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Este lunes 30 de agosto, arranca una nueva etapa para la princesa Leonor en el internado UWC Atlantic College, ubicado en Gales, donde estudiará los dos próximos años de su Bachillerato Internacional (IB). Tanto ella como sus compañeros están llamados a ser recogidos en el aeropuerto principal de Londres, como recomendación por parte del centro. De allí saldrán varios autobuses a lo largo del día con destino a la localidad costera de Llantwit Major, que es donde se encuentra el colegio. La duración del recorrido es de casi tres horas. El campus de UWC Atlantic College gira alrededor del castillo de San Donato, un imponente edificio del siglo XII que recuerda a Hogwarts, la escuela de magia de Harry Potter. La ubicación del mismo es impresionante: abierto al mar y con magníficas vistas a una bahía, el centro ocupa una superficie de cincuenta hectáreas de bosques y tierras de cultivo.
© ATLANTIC COLLEGE
© @uwcatlanticLas temperaturas previstas para los primeros días en la zona oscilan entre los 19 y los 12 grados centígrados. No se esperan lluvias a lo largo de la semana, aunque tampoco es algo que vaya a condicionar demasiado la llegada de la hija de los Reyes al colegio. Y es que, pese a que se vacunó el pasado mes de julio en Madrid, la princesa Leonor deberá guardar cuarentena junto al resto de los estudiantes, para evitar brotes de COVID. Lo harán durante diez días en sus habitaciones, que es el lugar en el que recibirán clases de forma telemática. Pasada esta cuarentena preventiva, se someterán a una prueba PCR y se incorporarán a las clases presenciales, aunque sin llevar ningún tipo de ropa especial: UWC Atlantic College no exige uniforme a sus internos.
Como en años anteriores, cerca de trescientos sesenta jóvenes se distribuirán en ocho casas del campus y en habitaciones de cuatro personas de ochenta nacionalidades, culturas diferentes y realidades sociales muy distintas: hasta el 75 por ciento del alumnado accede a través de becas totales o parciales. La filosofía de este centro es formar en “el entendimiento internacional e intercultural”, así como fomentar un “espíritu abierto y crítico”. Por tanto, es más que improbable que Leonor termine compartiendo habitación con los otros trece españoles que consiguieron su solicitud para ingresar en el colegio. Lo mismo ocurre con la princesa Alexia de Holanda, la segunda de las tres hijas del reyes Máxima y Guillermo, que también se incorpora allí este curso.
© GettyImagesEn cada una de las casas de UWC, los internos están separados por sexo. “A un lado del pasillo están los dormitorios de los chicos y, al otro, los de las chicas”, nos explica Marina Conde, la diseñadora de la firma La Condesa, que estudió allí mediados de los noventa y que, durante años, fue presidenta de la asociación de antiguos alumnos. “Cada persona tiene solo un armario un metro de ancho por dos metros de alto, más o menos, y una cajonera para guardar todas sus cosas”, nos añade la diseñadora
Anexa a este edificio se encuentra la vivienda del tutor, que suele ser un profesor que vive con su familia y el encargado de cuidar los cerca de cuarenta adolescentes que ocupan cada edificio. Pero será la princesa quien tendrá que encargarse de casi todas sus tareas domésticas durante estos meses en UWC Atlantic College: aunque no hará falta que cocine, ella se hará la cama, limpiará su cuarto y lavará su ropa en la lavandería. También tendrá que adquirir todo lo que necesite en los próximos meses: los productos de higiene, el material escolar que le falte o el edredón, que lo podrá comprar en la pequeña tienda que hay en el campus, aunque hay la posibilidad de visitar Llantwit Major , el pueblo cercano –a unos tres kilómetros de distancia–, los fines de semana. De todas formas en el internado, cada estudiante recibirá un paquete con su correspondiente material escolar –cuadernos, carpetas, etc.–. En el caso de los libros, también los facilita el propio colegio a través de los profesores, para que nadie tenga que comprar nada.
© CordonPress
© @uwcatlanticEn las casas de UWC, no hay televisores, ya que se busca que sus alumnos desarrollen sus inquietudes culturales. Para ello, el centro dispone de una biblioteca y salas para asambleas, entre otros espacios creativos. Igualmente, hay grandes instalaciones para practicar deporte; pistas de tenis, piscinas exterior y cubierta, además de una antigua sala de baile. De hecho, todos los estudiantes deben realizar un mínimo de dos horas de actividad física a la semana. Aun así, la princesa y sus compañeros podrán llevar su propio ordenador y/o tablet al internado, aunque también se facilita computadoras a aquellos alumnos que lo requieran. Allí también hay libertad para usar su teléfono móvil dentro del campus, aunque se aboga por un “consumo responsable”.
De lunes a viernes, la hija de los Reyes tendrá clases de ocho a doce de la mañana, por lo que tendrá que despertarse sobre las siete. Después del comer, a las catorce horas, se retoman las clases, hasta las quince. En tres tardes de la semana, se llevan a cabo los servicios de la comunidad durante dos horas. El resto de las tardes se dedican a otras clases, actividades creativas y asambleas obligatorias. Alrededor de las dieciocho horas, se sirve la cena y, cuatro horas después, los tutores pasan pasan lista, antes de dormir. Ya durante los fines de semana, se permite a los internos recibir alguna visita puntual o salir del centro, como indicábamos anteriormente.
© FERNANDO JUNCOSobre lo que más va a valorar la princesa Leonor de su estancia en UWC, Marina Conde, exalumna, lo tiene claro. “Entiendo que, por fin, la van a tratar como una adolescente más y sin presión. Va a tener una vida normal, dentro de lo que es la vida en un colegio así. Para ella, eso va a ser alucinante”, afirma a ¡HOLA!. La diseñadora de La Condesa añade: “La gente que conoces allí es muy especial. Es un tipo de persona que no la vuelves a conocer en tu vida o te cuesta encontrarla. También la educación, porque te enseñan a pensar, poner las cosas en duda y debatir. En las clases, gran parte del tiempo se dedica a debatir”. Sin duda, nuestra princesa comienza una etapa emocionante, como la que vivió su padre en 1984, año en el que el entonces príncipe Felipe empezó sus estudios en Canadá –concretamente, en el Lakefield College School de Toronto–.
