Los reyes Carlos Gustavo y Silvia de Suecia han engalanado los salones del Palacio Real de Estocolmo para recibir a don Felipe y doña Letizia con una cena de gala en su honor dentro del marco de su visita de Estado, la primera de un monarca español a este país desde hace 42 años, que ha comenzado en torno a las ocho de la tarde. Tras la pandemia estas citas han vuelto a celebrarse con todo su esplendor y así se hapodido ver los caballeros con frac y luciendo sus condecoraciones y a las damas, con vestidos largos, sus mejores joyas y tiaras. En una noche tan significativa también quisieron estar presentes Victoria de Suecia con su marido, el príncipe Daniel, y el príncipe Carlos Felipe con su esposa, la princesa Sofía. Magdalena de Suecia no pudo asistir ya que reside en Estados Unidos.
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La velada tuvo lugar en la sala conocida como El Mar Blanco, un salón de baile que se usa en los banquetes anuales. Cuenta con unos inmensos frescos en el techo realizados en el siglo XVIII y era el lugar donde se celebraban las fiestas más íntimas de la Casa Real. Destaca, además, por los motivos decorativos de su suelo de madera. Los reyes Felipe y Letizia, invitados de honor, se sentaron en una mesa octogonal, en lugar de la tradicional mesa imperial para garantizar así la distancia de seguridad que se exige por la COVID-19. El resto de los asistentes estuvieron en mesas redondas compuestas por seis comensales, que se vistieron con la llamada mantelería de la Unión, tejida en Francia hacia 1890. Además, como manda la tradición, se adornaron con candelabros y centros de mesa de plata. Don Felipe se sentó junto a la reina Silvia, que llevaba un vestido del diseñador Georg & Arend, la tiara de camafeos y un brazalete de Cartier. La diadema, realizada a principios del siglo XIX, perteneció a la emperatriz Josefina y es la que Silvia de Suecia y su hija, la princesa Victoria, eligieron para sus bodas. Frente a don Felipe, se situó doña Letizia, quien tenía a su derecha al príncipe Daniel, con quién charló animadamente durante la velada.
La reina Letizia se decantó para esta ocasión por la tiara de la flor de lis, la más importante del joyero real, que lleva el emblema de la dinastía borbónica. Lució los pendientes de chatones, las pulseras gemelas, y un broche sujetando su banda. Doña Letizia llevó un vestido de la firma sueca H&M, todo un guiño a sus anfitriones. Se trata de un diseño en color azul marino confeccionado en tul brillante, con cuerpo entallado con transparencias, costura en la cintura con tira fina de gros grain, falda voluminosa con dos capas y todo el vestido adornado con unas pequeñas tiras de tul arrugado de la colección sostenible Conscious de la marca. Un modelo que, curiosamente, también tiene la princesa Victoria de Suecia -lo eligió para las fotografías del décimo aniversario de su boda con Daniel Westling-, que en la cena de gala de este miércoles se decantó por la tiara Kokoshnik de aguamarina (la princesa Margaretha, hermana del rey Carlos Gustavo, la recibió en herencia de la princesa Sibila) y un vestido de Frida Jonsven con detalles florales. Por su parte, la princesa Sofía vistió un diseño en color blanco de SSfiyaa y la tiara que los Reyes de Suecia le regalaron el día de su boda con el príncipe Carlos Felipe. La pieza está confeccionada con una gargantilla de diamantes y esmeraldas que fue un regalo del rey Bhumibol Adulyadej de Tailandia a la reina Silvia en un viaje que realizaron en 2006 al país asiático. En esta ocasión, como ya hizo en la entrega de los premios Nobel en 2017, Sofia de Suecia sustituyó las esmeraldas por perlas.
