El verano oficial ha terminado, salvo sorpresas. Los Reyes y sus hijas apuran los últimos días juntos lejos de las cámaras antes de despedir a Leonor. Han sido unas vacaciones diferentes y llenas de novedades. La familia diseñó una nueva hoja de ruta entre la tradición y la innovación, con casi un récord de apariciones que nos dejaron un sinfín de imágenes en una muestra, también, de compromiso con Mallorca.
El palacio de Marivent recuperó a lo grande su protagonismo y Palma se acercó al esplendor de aquellos años cuando todo era diferente. Ha habido intercambio de escenarios, salidas inesperadas y muchas sorpresas. Empezando por la maleta de la Reina. Pero, quizá, lo mejor, la sonrisa de doña Letizia, su cercanía y serenidad en sus seis apariciones, destacando el plan con doña Sofía cuando el Rey estaba en Colombia, en una noche de gran complicidad, y esta última salida en familia buscando zapatos por Palma.
Doña Letizia cambió la mini por un short de diez euros y volvió a presumir de piernas y de bronceado en su paseo familiar por Palma
A las diez y media de la mañana del miércoles 10 de agosto, los Reyes y sus hijas ya estaban dando vueltas por el centro histórico, como una familia más de turistas. Aunque llamando mucho la atención de los vecinos, que sacaron sus móviles al momento, y de los turistas, que se preguntaban por el revuelo sin saber que estaban viendo a la Familia Real española en directo: don Felipe y doña Letizia, con pantalón corto, como cuando eran príncipes, y la princesa y la infanta con vestidos estampados, poniendo color al verano.
Después de una semana sin parar y de su viaje a Colombia para asistir a la toma de posesión del Presidente Gustavo Petro, don Felipe disfrutaba por fin de unos días de descanso sin citas en su agenda. Y se les vio muy contentos mientras recorrían las céntricas calles y admiraban el edificio modernista Can Forteza-Rey, recién rehabilitado.
Ruta de compras
Diario de Mallorca informó de la ruta. La Familia Real anduvo en busca de calzado por las calles más comerciales y parece que les costó encontrarlo. Probaron con Castell, la tradicional firma de abarcas menorquinas, pero la tienda estaba cerrada. Entraron en Ulanka —Felipe VI fue el primero en atravesar la puerta, seguido de su familia— y finalmente encontraron lo que buscaban en Altripiu Palma.
De allí salió la infanta Sofía con su vestido de estampado tropical y una bolsa blanca, por lo que entendemos que la compra made in Spain era para ella y que tenía antojo de unas alpargatas de rayas —las típicas de la firma—, aunque ofrecen también diseños tradicionales y con cuña.
La más pequeña de la casa tuvo más suerte que su hermana. La princesa Leonor, informa el mismo diario, se fijó en las perlas que había en el escaparate de una joyería que vende piezas antiguas, cerca de Castell, y viendo, quizá, algo que le gustó lo dijo, pero no le hicieron mucho caso y continuaron avanzando entre charlas, risas (muchas) y miradas de cariño y complicidad.
Sofía bromeando con la Reina —la hizo reír mucho—, que caminaba muy pendiente de su marido, el Rey, y de la heredera a la Corona. Padre e hija siempre juntos , excepto en esos momentos en los que las dos hermanas se buscan para las últimas confidencias. No es nuevo. Las dos hermanas no pueden estar más unidas y se ve que son muy cariñosas. Especialmente la infanta, que siempre busca el momento de pegarse a Leonor y cogerla del brazo o incluso de la mano, como cuando eran niñas. Las muestras de amor y complicidad con las que inauguraron el verano en Madrid y se repitieron en Santiago de Compostela, a finales de julio, volvieron a estar presentes. Siempre lo están y los Reyes no pueden estar más contentos y orgullosos.
El paseo real —duró poco más de una hora— finalizó en la plaza Porta de Sant Antoni, donde Felipe VI había aparcado el coche. Desde allí volvieron a poner rumbo a Marivent.
