Le gusta ayudar, se compromete al máximo y los viajes de cooperación son un buen escenario para ver cómo se implica, se exige y cómo se deja la piel. Lo vimos de nuevo durante el segundo día de visita a Mauritania, uno de los países más pobres del mundo. La Reina en estado puro en plena tormenta del desierto.
Había un huracán de arena, una de las peores de los últimos tiempos, pero doña Letizia apareció sonriente, igual de animada y más que dispuesta a conocer el Pacto de los Alcaldes de África Subsahariana. Cree en el trabajo y en el alma de la Cooperación Española y no puede estar más volcada con una labor que cambia tantas vidas. Con su chaleco rojo la reina también dio visibilidad al milagro verde que ha ganado terreno al desierto. Primero, a cara descubierta; y ya finalmente, con gafas y mascarilla en las zonas de cultivos donde vio las plantaciones -están en plena siembra-, conoció las instalaciones de riego por goteo, sin el que no sería posible que las semillas germinaran y los invernaderos, que parecían espejismos.
El AECID, junto con la UE busca el Desarrollo y lucha para dar un empujón a la economía de subsistencia con proyectos muy potentes. Entre ellos, este programa urbano enfocado al cambio climático y a crear espacios verdes (Proyecto de Huertos) en diez hectáreas de terreno cedidas por la región de Nuakchot para la seguridad alimentaria. La economía de Mauritania -en el Índice de Desarrollo Humano, ocupa el 57 sobre 189 del Programa de las Naciones Unidas- gira en torno a la ganadería y a la agricultura, aunque el terreno cultivado no logre abastecer ni las necesidades más básicas de los más de cuatro millones de ciudadanos repartidos en un vasto territorio, que cubre en gran parte el desierto del Sáhara.
Y de la huerta a la salud. También en las afueras de la capital. Con el apoyo de Aecid al Ministerio de Salud, se está creando un servicio de Atención Médica de Urgencias (SAMU) extrahospitalarias. Eso es Desarrollo. Por primera vez dispondrán de ambulancias y médicos para emergencias y la reina también quiso ser testigo de la iniciativa. Otro pequeño gran paso hacia el progreso y un punto y aparte en el viaje.
Después de un día y medio de agenda frenética, la reina visitaba el centro Zayed contra el autismo infantil, iniciativa que impulsa la primera dama de Mauritania, Mariem Dah, esposa del presidente Mohamed Ould Ghazouani, quien viajó en marzo a Madrid, la recibió con leche de camella y dátiles, a su llegada al aeropuerto de Nuakchot; y, después de haberla acompañado durante gran parte de la visita, la despidió con un almuerzo en su honor.
Paisajes desde una ventana
Doña Letiziaha conocido a fondo la labor de cooperación, y también la realidad de un país que parece que está cayendo bajo una nube de polvo, pero es justo lo contrario. Mauritania se construye a pasos agigantados, tiene un papel fundamental en la geopolítica de la zona y enorme potencial económico, y es en el Sahel el socio estratégico de España, a tan solo 1.000 kilómetros del archipiélago canario.
Es un país insólito con sus paisajes abrasados. A través de los cristales tintados de su coche, la reina ha visto a las figuras solitarias de los nómadas con sus bubús -llamativas túnicas- y turbantes, preparados siempre para levantar su techo, en busca de algún rincón más favorable. La arena del desierto cubriendo el horizonte, rebaños de dromedarios junto a las jaimas o las viviendas de adobe sin luz ni agua... También se conmovió con las historias de familias y niños y, sobre todo, ha vuelto a constatar cómo la cooperación española está ayudando a cambiar el país desde su terreno y transformando vidas.