muy marcado que no pasa todavía por los tacones ni las joyas
Los reyes esperan en el coche
Arrancando los primeros aplausos y “vivas” al Rey de los ciudadanos, fueron recibidos por Pedro Sánchez, presidente del Gobierno, que llegó tarde —de nuevo, acompañado por abucheos— y los hizo esperar un largo minuto dentro del coche. Tras el saludo a las autoridades, los Reyes recibieron los honores militares, que incluyen 21 salvas y el Himno Nacional y, posteriormente, Felipe VI pasó revista al Batallón de Honores de la Guardia Real, antes de volver a unirse a su familia.
La princesa Leonor fue la gran ausente, pero celebrará su diecisiete cumpleaños en casa; comienza sus primeras vacaciones escolares el 22 de octubre y la veremos de nuevo presidir los Premios Princesa de Asturias
Los pendientes de los bautizos de sus hijas
La Reina eligió un vestido verde oliva de minilunares crema, con cuello-capa cruzado y mangas semitransparentes con aberturas, que coordinó con un bolso sobre de Magrit y salones a juego de la misma firma, con tacón alto y una pequeña plataforma añadida no por diseño, sino por necesidad, para hacerlos más cómodos. Llevaba el pelo recogido en un moño bajo y, como joyas, los pendientes en oro blanco con diamantes y perlas australianas que usó en los bautizos de sus hijas.
La infanta compartió momentos de gran complicidad con el Rey y tuvo muchos gestos de cariño con su madre al abrazarla por la espalda y buscar su mano
Copiando el estilo de su madre, la infanta Sofía eligió un vestido vaporoso con manga larga y cinturón del mismo tejido también estampado de lunares, aunque con topos de mayor tamaño y de distintos colores, blancos y azules. Un diseño de Carolina Herrera acortado, ya que el original tiene una longitud por debajo de la rodilla. Lo combinó con bailarinas azules de la firma Mathildas Shoes. A diferencia de su hermana a su misma edad, la infanta no ha dado el paso de los tacones. Con su altura, no los necesita. Y tampoco ha dado el paso de llevar pendientes —se resiste a hacerse los agujeros, a diferencia de la princesa, que tomó la decisión con ocho años—. Es su otro toque personal. También su sonrisa, permanente desde su llegada, aunque más visible en la tribuna real, en sus momentos de complicidad con el Rey, quien también intercambió muchas miradas de cariño con doña Letizia.
A la derecha del Rey
En ausencia de la princesa se situó a la derecha de Felipe VI, lugar que ocupa la heredera al trono, encarando con toda la naturalidad el foco. No solo el español, también el internacional. A la prensa europea le gusta su naturalidad y su estilo: la melena suelta ondulada, el andar decidido, su aplomo. La infanta sabe que todos sus pasos serán escudriñados y no baja la guardia. Está creciendo con menos presión, pero con las mismas exigencias y es la imagen de la institución.
Llamaron la atención los gestos de cariño, las miradas y las sonrisas de los Reyes mientras intercambiaban comentarios
En la tribuna real
Desde la tribuna real, los tres fueron testigos de los homenajes a la bandera y a los caídos por España y, después, del desfile militar por el paseo de la Castellana. La enseña nacional, de 54 metros cuadrados y con unos quince kilos de peso, llegó desde el cielo, portada por un paracaidista de la Patrulla Acrobática del Ejército del Aire (PAPEA), quien consiguió desplegarla —se le enrolló en una pierna— en el cielo de Madrid, para su posterior izado y homenaje a los caídos. La Unidad de Música de la Guardia Real volvió a entonar La muerte no es el final y el Rey realizó la ofrenda floral.
Concluido el toque de oración, la patrulla acrobática “Águila” pintó los colores de la bandera en el cielo, antes de que diera comienzo el desfile militar. Participaron más de cuatro mil efectivos de los ejércitos y la Armada, así como de la Guardia Civil, Policía Nacional, Protección Civil y Salvamento Marítimo, 58 aviones y 26 helicópteros, más de ciento cincuenta vehículos y cerca de doscientos veinte caballos. Tampoco faltó ‘Titán’, el borrego de seis meses que desfiló con la Legión.
Gran desfile de invitadas con moda española y una recepción de récord: los Reyes invitaron a 2500 personas, igualando casi el besamanos del día de la proclamación
En Palacio
Tras despedirse de las autoridades, don Felipe y doña Letizia se trasladaron en caravana al Palacio Real de Madrid, donde tuvo lugar la recepción —de nuevo, en todo su esplendor— con motivo del Día de la Fiesta Nacional. Los Reyes citaron a 2500 invitados y tuvo lugar un besamanos con una asistencia solo superada por la de la proclamación de Felipe VI en junio de 2014.
A la más alta representación institucional del país se sumó la convocatoria de todas las esferas sociales de la vida pública nacional: aristócratas, empresarios, artistas, diseñadores, embajadores, deportistas, periodistas, colectivos sanitarios y de atención social, el mundo del arte y la literatura, representantes de la Iglesia católica y otras confesiones religiosas. Todos —como una muestra de la España de nuestros días— desfilando por el impresionante salón del trono para un besamanos de récord, antes de volver a encontrarse en el Comedor de Gala y los Salones de Gasparini y Carlos III.
El mal de la Reina: el neuroma de Morton
La Reina contó en el Palacio Real que en junio le diagnosticaron un “neuroma de Morton” y que no le recomiendan operarse. La dolencia afecta a su pie izquierdo y sufre un dolor muy agudo debido a la inflamación de los tejidos que afecta a uno o varios de los nervios situados generalmente entre los dedos tercero y cuarto. Descrito por primera vez en 1845 por Durlacher, quiropodólogo de la Reina de Inglaterra, y ampliada la descripción por el Dr. Morton en 1876, es una causa de metatarsalgia y una afección predominante femenina. Los zapatos de tacón alto y estrechos son una de las causas principales del desarrollo del neuroma de Morton, aunque también puede venir determinada por la propia anatomía del pie o deportes como correr y escalar.
Doña Letizia habló de la dolencia que sufre en el pie izquierdo, pero aguantó estoica los saludos de una hora y media con tacones de diez centímetros, aunque hubo tres descansos
En el caso de la Reina, practica ambos y, sobre todo, lleva casi dos décadas subida a unos tacones. De hecho, usaba unos de diez centímetros cuando habló de su problema durante la recepción, después de hacer tres descansos en el besamanos. Los ha ido espaciando, especialmente en verano, pero por su papel no tiene fácil prescindir de ellos, aunque para el tratamiento de esta dolencia se recomienda cambiar de calzado. También recurrir a plantillas correctoras y fisioterapia. Para aliviar el dolor, que evoluciona en forma de crisis agudas de pocos minutos de duración, se recetan analgésicos y antiinflamatorios y también puede tratarse con infiltraciones. Si todo esto no funciona, la última opción es recurrir a la cirugía.