Mientras siguen los tiempos de cambios en una monarquía renovada, se cumple medio siglo desde que, en el año 1972, sabiendo cuánto les gustaba la isla, la diputación de Palma de Mallorca ofreció a don Juan Carlos y doña Sofía veranear en este palacio, aunque no fue hasta 1973 cuando comenzó a ser un destino fijo de verano. Y se cumplen también tres décadas desde que, allá por 1992, Son Vent fue cedida a Felipe VI, aunque tuvo que esperar hasta 1999 para estrenarla.
Doña Letizia, ‘cada año mejor’
La Reina dijo en 2019: “Las vacaciones en Mallorca son cada año mejor”, y, tres veranos después, las imágenes son la prueba de que disfruta de verdad de la isla. Hacía muchos años que no la veíamos tan contenta y relajada a su paso por Palma. Doña Letizia se sentía a gusto —es auténtica, no finge—, lo demostró en las seis salidas que hizo y fue la estrella. Quizá, estamos en otra etapa. Acorde con el momento, llenó la maleta de ropa nueva para vivir un verano con apuestas muy diferentes y atrevidas y los titulares cruzaron fronteras: un diseño cut out, bajo el que asomó su six pack perfecto; un vestido mini y un short, sin olvidar el traje de Charo Ruiz con estampado de cactus, que tanto le gustó a la Reina Sofía, o el traje lencero con el que inauguró su estancia. Cuanto más arriesga —desafiando los comentarios negativos—, más parece decir que el estilo no pasa por cuántos años tienes. Es cómo te sientes, cómo te cuidas y cómo te ves físicamente. Y este verano, a punto de cumplir cincuenta, doña Letizia se ha bajado de los tacones, ha sacado su lado más «fashion» y lo ha acompañado de una gran sonrisa.
El inaccesible Son Vent
De esta masía han disfrutado, un año más, el Rey y su familia. Al igual que han mantenido su residencia en Madrid, también han optado por no hacer ningún cambio en Mallorca. Doña Sofía sigue ocupando el palacio de Marivent, mientras que los monarcas y sus hijas ganan un plus de intimidad en su refugio de verano, en el que nunca han entrado las cámaras. La vivienda, de unos 650 metros cuadrados, de cuatro niveles y tejado a cuatro aguas, se alza con su estilo mallorquín sobre el acantilado de Cala Mayor y linda al este con el muro de palacio.
La infanta Sofía ganará más protagonismo este curso: tiene pendiente hacer su Confirmación y también sabremos si se va a estudiar al extranjero, como su hermana
Originalmente, además del salón abovedado, la cocina —antigua caseta de aperos—, el comedor y la biblioteca, se componía de cinco habitaciones, aunque, ahora, diferentes informaciones apuntan a que son ocho, tras las reformas que se llevaron a cabo en 2004 —el año de la boda de los entonces príncipes de Asturias—, que afectaron, sobre todo, al acondicionamiento y modernización de las instalaciones. Las diferentes estancias albergan muebles de estilo local y abundan los tejidos de ‘roba de llengües’, de Textil Bujosa. La firma artesanal que creó los estampados de los bolsos de mano que la Reina y la princesa de Asturias han estado usando este verano.
La casa está rodeada por una amplia terraza —que también hace de porche—, desde la que se disfruta de unas magníficas vistas al Mediterráneo, y un jardín de grandes dimensiones que separa su residencia de Marivent. Entre la exuberante vegetación, la piscina, el comedor de verano y un pozo. Es una zona verde poblada de pinos, palmeras y árboles frutales, donde sigue creciendo el olivo centenario que el Ayuntamiento de Palma les regaló con motivo de su matrimonio.
Rumbo a sus vacaciones privadas
Diferentes informaciones apuntan a que los Reyes y sus hijas abandonaron la isla el 11 de agosto, aunque no hay constancia de ello ni tampoco información oficial. Las vacaciones privadas no forman parte de la agenda oficial. En cualquier caso, el próximo 26 de agosto, la princesa Leonor tiene que estar de vuelta en Gales, donde empezará su segundo año de bachillerato en el UWC Atlantic College. La Casa del Rey se ha limitado a señalar que esta semana no habrá actividades oficiales con cobertura informativa, lo que significa que puede que se hayan escapado unos días a algún destino secreto, pero también que hayan regresado a Zarzuela y sigan conciliando su tiempo de descanso en familia con trabajo de despacho.
