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Hacemos un recorrido por su vida y su trayectoria como amazona con algunas imágenes inéditas, días antes de cumplir cincuenta y ocho años

La infanta Elena nos habla de su pasión por la hípica: ‘Me encanta compartir con mis hijos esta afición’

La hermana del Rey agradece con emoción el último premio que ha recibido, Madrid Horse Week, el mejor regalo después de treinta años en ‘mi aventura ecuestre’


24 de noviembre de 2021 - 7:43 CET

La infanta Elena acaba de recibir el mejor regalo. Todos los premios son extraordinarios, pero ser reconocida con  el galardón Madrid Horse Week 2021  camino de cumplir cincuenta y ocho años ha sido una emocionante sorpresa.

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Es el ‘título’ que llevan las grandes estrellas de la equitación española, no se lo esperaba por mucho que haya sido calificada como experta amazona en infinidad de ocasiones, pero lo ha aceptado “con humildad y enorme satisfacción”. Se lo “agradece de corazón” al comité organizador del premio, “que, sin duda, constituye el mayor acontecimiento en torno al deporte de la hípica que se celebra en nuestro país”.

Por unanimidad, y junto al patronato de la Fundación MHW, decidieron entregarle el galardón en reconocimiento a “su trayectoria como amazona de salto de obstáculos y la enorme contribución al engrandecimiento de nuestro deporte y su imagen en nuestro país” a lo largo de tres décadas.

“Se lo merece. Con este premio queremos agradecer el cariño público y la afición hacia nuestro querido deporte que la señora ha demostrado siempre y tan importante ha sido para todos. La transmisión de los valores de la hípica es fundamental para las nuevas generaciones y personas como la infanta doña Elena son, sin duda, el mejor ejemplo de todo ello”, señala Daniel Entrecanales, presidente del comité organizador y presidente de la agencia RK People.

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En estas imágenes inéditas se puede ver a la hermana del Rey compartiendo su pasión por la hípica con sus hijos desde que eran muy pequeños. Doña Elena cumplirá cincuenta y ocho años el 20 de diciembre

“Amor por los caballos”

Los Reyes don Juan Carlos y doña Sofía, a la que también le encantaba montar a caballo cuando era joven, la iniciaron en el mundo de la equitación siendo muy pequeña, aunque la verdadera afición no llegó hasta que no cumplió diecisiete años. Corrían los ochenta y doña Elena “vivía pegada” al traje de amazona entrenando hora y media seis días a la semana y participando en competiciones menores (‘socialitos’), aunque no se supo de su pasión hasta noviembre de 1982. La fecha en la que, a un mes de cumplir diecinueve años, y, con su madre, la Reina, y la infanta Cristina animándola durante el concurso de saltos, hizo su debut oficial a lomos del caballo ‘Gaitán’, en el club deportivo Militar de la Dehesa.

“Desde muy pequeños, he transmitido a mis hijos el mismo amor y el respeto enorme que siento por los caballos”, dice doña Elena, quien no puede estar más orgullosa de Felipe y Victoria

Doña Elena lo tiene muy presente y se lo contaba así a los organizadores: “Este deporte ha sido siempre —y sigue siendo— una de las grandes pasiones de mi vida, desde que, siendo muy niña, me inculcaron la afición a la práctica de la disciplina de salto y el amor por los caballos”.

La infanta recibirá el galardón el domingo 28 de noviembre, durante la celebración del  Gran Premio de la Copa del Mundo Longines  y lo compartirá “con todas las personas que me han acompañado a lo largo de los años en mi aventura ecuestre —en especial, con mis entrenadores— y con todos aquellos que forman parte de la gran familia de la hípica en España”.

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La infanta ha recibido el premio Madrid Horse Week por “su trayectoria como amazona de salto de obstáculos y la enorme contribución al engrandecimiento de nuestro deporte y su imagen en nuestro país”.

Dos Copas del Mundo

El premio le será entregado ante los mejores jinetes del ranking mundial el último día de los tres que convertirán a Madrid en la capital mundial de la hípica y sede de dos Copas del Mundo, la de doma clásica y la de salto.

