Atenas ha acogido este sábado la boda real de, Philippos de Grecia, hijo menor de los reyes Constantino y Ana María, y Nina Flohr, hija del dueño de la empresa de jets privados VistaJet . Un enlace que recuerda al que sus padres y sus tíos, los reyes Juan Carlos y Sofía, protagonizaron en los años sesenta. Precisamente doña Sofía y su hija, la infanta Elena, han encabezado la representación española de una ceremonia, que se ha llevado a cabo por el rito ortodoxo y que ha contado con representantes de un bueno número de Casas Reales y rostros conocidos. El cariño que la Reina siente por su hermano Constantino y por sus sobrinos ha hecho que haya querido acompañar al príncipe Philippos en su gran día y acudir a la cita, tal y como hizo en los ‘sí, quiero’ de los príncipes Alexia, Pablo y Nicolás. Además de la reina Sofía y la duquesa de Lugo, no se ha querido perder el evento la princesa Irene de Grecia, la otra tía paterna del novio. A pesar de la distancia, ambas familias están muy unidas y siempre han compartido los grandes eventos familiares. Una cercanía que ha quedado patente a la entrada a la Catedral cuando su sobrino, Pablo de Grecia, heredero al trono heleno, ha tenido la deferencia de bajar las escaleras para saludarlas y acompañarlas al interior. Han sido las únicas invitadas con las que el Príncipe ha tenido ese detalle. Doña Sofía no solo es hermana de su padre, sino que también es Reina, otro motivo más para que se haya mostrado tan atento. A sus casi 83 años, los cumplirá el 2 de noviembre, doña Sofía está en muy buena forma y lleva un agenda imparable. Hace menos de 24 horas estaba en Oviedo arropando a su nieta Leonor en su gran cita: los Premios Princesa de Asturias y este sábado acompaña a sus familiares griegos. Por su parte, la infanta Elena, es madrina de bautizo del novio y ha entrado a la boda unos instantes que su madre y su tía.
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Minutos antes de las cinco horas, ha comenzado el desfile de invitados, que han causado una gran expectación entre los muchos curiosos que se agolpaban en las inmediaciones del templo. De los primeros en entrar han sido : Andrea Casiraghi, con su mujer, Tatiana Santo Domingo; Christian de Hannover, con su esposa, Alessandra de Ossma y Ernst August de Hannover con Ekaterina Malysheva. Todos ellos llegaron con Chantal Hochuli, madre de los hermanos Hannover y primera mujer de Ernesto de Hannover. Después han seguido los hermanos del novio con sus familias. De las últimas en entrar han sido la reina Sofía y la princesa Irene. La madre de Felipe VI, muy elegante con un vestido largo en verde tornasolado, ha recibido muchos vítores a su llegada. Su hermana Irene ha optado por un conjunto en azul oscuro. Por su parte, la duquesa de Lugo entraba unos minutos antes que su madre junto a la princesa Benedicta, tía del novio y hermana de Ana María de Grecia, y otros invitados. La Infanta ha optado por un vestido azul marino, con bolero negro y complementos del mismo tono.
Los Premios Princesa de Asturias han hecho que doña Sofía se perdiera la fiesta preboda en el lago Voyliagmeni, que tuvo lugar un día antes, coincidiendo con el día grande en Oviedo. Sin embargo, la duquesa de Lugo sí que participó en esta fiesta en la que también estuvieron presentes Beatriz de York y los hermanos del novio. Además de en el rito matrimonial, también es previsible que esté en los posteriores actos: el banquete nupcial, que será por la noche, y un almuerzo el domingo en el club náutico del Pireo. Que se sepa, ni la reina Sofía ni la infanta Elena acudieron a la íntima boda civil que Philippos y Nina hicieron en diciembre de 2020 a la que sí acudió la infanta Cristina y su hija Irene.
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A buen seguro que este ‘sí, quiero’ habrá traído a la memoria de doña Sofía muchos recuerdos de hace 59 años, cuando contrajo matrimonio, en el mismo lugar y por el rito ortodoxo con el entonces príncipe Juan Carlos de Borbón. Un enlace fastuoso, al estilo de las viejas Cortes europeas, que contó con la presencia de muchos royals, entre ellos la ‘decana de las reinas de Europa’, Victoria Eugenia de Battenberg, viuda de Alfonso XIII y abuela del novio, que vendió el aderezo de esmeraldas que había pertenecido a la emperatriz Eugenia de Montijo para ayudar a los condes de Barcelona a costear los fastos.
La noticia de que doña Sofía y su hija mayor iban a acudir a la boda religiosa de Philippos de Grecia se conoció la semana pasada tras muchas especulaciones. Al poco de conocerse el día exacto de las celebraciones ya casi se descartó de manera automática la presencia de los reyes Felipe y Letizia en Atenas. Desde el 21 de octubre y hasta este sábado, han permanecido en tierras asturianas, acompañados por sus hijas con motivo de los actos de los Premios Princesa de Asturias. El jueves, acudieron al concierto en el Auditorio Palacio de Congresos de Oviedo, el viernes, a las audiencias con los premiados y miembros del jurado, por la mañana, y a la entrega de galardones por la tarde y este mismo sábado estuvieron en Santa María del Puerto (Somiedo), reconocido como Pueblo Ejemplar 2021, una cita ineludible que les ha impedido desplazarse a Grecia.