Complicidad real: un gran momento para Felipe VI y su heredera, que no puede estar más pendiente de su padre, antes de empezar sus vacaciones más privadas
Su estancia en la isla terminó de la misma manera que empezó, los cuatro juntos, aunque en diferentes escenarios. De la cartuja de Valldemossa, marco de su primer retrato de verano, al centro de la capital, protagonizando una imagen
de familia que no habíamos visto. Hacía años que Felipe VI no paseaba por la capital y, además, por primera vez, con su familia, salvando los años de los posados, en una imagen relajada y diferente. Especialmente la que ofreció Reina. Después de dieciocho años, parece haber encontrado en la isla el mismo ‘trozo de cielo en la tierra’ que su marido.
La reconciliación
Doña Letizia se ha reconciliado con los veranos reales en la isla, aunque de nuevo, este año, se haya echado de menos la visita al Club Náutico de Palma con sus hijas. Esas citas náuticas en las que se cruzaban besos antes de que don Felipe zarpara o llegara a puerto, como un orgulloso lobo de mar, deseando abrazar a su familia. Siguen faltando también las salidas a navegar, echar el ancla en una cala o un paseo por la playa. Ya no nos acordamos, pero cuando eran príncipes de Asturias hubo algún año en el que fueron fotografiados en la costa con neverita y sombrilla.
Leonor y Sofía, nuevas etapas
Las otras reinas del verano han sido la princesa Leonor y la infanta Sofía. La nueva generación real, aun con doña Letizia como protagonista, robó todo el foco con cuatro apariciones en Palma. Durante los once días que disfrutaron de la isla, comprobamos que el margen de exposición se amplía cada vez más y que las hijas de los Reyes, de dieciséis y quince años, no bajan la guardia. Con la sonrisa siempre a punto, velaron a cada paso por la imagen de la institución, mientras que, en paralelo, nos dejaban también un álbum de estilo como nunca antes y al alcance de todos los bolsillos. La Reina batió el récord con un short de diez euros y los vestidos low cost de Leonor y Sofía también se agotaron en horas.
Leonor volverá a España para su diecisiete cumpleaños, a finales de octubre, y se espera que se informe de si recibirá formación militar antes de ir a la universidad a lo largo de su curso
Las dos hermanas han dado un gran salto en la moda de verano cogidas del brazo. También se lo han contado todo, han hecho muchos planes juntas y ya tienen marcada la hoja de ruta oficial para el próximo curso, que iremos descubriendo en los próximos meses. La princesa empezará sus clases en Gales el 26 de agosto, unos días antes que el año pasado, y no se espera que regrese a España hasta el 28 de octubre. Por esas fechas, que coinciden con su cumpleaños (celebrará los diecisiete el 31 de octubre), volveremos a verla poniéndose al frente de sus premios, en Oviedo. A lo largo de los siguientes meses, también se prevé que la Casa del Rey señale los próximos pasos que dará la heredera cuando concluya, en junio de 2023, segundo de bachillerato. Con la mayoría de edad a la vuelta de la esquina y la incógnita de cuándo jurará la Constitución ante las Cortes Generales, ya que su dieciocho cumpleaños coincidirá con el final del mandato del Gobierno, si se agota la legislatura, la pregunta es: ¿irá primero a la universidad o recibirá antes instrucción militar? Felipe VI comenzó la estancia por diferentes academias del Ejército a los diecisiete años. Según diferentes fuentes, seguirá los pasos de su padre y hará cursos específicos que le permitirán pasar tiempo en los tres Ejércitos.
Para la infanta Sofía también se avecinan cambios importantes. Comienza cuarto de la ESO, en Santa María de los Rosales, de Madrid, y tiene pendiente decidir si opta por Artes, Humanidades, Ciencias Sociales o Ciencias. Las asignaturas que más se adecuen al bachillerato que quiera hacer. También si seguirá el camino de la princesa estudiando los dos años de bachillerato fuera de España, que será lo más probable. Sin olvidar la Confirmación, que se espera que reciba en mayo del próximo año, siguiendo los pasos de su hermana, quien fue confirmada, junto a sus compañeros de clase, semanas antes de despedirse del colegio y de los años que pasaron juntas sin tener que separarse.