Después del parón de la pandemia, la infanta Elena acudirá a esta nueva cita como presidenta de honor y, también, en un día excepcional, como premiada. Por una vez, estará al otro lado. Se ha ganado un gran lugar entre los cracks de la hípica y se espera que asista al evento acompañada, al menos, de uno de sus dos hijos. “Desde muy pequeños, he transmitido a mis hijos el mismo amor y el respeto enorme que siento por los caballos. Además de ser un deporte maravilloso, la hípica enseña a querer a los animales, no solo a los caballos. Me encanta compartir con mis hijos esta afición, que puede darles tantas satisfacciones como las que me ha dado a mí”.

El 28 de noviembre recogerá el galardón de las estrellas de la equitación en el evento hípico más importante de España y en presencia de los mejores jinetes del mundo

Felipe Juan Froilán (17 de julio de 1998) y Victoria Federica (9 de septiembre de 2000) son su mundo. Ha puesto todo el empeño y esfuerzo en darles los mejores valores y la mejor educación y está orgullosa de ellos. Son dos jóvenes con gran corazón que le demuestran cada día su amor y su respeto.

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Sentido de familia

El universo de doña Elena cambió radicalmente hace años, pero agradece lo que vivió en el pasado y lo que se le presenta en el día a día. Fue educada en “la cultura del esfuerzo” y en saber actuar “superando las dificultades”. Su vida también se ha forjado con momentos maravillosos y situaciones difíciles que “me evocan tristeza”. Cuando cumplió cincuenta años, se lo contó a EFE. También que, en el plano personal, estaba “bastante satisfecha” con su vida, aunque ahora pesa mucho la situación del Rey Juan Carlos , a siete mil quinientos kilómetros de distancia.

Es la más parecida a su padre —su ojito derecho—, pero también tiene mucho de su madre, la Reina doña Sofía. La serenidad y la capacidad de desdramatizar, el sentido del humor, que valora muchísimo, la capacidad de reírse de sí misma… El gran sentido de familia. En momentos convulsos, doña Elena echa de menos y recuerda con nostalgia los tiempos felices, aunque a su favor está el tener buenas relaciones con todos y el haber conseguido ser puente mediador y nexo familiar.

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Arriba, doña Elena, con la Reina doña Sofía y sus hijos, Felipe y Victoria, tras visitar al Rey Juan Carlos en el hospital (2019). Abajo, con su hermano, Felipe VI.

“Buena y generosa”

En su círculo, la definen como la persona “más buena y generosa”.

Nunca puso inconvenientes. Ni antes, cuando tenía una representación institucional que llevar a cabo, ni ahora, en la monarquía de Felipe VI, su querido hermano.

Doña Elena representó oficialmente a la Familia Real hasta el 19 de junio de 2014 —fecha en la que dejó de recibir su asignación anual— y, ahora, como familia del Rey, experimenta otra vida más libre, aunque, como suele decir siempre, “estaré ahí para lo que me manden”.

“Este deporte ha sido siempre —y sigue siendo— una de las grandes pasiones de mi vida, desde que, siendo muy niña, me inculcaron la afición a la práctica de la disciplina de salto y el amor por los caballos”

La infanta va de frente y, a ser posible, con la bandera de España a cuestas. En su ropa, en los complementos y en su corazón. Es una persona que siempre mira al futuro en positivo, que quiere ver a sus hijos asentados y felices, y, por supuesto, seguir ayudando en lo que pueda.

Desde 2008, es directora de proyectos culturales y sociales en el área del Instituto de Acción Social de la Fundación Mapfre. Entidad que tiene entre sus objetivos fomentar la educación y la integración de colectivos en riesgo de exclusión social y apoyar a las personas en situación desfavorecida.

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Arriba, en una competición de saltos. Abajo, con su padre, al que echa mucho de menos.

