La esperada final de la Copa del Rey que enfrentaba en Sevilla al Valencia CF y el Real Betis que ha tenido lugar este sábado en el Estadio de La Cartuja ha dejado un sin fin de anécdotas para la historia del fútbol, la intensidad del partido quedó retratada en la cara del rey desde los primeros momentos del encuentro. Tal y como había anunciado, Felipe VI presidió el encuentro, esta vez en solitario, sin compañía de ningún otro miembro de la Casa Real. El Rey sufrió, se preocupó y rió disfrutando tanto o más que la afición. Tras un reñido duelo de penaltis final, Don Felipe entregó el ansiado trofeo al que fuera el equipo favorito de su abuela, María de las Mercedes de Borbón.
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Imposible no emocionarse con las lágrimas de Joaquín, el capitán del Betis, al verle levantar ayer a sus 40 años la tan ansiada Copa del Rey. La última vez que se proclamó campeón de Copa con el equipo verdiblanco fue en 2005 y pocos podían imaginar entonces que volvería a hacerlo casi dos décadas más tarde. La euforia del triunfo del Real Betis llegó tras una tanda de penaltis en la que el equipo no falló. “Gracias a Dios la copa se queda en casa, se la hemos dado a los béticos en una gran temporada. Los penaltis son una lotería, pero merecíamos este título. Queríamos volver a ganar”, confesaba el centrocampista antes de subir al palco a recoger el trofeo de manos de Felipe VI.
Se trata del tercer título copero del Real Betis, un club que disfruta de la simpatía de la Casa Real desde hace más de un siglo. Alfonso XIII otorgó el título de Real al club y María de las Mercedes, condesa de Barcelona y madre del Rey Juan Carlos se convirtió en su más célebre aficionada durante los años que vivió en Sevilla. Los colores verdiblancos están llenos de significado para el Rey Felipe VI y ayer lo demostró con gran simpatía, viviendo con intensidad cada minuto del partido.
“Han salido las lágrimas por la emoción contenida de los últimos días, de ver a la gente volcada y saber que teníamos una gran responsabilidad”, explicaba Joaquin Sánchez a los periodistas allí congregados, con el trofeo ya en las manos tras abandonar el palco ante los aplausos de todos los asistentes. Borja Iglesias fue otro de los protagonistas de la noche, autor del gol del Betis en los primeros 90 minutos y premiado como mejor jugador del partido (MVP): “No voy a dejar este trofeo en toda la noche. Aunque no he sido capaz de hacer un segundo tanto, estoy muy feliz", decía pletórico el delantero ante los micrófonos de Mediaset.