La Navidad son fechas para pasar y disfrutar en familia. Días entrañables que compartimos con los nuestros en los que, inevitablemente, la ausencia y el recuerdo de los que ya no están con nosotros se hace más patente. Para doña Letizia estas serán unas fiestas diferentes y con sentimientos encontrados. Por un lado, sentirá la felicidad por tener de vuelta en casa a su hija, la princesa Leonor, que está estudiando bachillerato en el Atlantic College en Gales, y tiene unos días de descanso para disfrutar las pascuas y comenzar el año junto a sus padres y su hermana. Por otro, su “mesa” tendrá este año un lugar vacío, un puesto que va a ser muy difícil de llenar, el de su abuela paterna, Menchu Álvarez del Valle, quien falleció el pasado 27 de julio a los 93 años en Ribadesella, en Asturias. Una pérdida irreparable y una figura fundamental en la vida de la Reina a la que ha tenido que decir adiós este año.
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La mujer de Felipe VI tuvo una relación muy especial con su abuela, quien fue una mujer inteligente, cariñosa y con una memoria prodigiosa. Dicen que doña Letizia era su ojito derecho y la complicidad entre ambas era patente en las ocasiones públicas que compartieron tras convertirse en Reina. Menchu, era una periodista de raza y ese gusanillo por la comunicación se lo trasladó a su nieta. En la etapa en la que el matrimonio Ortiz Rocasolano vivió en Oviedo con sus tres hijas, Letizia, Erika y Telma, era normal ver a las niñas al salir de colegio, cruzar las dos calles que separaban el centro escolar de la emisora de su abuela. Allí merendaban y hacían los deberes mientras observaban cómo se desarrollaba el programa que esta conducía: Coser y Cantar.
Unas tardes que calaron hondo y llevaron a la Reina a amar el periodismo y a convertirlo en su pasión y en su carrera. Así lo reconoció la propia doña Letizia en 2001, al recoger el premio de la Asociación de la Prensa a la periodista revelación, donde quiso dedicarle unas palabras a su abuela y recordar las tardes cuando, al salir del colegio, iba a verla trabajar en la radio.
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Doña Letizia siempre mantuvo una relación muy cómplice con su abuela. La bisabuela de Leonor y Sofía fue el único miembro de la familia Ortiz Rocasolano que participó en la boda de don Felipe y doña Letizia. Menchu fue la encargada de leer la carta del apóstol San Pablo a los Corintios durante el enlace de los entonces príncipes de Asturias celebrada en la Catedral de la Almudena el 22 de mayo de 2004. Lo hizo de una manera tan perfecta como en sus años de radio, un momento que emocionó a la Reina, para quien Menchu no solo era su abuela, sino también su primer referente profesional en el periodismo.
A doña Letizia le gustaba compartir tiempo y confidencias con su abuela, quien era una habitual en los actos familiares. En diciembre de 2003 acudió junto a don Felipe a Sardéu, la tranquila localidad asturiana cercana a Ribadesella donde residía, para visitar a sus abuelos, Menchu y José Luis Ortiz, y para que el Príncipe les conociera. Unos meses antes de casarse la pareja regresó, un viaje en el que el entonces Príncipe de Asturias recorrió algunos de los lugares donde su futura esposa había pasado muchos momentos de su adolescencia. Tan solo una semana después de darse el ¡sí, quiero!, los Príncipes volvieron a saludar a los abuelos de doña Letizia en Sardéu. Con la simpatía que la caracterizaba, Álvarez del Valle declaró ante los periodistas que don Felipe era "un príncipe de los pies a la cabeza". Y entre las risas de los medios allí congregados no dudó en afirmar que "si me hubiera cogido veinte años atrás, no le dejaba escapar".
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Don Felipe y doña Letizia también se acercaron a ver a Menchu y Jose Luis en marzo de 2005, en las que eran las primeras semanas de embarazo de doña Letizia, hecho que aún no era público para, probablemente, comunicarles la feliz noticia en persona. Doña Letizia se convirtió en el gran apoyo y en el consuelo de Menchu, cuando falleció su marido y abuelo de Letizia, José Luis Ortiz, el 30 de marzo de ese mismo año. Siempre que podían, los Reyes visitaban a su abuela en Sardéu, ya fuera por viaje personal o porque estaban de paso en alguna visita institucional en Asturias.
