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La visita de estado del emir de Catar, el jeque Tamim Bin Hamad Al Thani, y la jequesa Jawajer Bint Hamad Bin Suhaim Al Thani, concluyó este martes con una cena de gala que los reyes Felipe y Letizia ofrecieron en honor a sus invitados. Una gran velada a la que acudieron cerca de un centenar de invitados relacionados con diferentes ámbitos de la sociedad española y también que tienen vinculaciones con el país árabe. Doña Letizia no llevó tiara, un gesto de deferencia hacia la jequesa ya que las damas de la Familia Real catarí no portan estas piezas sobre sus cabezas. La Reina tuvo otro gesto de amabilidad hacia sus invitados y lució unos imponentes pendientes de diamantes, regalo del emir, como muestra de agradecimiento. Además hubo otros intercambios de regalos como una camiseta de la selección española de fútbol o una espada del fundador de Catar.
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Las nuevas joyas de doña Letizia, que destacaron ya que llevaba el pelo completamente recogido, están formados por varias hojas y conjuntaban a la perfección con su vestido de inspiración arabesca de bordados metalizados con un brocado floral. Según la nueva normativa de la Casa de Su Majestad el Rey, que entró en vigor tras la aprobación de un real decreto por parte del Consejo de Ministros el pasado abril, los regalos que lleguen al Palacio de la Zarzuela serán inventariados y custodiados y tras un estudio se decidirá sin permanecen en la Corona, pasan al Estado o se donan a entidades sin ánimo de lucro. Dada la naturaleza de estas nuevas piezas de joyería, pasarán a Patrimonio Nacional, pero doña Letizia podrá usarlas libremente.
© Getty ImagesAdemás de los pendientes, el emir regaló a la Reina un fajín de Hamad bin Khalifa, una de las figuras más destacadas de la historia del pequeño país del Golfo Pérsico. Realizado en oro amarillo de 18 quilates, consta de dos círculos, con bordes tachonados de diamantes. En uno de dichos círculos está grabado el emblema de Catar y en otro aparece la inscripción Hamad bin Khalifa en caligrafía árabe thuluth, una variedad en la que un tercio de cada letra tiene inclinación y que se usaba en la Edad Media en la decoraciones de las mezquitas. Esta condecoración se otorga, entre otras personalidades, a príncipes herederos y vicejefes de Estado. Del mismo modo, puede entregarse como reconocimiento a las valiosas acciones prestadas por una persona al Estado o a la humanidad.
Don Felipe, por su parte, fue agasajado con una espada del fundador de Catar, el jeque Mohammed bin Thani que en 1868 firmó un acuerdo con las autoridades británicas -fue un protectorado del Reino Unido- por las que se reconoció a Catar como una entidad política e independiente, y una escultura.
© GtresonlinePor su parte, Felipe VI entregó al jeque el collar de Isabel la Católica y a su esposa, la Gran Cruz de la misma orden, a lo que el monarca añadió una camiseta de fútbol de la selección española con motivo de la celebración en Catar a finales de año del Mundial y una réplica de las llaves del Palacio de El Pardo.
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© Cordon PressEl menú que degustaron los Reyes y sus invitados no llevaba ni carne ni alcohol y fue confeccionado por el chef Ramón Freixá que incluyó espárragos blancos y verdes con tartar de ventrescas y mero con arroz meloso. De postre, cerezas, queso fresco y pimienta de Sichuan. De bebida, agua y zumo. La banda de música de la Guardia Real amenizó la cena con piezas de Abba, Bee Gees, Frank Sinatra y Village People.
Los Reyes y los jeques estuvieron acompañados en el Palacio Real por un centenar de invitados que tuvo lugar en el comedor de gala en torno a la mesa imperial, entre ellos, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, varios ministros, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y destacados empresarios con lazos económicos con Catar como Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander; Esther Alcocer Koplowitz, marquesa de Casa Peñalver y presidenta del Consejo de Administración de FCC; Ignacio Sánchez Galán; presidente de Iberdrola; Rafael del Pino, presidente de Ferrovial; José Manuel Entrecanales, presidente de Acciona o Marta Álvarez, presidenta de El Corte Inglés.