El tesoro

Doña Elena fue la primera que trabajó fuera de la Corona con cargos ejecutivos, también la primera en protagonizar una ruptura en décadas. El anuncio del  final de su matrimonio con don Jaime de Marichalar  llegó como ‘cese de convivencia’ (noviembre de 2007), aunque el divorció no fue anunciado hasta diciembre de 2009.

Tenía cuarenta y seis años… y, en dos de transición, había dejado atrás su vida de casada, su trabajo como profesora de inglés y dos mudanzas. También estrenaba casa junto a sus hijos en el barrio del Niño Jesús, al tiempo que abrazaba la libertad sabiendo que, como la mujer profundamente católica que es, muy difícilmente volvería a casarse o rehacer su vida.

Es la más parecida a don Juan Carlos, pero también tiene mucho de la Reina doña Sofía. La serenidad, el sentido del humor, la capacidad de reírse de sí misma… El gran sentido de familia

Doña Elena tiene todo lo que necesita. Le gusta la Naturaleza, el campo y los toros, leer, la música (toda), bailar —desde sevillanas a rock—, las películas románticas, tejer, coser —asistió a clases para aprender corte y confección, patchwork y petit point— y recibir y cocinar para sus amigos. Su casa, frente al Retiro, es la de toda su gente. Ese círculo de confianza al que cuida como a un tesoro, mientras su fox terrier, ‘Tula’, merodea a sus pies.

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La última imagen con sus padres, en Sanxenxo. Al lado, en junio, presidiendo en El Pardo los premios del ‘Concurso de Pintura Infantil y Juvenil para centros escolares de Patrimonio Nacional’, tras delegar el Rey don Felipe en ella la representación.

La pasión

Sus muchos amigos abarcan todos los ámbitos: colegio, hípica, vela, esquí, sin olvidar a los que le llegaron de la mano como infanta y a los que ha ido haciendo por el camino a lo largo de su vida. Entre ellos, Rita Allendesalazar y de la Cierva, mujer del conde de la Ventosa e hija del conde de Montefuerte, quien fue jefe de protocolo de la Casa Real. La hípica las unió en los años ochenta —tenían el mismo profesor, el capitán Fernando Basaíl— y acabaron construyendo una relación extraordinaria.

Le gusta la Naturaleza, el campo y los toros, leer, la música, bailar —desde sevillanas a rock—, las películas románticas, tejer, coser, recibir a sus amigos en su hogar y cocinar para ellos

Doña Elena vive para su familia, sus amigos, su trabajo y sus pasiones. La más importante, la hípica. Ahora, la está esperando IFEMA-Madrid Horse Week para hacerle entrega de un premio que pone en valor su pasión por España y el deporte.

Un momento único

La gran familia de la equitación volverá a recibirla con los brazos abiertos en el evento ecuestre multidisciplinar más importante de España. IMHW, una de las citas deportivas y sociales imprescindibles del otoño, regresa con una excepcional programación. Son casi cuarenta mil metros cuadrados  dedicados al mundo del caballo  y, a la propuesta deportiva de máximo nivel, se sumará una excepcional oferta de actividades familiares en el Salón del Caballo y su Village Comercial. Entre las novedades, la exhibición de doma de Cristina Khamidoulin; el espectáculo ‘Cómo bailan los caballos andaluces’, de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre, con repertorio musical español y vestuario a la usanza del siglo XVIII, y las acrobacias y saltos de los atletas de Horse Man Team.

Doña Elena vivirá con pasión la mejor competición hípica del mundo y, seguramente, se emocionará cuando la equitación española le brinde el reconocimiento en su Pista Central. Está en su naturaleza. Las lágrimas se asoman con frecuencia y este es un momento único en su trayectoria como amazona… Después, seguirá galopando a lomos de ‘Jordano EB’, un caballo al que ha criado, al que ha puesto sus iniciales como apellido (Elena Borbón) y con el que, por sus cualidades, espera seguir ganando premios y cumpliendo expectativas.

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La vida de doña Elena también se ha forjado con momentos maravillosos y situaciones difíciles que “me evocan tristeza”, pero está muy agradecida y bastante satisfecha,