El rey Felipe ha disfrutado de un fin de semana de desconexión tras una intensa agenda institucional. El monarca viajó el sábado hasta Burgos donde se encontró con sus compañeros de la promoción Naval Militar y disfrutaron de un plan de lo más gastro en pleno centro de la ciudad y con vistas a la Catedral. El menú, típicamente burgalés, estaba compuesto de morcilla, lechazo y chorizo.
Para ti que te gusta
Lee 8 contenidos al mes solo con registrarte
Navega de forma ilimitada con nuestra oferta
1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
Este contenido es solo para suscriptores.
CelebramosSuscríbete 1 año por 49€ 9,80€
TIENES ACCESO A 8 CONTENIDOS DE
Recuerda navegar siempre con tu sesión iniciada.
Después de asistir a Londres para el funeral de Estado de Isabel II, de tener varias audiencias, de felicitar a los tenistas españoles del momento por sus triunfos y de recibir a los nuevos embajadores, don Felipe puso rumbo el sábado a tierras burgalesas (a dos horas y media en coche) para ver a sus amistades. El restaurante en el que tuvo lugar la quedada fue el Puerta Real, según ha adelantado el Diario de Burgos.
- Alberto de Mónaco visita los yacimientos de Atapuerca
- El rey Felipe y doña Sofía, juntos en la despedida de Isabel II en Windsor ante la ausencia de la reina Letizia y don Juan Carlos
El establecimiento recibió hace tres semanas una reserva para 55 personas, pero en ese momento los responsables del servicio ni se imaginaban a quién tendrían sentado entre sus mesas. Solo diez minutos antes de que comenzara la comida se les informó que el Rey era uno de los comensales. “Cuando empezó a llegar la gente me dijeron que venía el Rey de España. Pensé que me estaban vacilando”, explicó al rotativo burgalés Tasio Benito.
Don Felipe fue recibido entre vítores y aplausos de las personas que se encontraban en la cafetería del local que contemplaron estupefactos al cliente que acababa de entrar. En un ambiente distendido, el Rey charló con sus amigos y se hizo muchas fotos, incluso con el personal del Puerta Real. Además, degustó los productos de la tierra como la popular morcilla de Burgos, chorizo cocido con vino chacolí y cecina. Aunque de segundo se decantó por el lomo de vacuno, no se resistió a probar el lechazo, una de las especialidades de la casa. De postre, tarta de San Marcos. El broche final para cerrar una comida de reencuentros.