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La Infanta Cristina e Iñaki Urdangarin: la verdad de su encuentro en Ginebra, mientras preparan el terreno para el divorcio

Viajó a Suiza a principios de la pasada semana, después de despedirse de Ainhoa Armentia en Vitoria; y se le vio paseando junto a doña Cristina por Ginebra, donde permaneció hasta el domingo, 27 de marzo


28 de marzo de 2022 - 16:55 CEST

Los rumores de una posible reconciliación entre la infanta Cristina y su marido volvían a arreciar estos días, después de que se informara de que  habían sido vistos paseando de la mano  por Ginebra, pero nada más lejos.

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Si bien es cierto que se han reunido por tercera vez desde que las primeras imágenes de Urdangarin y Ainhoa vieran la luz, no sólo no hay acercamiento ni cambio de rumbo para el matrimonio, sino que saben que solo hay un camino, la separación formal.

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Después de que se informara de que habían sido vistos paseando de la mano por Ginebra, se ha hablado de una posible reconciliación, pero nada más alejado de la realidad.

Según ha podido saber ¡HOLA!, Iñaki llegó a la ciudad suiza el martes pasado (22 de marzo) y ese mismo día se encontró con su mujer. Primero, en un céntrico hotel de la ciudad, donde tuvieron una larga charla antes de salir a dar un paseo a orillas del lago de Ginebra, en un día de sol espectacular.

Y, después, en casa de la infanta donde los esperaba Irene, quien, como la pequeña y única niña de los cuatro hermanos, tiene una relación muy especial con su padre y lo echa mucho de menos.

Según nuestras fuentes, y al igual que en la primera visita que hizo a Ginebra, Iñaki se quedó en el piso familiar, bien es cierto que doña Cristina tenía otros planes. La hermana del Rey viajó a Madrid para ver a la reina doña Sofía, antes de que ésta pusiera rumbo a Nueva York; y a su hermana doña Elena.

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Según ha podido saber ¡HOLA!, Iñaki llegó a Ginebra el martes pasado (22 de marzo) y ese mismo día se encontró con su mujer. Primero, en un céntrico hotel de la ciudad, donde tuvieron una larga charla antes de salir a dar un paseo a orillas del lago de Ginebra (en las imágenes), en un día de sol espectacular.

Desde hace semanas tenía pendiente pasar algún tiempo con su madre. La última visita, a mediados de febrero, fue de ida y vuelta, y, además, dejaba espacio a Irene y a su padre para que estuvieran juntos el resto de la semana.

La infanta lo tiene claro. A nivel personal marcará todas las distancias con su todavía marido, pero otro tema es la familia que han construido. Como cuenta un amigo de doña Cristina a ¡HOLA! es el padre de sus hijos y está condenada (por ellos) a entenderse ahora y en el futuro. Quiere lo mejor para ellos y hará todo lo posible para que estén bien”.

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Irene (abajo, junto a su madre), como la pequeña y única niña de los cuatro hermanos, tiene una relación muy especial con su padre y lo echa mucho de menos. Arriba, las imágenes del regreso de la infanta Cristina a Barcelona para apoyar as u hijo Pablo en su debut en la Champions.

Después de dos meses muy difíciles, y con un rumbo de vida completamente diferente, nos dice esta misma fuente, el matrimonio “piensa en el divorcio. De momento, están avalados por el comunicado con el que hicieron saber que interrumpían su relación, pero antes o después tendrán que dar el paso de una separación jurídica formal. Aunque también falta por ver si lo hacen público. Doña Cristina no va a dejar que la presión le afecte y lo que es seguro es que antes de dar ningún otro paso, todo estará en orden”.

Urdangarin y el amor inesperado

La hermana del Rey recompone su vida sabiendo que su marido no estará a su lado, mientras que Iñaki a miles de kilómetros, vive ilusionado una historia de amor inesperada.

El exdeportista sigue consolidando su relación con Ainhoa Armentia y siempre tienen planes. Muchas tardes la recoge a la salida del bufete de Imaz & Asociados, con el que Urdangarin finalizó su contrato de trabajo a principios de marzo, justo un año después de entrar como consultor. En otras jornadas, acuden a su clase de yoga, y también tienen un refugio secreto para sus constantes escapadas. Especialmente, los fines de semana, cuando no tienen calendario familiar. Si lo hay, entonces, los hijos son lo primero.

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Durante todo este tiempo, Claire Liebaert se ha convertido en el mayor apoyo de su hijo Iñaki.