La lista de noventa invitados que acudieron a la cena de gala estuvo formada por una representación de la delegación española, representantes del parlamento y el gobierno sueco y demás autoridades, además de representantes del mundo científico, cultural y empresarial. El rey Carlos Gustavo dirigió unas palabras a los comensales, tras las que sonó el himno de España. Fue el momento en que don Felipe pronunció un pequeño discurso en inglés, en el que maifestó su deseo de que este viaje sea una expresión de la especial amistad que "une a nuestros dos países, distantes geográficamente, pero unidos por los mismos valores y principios". También se mostró orgulloso de las instituciones y las sociedades incluyentes de ambas naciones que "protegen los derechos humanos y la igualdad de oportunidades sin diferencias de género, económicas y sociales", una intervención que terminó con el tradicional brindis.
Los cuatro Reyes y el resto de invitados degustaron un menú basado en la gastronomía típca sueca, compuesto por rodaballo salvaje y lomo de reno ahumado con arroz y croquetas de setas. El plato de pescado se sirvió en una vajilla encargada por la reina Josefina a finales del siglo XIX, el de carne en una hecha para la Gran Duquesa de Baden, madre de la Reina Victoria, en la década de 1850. La cristalería es un regalo del Parlamento y el Gobierno suecos a los Reyes con ocasión de su boda en 1976. La cubertería proviene del servicio de mesa brasileño.
La semana pasada, en la cena de gala que los Reyes ofrecieron en el Palacio Real de Madrid al presidente de Italia Sergio Mattarella, la mujer de Felipe VI optó por llvera la tiara rusa, una espectacular pieza que perteneció a la reina María Cristina y que está realizada en platino, perlas y diamantes formando lágrimas invertidas, debe su diseño a los tradicionales tocados rusos, los kokoshnik, de ahí su nombre. La cena de gala también ha servido para ver a doña Letizia con tiara y sin mascarilla, ya que en el país escandinavo no es obligatorio su uso en interiores pues se mantiene la distancia social como medida de seguridad, tal y como ha confirmado Margareta Thorgren, jefa de comunicación de la Casa Real sueca. Esta es la razón por la que los cuatro Reyes han posado para las fotografías oficiales con cierta separación entre ellos.
- Los Reyes inauguran su viaje de Estado a Suecia con una recepción para la comunidad de españoles
Don Felipe y doña Letizia han finalizado con esta cena de gala la segunda jornada de la gira de su viaje de Estado por Suecia. El día comenzó con la solemne bienvenida oficial por parte de Carlos Gustavo y Silvia de Suecia. Los cuatro monarcas se saludaron en las caballerizas reales y de ahí se desplazaron en carruaje hasta el Palacio Real de Estocolmo, residencia oficial del monarca y sede de muchos de los actos institucionales de la Casa Real. Se trata de un edificio de estilo barroco que está diseñado como un palacio romano por el arquitecto Nicodemus Tessin, que cuenta con 600 habitaciones y que puede ser visitado durante todo el año por los turistas y ciudadanos. A su llegada, los reyes Carlos Gustavo y Felipe VI psaron revista a los Grenadier Guards of the Life Guards. Ya en compañía de su esposa, don Felipe fueron presentados a los miembros del Parlamento sueco y a los representantes del Gobierno en el patio interior. Una vez dentro de Palacio se les unieron otros miembros de la Familia Real sueca: la princesa Victoria, con su marido, el príncipe Daniel, y el príncipe Carlos Felipe con su esposa, la princesa Sofía, con quienes disfrutaron de un almuerzo privado.
La agenda de los Reyes este miércoles ha estado repleta de actos y visitas. Del Palacio Real fueron a pie hasta el Museo del Premio Nobel, donde disfrutaron de una exposición sobre Ramón y Cajal. El objetivo de la exhibición es difundir los avances de la ciencia en España, incorporando la perspectiva de los artistas. En su paseo por las calles del centro de Estocolmo se fijaron en los puestos de un típico mercadillo navideño. Tras este recorrido por el Museo, don Felipe acudió a un encuentro con el presidente del Parlamento sueco, Andreas Norlén. Mientras, doña Letizia visitó el Instituto Karolinska, el mayor centro académico de investigación médica de Suecia que ofrece la gama más amplia de cursos y programas médicos del país. El siguiente compromiso de Felipe VIfue un encuentro con el primer ministro saliente, Stefan Löfven. Una frenética jornada que culminó con la cena de gala.