La infanta Elena ha tenido que abandonar de manera temporal su vivienda en el barrio madrileño del Niño Jesús debido a que tiene que realizar unas obras para reparar los daños provocados por un problema de humedad. No se ha mudado por tanto de casa de manera definitiva, sino que se trata de un traslado temporal hasta que finalicen los trabajos destinados a solucionar los desperfectos causados. Este contratiempo ha provocado que tenga que cambiar el suelo de su casa, una importante reforma que la ha obligado a buscar otro piso en el que residirá hasta que se terminen los arreglos. Se trata de una vivienda de alquiler más pequeña que la suya habitual y que está más cerca de la Fundación Mapfre donde desarrolla su actividad profesional desde 2008 como directora de proyectos culturales y sociales.
La sonrisa de la infanta Elena al volver a disfrutar de una de sus grandes pasiones
La hermana de don Felipe disfruta a sus 58 años de una etapa muy serena de su vida, centrada en su trabajo y en sus aficiones, que comparte con sus hijos Felipe y Victoria de Marichalar. La duquesa de Lugo mantiene una relación muy cercana con sus hijos, que tienen 23 y 21 años respectivamente. Los tres son grandes aficionados a la tauromaquia y es frecuente verles en los tendidos de las plazas de toros. Además, la Infanta y su hija comparten su pasión por la equitación, una disciplina en la que la iniciaron sus padres siendo una niña, algo que ella ha repetido con Felipe y con Victoria.
“Desde muy pequeños he transmitido a mis hijos el mismo amor y el respeto enorme que siento por los caballos. Además de ser un deporte maravilloso, la hípica enseña a querer a los animales, no solo a los caballos. Me encanta compartir con mis hijos esta afición, que puede darles tantas satisfacciones como las que me ha dado a mí”, dijo tras ser reconocida con el galardón Madrid Horse Week por “la trayectoria como amazona de salto de obstáculos y la enorme contribución de S. A. R. doña Elena al engrandecimiento de nuestro deporte y su imagen en nuestro país” el pasado año.
Aunque la hija de la reina Sofía lleva una vida tranquila, alejada del foco mediático, sí que asistió el pasado octubre a la boda de su primo y ahijado, Philippos de Grecia. La Infanta acudió junto a su madre y a su tía, la princesa Irene, al enlace celebrado en el país heleno, donde el hijo menor de los reyes Constantino y Ana María unió su vida a la de Nina Flohr. Fue una bonita cita familiar, pero que también se convirtió en una gran cumbre de royals. La Infanta llevó para la ocasión un vestido en azul noche a juego con una chaqueta brillante. También se la ha podido ver viajando de manera periódica a Abu Dabi para visitar a su padre don Juan Carlos.