Embarcó en Madrid con una camiseta de rayas marineras, pero llegó a Nuakchot, la capital y la ciudad más poblada de Mauritania , con su chaleco de cooperante y sabiéndose el programa de memoria. Era un huracán de energía cuando bajó la escalerilla del avión dispuesta a ayudar a manos llenas. Tuvo otra vida y tiene muy claro lo que conlleva: ¿Qué necesitáis? ¿Cómo os podemos ayudar? El diálogo de la Reina se suma al de la Cooperación Española… “Más de alma y menos de chequera como decía la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Pilar Cancela antes de aterrizar”.
En su casa había una cooperante, su hermana Telma. Ese fue su primer contacto con el mundo del voluntariado, aunque seguro que nunca imaginó que iba a estar “al otro lado”. Lo está desde 2015, cuando cogió el relevo de la reina Sofía sabiendo que “le había dejado el listón muy alto”.
Había atravesado mil pruebas, pero aquello era un terreno nuevo. Como en tantas áreas, exploró, investigó y ahora está completamente entregada. Lo hemos visto en este último viaje, el séptimo de cooperación, en el que, de nuevo, no se ha quitado el chaleco rojo.
Siempre se habla más de su apariencia que de sus mensajes, pero en estas visitas, la Reina deja muy claro que lo importante son los proyectos y no su estilo . No quiere que su maleta robe el protagonismo a los programas a los que hay que dar visibilidad, aunque haya sorpresas, como cuando acudió a Paraguay el pasado noviembre, y el chaleco se convirtió en asunto nacional.
Del tacón y los diamantes de su primer viaje humanitario a Honduras, en 2015, a la reina que viaja con equipaje de mano. Dos pantalones, dos camisas… Tomó la decisión de alejarse de la imagen de reina lady cooperante cuando visitó Mozambique, en la primavera de 2019, y la fórmula se repite en Mauritania: chaleco rojo de la Agencia Española de Cooperación, botas de exploradora, y el pelo recogido en una sencilla coleta.
El rojo es una llamada de atención a la ayuda que presta su País. Al trabajo y el esfuerzo de los cooperantes. A las necesidades del otro, en este caso a las de un país prioritario para la Cooperación Española desde 1995, hace casi 30 años, cuando se pusieron en marcha las primeras iniciativas.
Sobre el terreno es una reina diferente que se muestra apasionada y muy cercana
Colocada en primera fila, doña Letizia tomó nota de los logros, pero también de todo lo que queda por hacer … No son destinos fáciles, pero se deja la piel. Sobre el terreno es una reina diferente que se muestra apasionada y muy cercana. Explora, no pierde detalle, pregunta y se implica y se entrega al máximo afrontando una agenda frenética sin rastro de cansancio.
La visita arrancó en la capital, Nuakchot. Allí, donde el progreso empieza a echar raíces en el desierto de un país con tan solo 70 años de historia. Bien temprano, doña Letizia abría su agenda con una reunión con los responsables de la cooperación española, en la oficina técnica de cooperación de España de la AECID. Allí conocería la situación del país y algunos de los treinta y dos proyectos que España tiene en marcha en las áreas de salud, gobernabilidad e igualdad de género, desarrollo rural y seguridad alimentaria.
Y ya puesta al día, comenzarían las visitas sobre el terreno, empezando por la plataforma logística de la Sociedad Nacional de Distribución de Pescado (SNDP). Uno de los proyectos más emblemáticos -impulsado en 2012 con cinco millones de euros- y del que todos se sienten muy orgullosos. También la Reina, que fue recibida con todo el cariño por algunas de las familias beneficiadas vestidos con túnicas tradicionales y sentados sobre alfombras, bajo una jaima.
Había un reto, la seguridad alimentaria, ayudar a erradicar el hambre, a la vez que se introducía el hábito del consumo de pescado en una sociedad cuya dieta está basada en productos agrícolas y en la carne. Y fue todo un éxito. Se construyeron plataformas de almacenamiento, se equiparon los espacios -doña Letizia lo vio todo- y se compraron camiones frigoríficos para poder llegar a lugares remotos del país -algunos situados a 1.000 kilómetros- que duplica en superficie a España. Y, además, a un precio simbólico para que las personas más pobres puedan comprar casi a diario dos kilos de pescado al precio equivalente a una barra de pan, unos 0,25 euros.
El proyecto ha beneficiado hasta el momento a 300.000 personas, de los 4,5 millones de habitantes de un país que, a pesar de tener una de las costas -700 kilómetros- más ricas en pescado del mundo y ser el caladero de pesca más importante para la flota española fuera de la UE, siempre ha vivido de “espaldas” al mar.
Pero la Cooperación española no solo ha contribuido a llevar pescado a sus casas, también está enseñando a los jóvenes a pescar y a cuidar de sus recursos -las artes de la pesca sostenible- y, hasta a nadar porque hasta ahora sólo han conocido el desierto. Y, por supuesto, la Reina lo quiso ver a la caída de la tarde visitando el proyecto “Promopèche”. Y fue un verdadero espectáculo ser testigos de su desembarco y de cómo manejaban las redes de doscientos metros en la playa de Belawakh.
En su primer día de estancia en Mauritania, doña Letizia también visitó una comisaría especial en la que forman a jueces, policías y sanitarios para luchar contra la violencia de género . Otro grave problema que la Cooperación Española ha puesto sobre la mesa con su programa transversal de prevención y protección de Víctimas. Asimismo, en la universidad de Nuakchot también se encontraría con los médicos españoles que forman a estudiantes de medicina en diferentes especialidades. Otro gran proyecto puesto en marcha por la AECID con la fundación FCSAI con el objetivo de avanzar hacia la cobertura sanitaria universal. … Un largo día que doña Letizia terminó con una sonrisa en la Residencia de la embajada de España junto a los representantes de la Cooperación Española. Y, por supuesto, con todo el ánimo para volver al día siguiente sobre el terreno tras unas pocas horas de descanso.