La última vez que apareció de manera pública en compañía de su familia fue el 17 de mayo de 2017, en la comunión de la infanta Sofía en la parroquia Asunción de Nuestra Señora de Aravaca, donde pasó un feliz día con la comulgante junto a los Reyes, la princesa Leonor, Don Juan Carlos y doña Sofía, su hijo Jesús Ortiz con su actual mujer, Ana Togores, y su exnuera, Paloma Rocasolano, madre de la Reina. En la foto de familia se pudo apreciar las muestras de cariño de doña Letizia con su sonriente abuela.
Al igual que en lo personal y en lo familiar, Menchu Álvarez del Valle siempre que tuvo oportunidad quiso estar presente para apoyar a la Reina y su familia en todos los actos institucionales en los que tuvo oportunidad. La abuela de la Reina era una de las invitadas habituales al Teatro Campoamor en los premios Princesa de Asturias, la última vez que pudimos verla entre sus asientos fue el 18 de octubre de 2019, cuando asistió al emblemático edificio para presenciar el debut de Leonor. Tomó asiento en una de las primeras filas para poder admirar y apoyar de cerca a la Princesa Leonor que se enfrentaba a su primer discurso en público. Sin duda la mirada tranquilizadora de su bisabuela, le sería de gran ayuda en un día tan importante a la heredera al trono.
Dos años antes, la veterana locutora, quien siempre trató de mantenerse en un segundo plano en los aspectos relacionados con el desempeño de las labores institucionales de la reina Letizia, fue la protagonista involuntaria de un tierno momento. Durante los eventos del fin de semana asturiano de los Reyes coincidiendo con los premios Príncipe de Asturias, con motivo de la visita a Poreño, una aldea de la parroquia de Celada, Villaviciosa, que fue nombrada Pueblo Ejemplar en 2017, Menchu se dejó ver al otro lado de las vallas. Cuando la Reina la vio se acercó a ella y la saludó con un cariñoso abrazo, estuvo charlando con ella durante un momento y diciéndole que después la vería con más tranquilidad. La localidad se encuentra a 40 kilómetros del pueblo en el que vivía la fallecida periodista y, teniendo en cuenta la reacción de la Reina, no esperaba que su abuela se encontrara entre los asistentes.
El último acto público al que acudió Menchu Álvarez del Valle antes de fallecer fue a una entrega de premios en Avilés el 11 de mayo de 2019, en la que recibió el Premio de Honor Gava concedido por la Asociación Clúster de la Industria Creativa, Cultura y Audiovisual de Asturias (ACICCA), en la que se honró “la profesionalidad, la constancia y el coraje de una mujer adelantada a su época”. Entonces aseguró sentirse “un poco viva recordando otros tiempos maravillosos de una profesión impagable”, como recogieron los medios locales. En esta ocasión, la Reina no pudo asistir al acto de esa noche ya que se encontraba presidiendo la final de la Copa de la Reina de fútbol femenino en Granada. No era el primer galardón que recogía la reconocida periodista. En 1979 logró también la Antena de Oro, mientras que en el año 2013 recibió el premio Nacional de Radio.
Más de 40 años de profesión periodística avalan a Menchu Álvarez de Valle, quien nació en Santander en 1928, aunque se sentía asturiana de adopción ya que se mudó a Oviedo en su adolescencia. Fue allí, en Radio Asturias, donde hizo su debut frente al micrófono, desde donde saltó a Radio Nacional de España. Su voz se hizo muy popular a través de programas como Rumbo a la gloria, pero también la usó, además de para comunicar, para grabar un disco de villancicos con el Coro Asturiano de Madrid en los años 70. La marcha de Menchu se trata, sin duda, de una dura pérdida para doña Letizia, pero el legado y la voz de su abuela siempre permanecerán con ella y la acompañarán para siempre.