No cabe duda de que este próximo otoño estará repleto de importantes bodas. Pero, entre ellas, cabe destacar una que promete reunir a parte de la realeza europea, y que contará con la asistencia de doña Sofía.
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Además del enlace de Jaime de Borbón-Dos Sicilias , primogénito del Duque de Noto, con Charlotte Lindesay-Bethune, en Palermo (Italia) este 25 de septiembre; tal y como ha podido confirmar ¡HOLA!, en octubre, el príncipe Philippos de Grecia y Nina Flohr volverán a darse el ‘sí, quiero’. En esta ocasión, en una ceremonia religiosa que tendrá un marco de excepción: la Catedral de la Asunción de Santa María en Atenas (Grecia).
Un lugar que seguro traerá muy buenos recuerdos a la reina Sofía, puesto que fue allí donde el 14 de mayo de 1962, celebró su boda (por el rito ortodoxo) con don Juan Carlos.
Este nuevo enlace del hijo menor de los reyes Constantino y Ana María de Grecia llega diez meses después de casarse por lo civil con la heredera suiza. Philippos de Grecia y Nina Flohr decidieron unirse en matrimonio en un acto exclusivo y muy íntimo, que tuvo por escenario Saint-Moritz , la exclusiva estación invernal en el valle suizo de la Engadina. Allí, a casi dos mil metros de altura, y con la Familia Real griega como testigo, se convirtieron en marido y mujer.
Las imágenes exclusivas del especial acontecimiento fueron publicadas el pasado diciembre por ¡HOLA!. Si bien, en plena pandemia, esta importante ocasión no pudo reunir a numerosos invitados; entre ellos sí que se encontraban todos los hijos de los reyes griegos: el príncipe Pablo y su esposa, la princesa Marie-Chantal, con sus cinco hijos; la princesa Alexia y su marido, Carlos Morales; el príncipe Nicolás y su mujer Tatiana; y la princesa Theodora.
Asimismo hubo representación española, puesto que el novio es sobrino de la reina Sofía, y, por tanto, primo del rey Felipe VI y de las infantas Elena (quien, además, es madrina de bautismo del novio) y Cristina. De hecho, doña Cristina sí asistió a la cita, y lo hizo en compañía junto a su única hija, Irene Urdangarin.
Ahora, esta nueva boda podría volver a reunir a doña Sofía y sus hijas en Atenas.
Una boda que supuso la unión de dos dinastías
Aquel enlace civil (y ahora el religioso) representó la unión de dos dinastías: una real y otra económica. Si bien el novio es hijo del rey Constantino de Grecia; el padre de Nina, Thomas Flohr, goza de una gran fortuna gracias a Vista Jet, una empresa que cuenta con una flota de más de cincuenta aviones Bombardier Global y Challenger. De hecho, Flohr fletó entonces varios aviones para la boda y los puso al servicio de su familia política.
Cabe recordar que casi seis meses después de su enlace civil, la pareja volvió a celebrar, de nuevo, su boda en la campiña inglesa. Esa vez, rodeados de sus amistades más íntimas (como la it girl Alice Naylor-Leyland y su marido, el aristócrata Tom Naylord-Leyland), organizaron un divertido fin de semana nupcial en su casa de Cambridgershire.
Un lugar lleno de recuerdos para Doña Sofía
Después de una pedida de mano algo atípica -el entonces príncipe Juan Carlos lanzó una cajita con el anillo a su prometida- y conseguir los permisos y bendiciones necesarias para casarse, la pareja se dio el ‘sí, quiero’ el 14 de mayo de 1962. Primero, a las 10 de la mañana, y por el rito católico, se desposaron en la catedral de San Dionisio, adornada con miles de claveles rojos y amarillos. Después volvieron a proclamar su amor en la Catedral de la Asunción de Santa María en Atenas (Grecia) bajo el rito ortodoxo, el mismo escenario donde, dentro de unas semanas, se casarán Philippos de Grecia y Nina Flohr.
El día de su boda, Doña Sofía lució un maravilloso vestido de encaje, obra de Jean Desses. Un diseño que combinó con el velo nupcial de la reina Federica y la tiara prusiana, una joya que había pertenecido a la abuela de la novia, la princesa Victoria Luisa de Prusia, y que también lució Doña Letizia en su boda con Felipe VI.