Así lo apuntan a ¡HOLA! fuentes cercanas a Urdangarin, quien “libre y solo” como contaba en su primera entrevista en El Partidazo de COPE, ya solo “mira hacia adelante” cargado de proyectos y buscando la “oportunidad de reinventarme”.

“Parto de cero… Lo que sigo haciendo es formándome en intentar encontrar un nuevo rumbo profesional. Mi intención es volver al mundo del deporte y de la gestión de empresas que he ido completando con cursos de coaching, de bienestar emocional y con el curso de entrenador”.

Y ahora solo falta saber cuándo empezará con su nueva vida laboral y dónde. Por el momento Iñaki continúa viviendo en casa de su madre, Claire Libaert, donde también tuvo al menos dos citas con Armentia como adelantó ¡HOLA! hace algunas semanas. Y Ainhoa mantiene su residencia en la casa de su padre, Vicente.

La analista contable dejó atrás su domicilio y su matrimonio de diecinueve años, tan solo dos días después de que salieran a la luz las imágenes de la polémica. La relación con su marido estaba en crisis, parecía tenerlo todo mucho más claro que Iñaki, y apostó de lleno por una nueva vida junto al medallista olímpico con la Selección Española de Balonmano.

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Esta es la historia

El 19 de enero se hicieron públicas las fotografías del exduque paseando de la mano con su compañera de trabajo; y, justo un mes (19 de febrero) después ya se iban juntos de fin de semana, tras haber sido pillados dándose un beso -también publicado por ¡HOLA! en exclusiva- en el centro donde ambos acuden a clases de yoga.

Cuando se pensaba que estaba meditando sobre el futuro de su matrimonio, Iñaki daba un portazo a su pasado y a toda posibilidad de reconciliación, aunque, y según el círculo más allegado de la infanta, doña Cristina también tenía muy claro que no quería retomar nada con su marido.

Para entonces la hermana del Rey y su todavía marido se habían visto en dos ocasiones. La primera en Ginebra. Iñaki daba explicaciones sobre su relación con Ainhoa -la infanta que acaba de descubrir la relación de su marido con otra mujer, también supo que no había sido un desliz-, y pedía tiempo pensando quizá que podría recuperar a su mujer. Pero el daño estaba hecho y tras varias conversaciones y este primer encuentro personal, acordaron emitir el comunicado.

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Iñaki, llegando, en bicicleta, al despacho de abogados donde trabajaba con Ainhoa Armentia, Imaz&Asociados.

La segunda, en Barcelona, el día 12 de febrero. Tres semanas después de su encuentro en Suiza, los dos llegaban a la ciudad en la que se casaron, construyeron su familia y vivieron años felices para ver a sus hijos. Sería ya el punto del no retorno. Sólo se vieron unos minutos y casi a la vez que la infanta daba el paso de dejarse ver en público para ‘contar’ que esa era su nueva vida -sola y centrada en sus hijos y su trabajo-, Iñaki regresaba corriendo a Vitoria para reunirse con Ainhoa.

Desde los tres entornos (Borbón-Urdangarin-Armentia) y desde el primer momento, tras el tsunami de las primeras imágenes de Iñaki y Ainhoa juntos, nuestras fuentes coincidieron que la situación era “insalvable”, que doña Cristina “sabe que tiene que separarse” y que la relación de Iñaki y Ainhoa era seria… Y tenían razón.

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Nuestras fuentes coincidieron que la situación era “insalvable”.

Fueron cuatro semanas de incertidumbre, en las que se habló de que habían roto, de la traición de Ainhoa a Urdangarin, aunque no es cierto que filtrara las fotografías, y de que el exduque estaría intentando volver con su mujer, pero los hechos acompañados de imágenes se han encargando de dinamitar las especulaciones semana tras semana.

Los escenarios se van aclarando. Iñaki ha conseguido la libertad condicional y se queda en España. y la hermana del rey, con 56 años, cuatro hijos y llevando todo el peso de la familia, tendrá que levantar su vida de nuevo lejos de su país. Después de ocho años, tiene la vida hecha en Ginebra. A su hija Irene, a la que le queda más de un año para empezar la universidad, a sus amigos que siempre le han hecho la vida un poco más fácil y, fundamental, sus dos empleos. En la Fundación Aga Khan, y en la Fundación La Caixa, donde trabaja desde hace 27 años, ocupa el puesto de directora del Área Internacional, y es presidenta del Patronato de IsGlobal.