El príncipe Jaime de Borbón-Dos Sicilias y lady Charlotte Diana Lindesay-Bethune cuentan las horas para casarse mañana, en Palermo, capital del antiguo reino de Sicilia, rodeados de familiares y amigos de todo el mundo.
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Dieciséis meses después de haber anunciado su compromiso, el heredero de los duques de Calabria y la muy noble dama de las tierras altas de Escocia están listos para desfilar hacia el Duomo di Monreale.
Por sus lazos de sangre, tienen asegurada la presencia de una larga lista de representantes de diferentes casas reales y dinastías de Europa, nobles y aristócratas del viejo continente, aunque, finalmente, nadie viajará desde La Zarzuela.
Así lo aseguran a ¡HOLA! fuentes cercanas a Palacio. “La Familia Real española será la gran ausente, a menos que haya un cambio de última hora”.
Felipe VI y doña Letizia están siguiendo al minuto las consecuencias de la erupción del volcán Cumbre Vieja, que ha provocado la evacuación de más de 6.000 personas, engullido cientos de viviendas, sepultado calles y carreteras, y destruido cientos de hectáreas de terrenos de cultivo en La Palma. Lo vieron con sus ojos ayer mismo (23 de septiembre) durante el viaje que hicieron a las zonas más afectadas. Querían ofrecer consuelo, ánimo y apoyo a los vecinos que lo han perdido todo, y, también, dejaron su testimonio y un mensaje de esperanza. “Estamos atónitos por lo visto y vivido hoy y no lo vamos a olvidar”... “Entre todos vamos a ayudar a recomponer sus vidas”, dijo Felipe VI. Y añadió doña Letizia que había visto “con mucha tristeza y gran dolor” a las familias afectadas, y cómo les pedían que: “No nos olviden”.
Ante la catástrofe que sufre la isla, los Reyes decidieron modificar la agenda prevista para ayer jueves. Don Felipe suspendió las recepciones a militares previstas y pidió a la reina Sofía que presidiera la inauguración de la temporada en el Teatro Real, a la que iba a asistir con doña Letizia.
Un giro radical de planes. Doña Sofía intentó viajar a Palermo hasta el último momento, pero las malas combinaciones de los vuelos, unidas a sus compromisos, lo hizo imposible. El próximo domingo, día de cierre de las celebraciones nupciales, también se había comprometido a asistir a la Exposición Internacional Canina de Madrid -20 países participando, con cerca de 6.000 perros de raza-, en Ifema, con la Real Sociedad Canina de España.
A la madre de Felipe VI le hubiera gustado estar en la boda de don Jaime. Por las nuevas generaciones, a los que conoce desde que nacieron; y, también, para compartir un momento de familia con la abuela del novio, la princesa doña Ana de Orleáns y Orleáns-Braganza. La hija de los Condes de París conoció al príncipe Carlos en Atenas, durante su boda con don Juan Carlos (1962). La princesa era dama de honor y el duque de Calabria portó la corona de su primo. Se casaron en 1965, en Dreux, Francia.
A lo largo de estos años, don Pedro, al igual que hiciera su padre, el Infante don Carlos, ha dado muchas muestras de cariño a la Familia Real, así como de absoluta fidelidad a la corona. Primero, con su querido tío don Juan Carlos. Y, ahora, con Felipe VI.
Los estrechos lazos que los unen vienen de lejos. Se llevan once meses y tienen hijos con edades parecidas. El último gesto del soberano con la familia fue hace seis años, cuando apadrinó a la hija más pequeña del matrimonio, la princesa María, acudiendo a su bautizo con doña Letizia y sus dos hijas, la princesa Leonor y la infanta Sofía.
Viajar a Italia y estar presentes en la boda del príncipe Jaime, el mayor de siete hermanos, hubiera sido otra gran demostración de cariño -la Familia Real siempre ha acompañado a la dinastía Calabria en las alegrías y en los peores momentos-, pero, en esta ocasión, no ha podido ser. Más allá de la pandemia, la situación de la isla de La Palma, con las nuevas bocas eruptivas del volcán y la lengua de lava dirigiéndose al mar, mantiene a los Reyes en alerta. Ya habrá otros momentos.