Los reyes Felipe y Letizia se han desplazado este jueves hasta Las Hurdes, en concreto, a la localidad cacereña de Pinofranqueado para vivir un momento histórico: el centenario de la visita que realizó a la zona Alfonso XIII, bisabuelo del monarca, que reinó en España desde que tenía 16 años, el 17 de mayo de 1902, y hasta la proclamación de la Segunda República, el 14 de abril de 1931. El padre de don Juan de Borbón, viajó hasta esta comarca extremeña en 1922 tras unos informes que realizó el doctor Gregorio Marañón que alertaban de la pobreza, el aislamiento, las precarias condiciones sanitarias y enfermedades que asolaban a los hurdanos. La expedición tuvo una gran repercusión en la opinión pública y supuso un antes y un después ya que se impulsaron una serie de medidas para la mejora de vida de sus habitantes. Cien años después, el actual soberano y su esposa se reencuentran con el pasado de la Historia que conecta directamente con el presente y futuro de estas localidades que han encontrado en el turismo de naturaleza un gran filón.
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Minutos antes de la visita real, decenas de vecinos de todas las edades, curiosos y la escuela de tamborileros de Mesegal se agolpaban en la plaza Reina Victoria de Pinofranqueado, donde se ubica el Ayuntamiento de la población, arranque del recorrido de don Felipe y doña Letizia. La expetación ha sido máxima. Prueba de ellos son los cerca de 80 medios de comunicación que han inundado las calles de este pequeño municipio de algo más de 1.700 habitantes. Un baile típico, realizado por un grupo de niños danzantes, ha recibido a los Reyes. La población les ha recibido con vítores y "Vivas" y ellos les han correspondido saludándoles uno a uno con apretones de manos. Doña Letizia ha vestido para la ocasión una falda estampada y una blusa sin mangas en color verde. Como calzado, unas alpargatas de cuña, perfectas para el empedrado y las cuestas del pueblo. En su primera toma de contacto con el pueblo hurdano, se han hecho selfies. Después, han firmado en los tambores del grupo musical y la Reina ha mostrado su sorpresa cuando una de las personas del gentío le ha mostrado una bandera del Principado de Asturias, su tierra natal.
La primera parada ha sido la Casa Consistorial donde los Reyes han saludado a los alcaldes de Nuñomoral, Azabal, Caminomorisco, Ladrillar, Casares de las Huredes y Azabal. También se han asomado al balcón del edificio municipal para saludar a los entusiastas hurdanos y han firmado en el libro de honor, donde don Felipe ha escrito la siguiente dedicatoria: "Saludamos con todo afecto desde este Ayuntamiento de Pinofranqueado a todos los ayuntamientos y a todos los vecinos de la comarca de Las Hurdes. Es una alegría para nosotros venir a estar comarca recordando la histórica visita del rey Alfonso XIII hace cien años. Al mismo tiempo queremos saludar y apoyar todos los esfuerzos para atender las necesidades y preocupaciones de la España rural, así como apreciar y conocer sus tradiciones y valores que son parte importante de la vitalidad e identidad de nuestro país. Nuestros mejores deseos para todos y nuestra gratitud por el cariño con el que nos han recibido".
Antes de acceder al Centro de Documentación, un espacio de referencia para la investigación y la interpretación de la cultura hurdana a lo largo del tiempo, un grupo de niños danzantes que les han pedido que regresen, pero acompañados de sus hijas, la princesa de Asturias y la infanta Sofía. Este lugar alberga bajo sus muros siluetas de los personajes que visitaron hace cien años la zona. Posteriormente han mantenido un encuentro con los alcaldes y representantes de la sociedad civil. También han posado para una fotografía con la placa conmemorativa que enmarca la visita. El recorrido por Pinofranqueado ha finalizado a última hora de la mañana en el río de Los Ángeles, el mismo en el que se bañó hace cien años Alfonso XIII para mitigar el calor que hacía en junio de 1922.
- La cercanía del Rey con los vecinos de Plasencia antes de inaugurar una exposición con historia
Situada al norte de Cáceres, Las Hurdes ocupa una extensión montañosa de unos 500 kilómetros cuadrados. Es precisamente su geografía la que la hizo estar a principios del siglo XX aislada y apartada del resto del país. La escasez de infraestructuras impedían la conexión con el resto de la Península y enfermedades como el bocio, el paludismo, el tifus, la viruela o la desnutrición provocaron una altas tasas de mortalidad en una de las zonas rurales más empobrecidas y apartadas de la época. A su llegada, los Reyes han saludado a la multitud que les vitoreaba.
Alfonso XIII emprendió su travesía después de que el doctor Gregorio Marañón le informara de las pésimas condiciones de vida que tenían los habitantes de Las Hurdes. Entre el 20 de junio y el 24 de junio de 1922, el monarca recorrió 150 kilómetros a caballo por los ensortijados caminos de difícil acceso de esta comarca, que está plagada de pozas, cascadas y piscinas naturales, que cautivaron al entonces Rey. La realidad que se encontró el séquito real fue espeluznante. Tras ver una de las viviendas en las que dormían juntos seres humanos y animales, el soberano reaccionó de la siguiente manera: “Es horroroso. Ya no puedo ver más”, relataron las crónicas de la época.
Tras el primer desplazamiento de un miembro de la Familia Real española a la comarca se creó un ambicioso plan para sacar a Las Hurdes del ostracismo. El Real Patronato de Las Hurdes, presidido por el propio Alfonso XIII, y en el que participaron todos los ministerios, quería “remediar las singulares necesidades de la comarca”. Así, se crearon las primeras carreteras, puentes, pero también se impulsó un ambicioso plan para alfabetizar a la población, erradicar las hambrunas y atajar de raíz las enfermedades.
La de don Felipe y doña Letizia es la sexta vez que algún representante de la monarquía española pasa por Las Hurdes. Tras su primera visita, en 1922, Alfonso XIII regresó en 1930, si bien esta segunda gira no tuvo tanta repercusión en la prensa como la anterior y fue más breve. En 1998 estuvieron los reyes Juan Carlos y Sofía, que ya habían visitado el lugar en 1971, cuando eran Príncipes. En 1980, don Juan de Borbón, conde de Barcelona, recorrió los parajes por los que estuvo su padre.