Ahora sí, la heredera al Trono se hace mayor. Para Leonor es el final de una etapa. En los últimos tres años, han sido muchos pasos al frente los que ha tenido que asumir, pero la primavera de 2021 marca una diferencia muy grande. Esta semana (25 de junio) acaba cuarto de la ESO y, en verano, tras dos meses de transición hacia su nueva vida, pondrá rumbo a Gales , donde cursará Bachillerato Internacional (IB) en el UWC Atlantic College, de Gales, en régimen de internado.
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La hija mayor de los Reyes de España se va de palacio a explorar mundo. Vivirá en el lluvioso Gales, en una costa azotada por el viento y estará por primera vez ‘sola’. Hasta ahora, lo han compartido todo, cuatro bajo el mismo techo, pero, en unos meses, serán tres en el día a día… La ausencia de la princesa también marcará un antes y un después para la familia. Al menos, durante dos años. A partir de agosto, todo será diferente para los Reyes como padres y para Sofía como hermana. La infanta también se queda ‘sola’. Lo han compartido todo: colegio, habitación, amigos, aficiones, deportes, agenda (siempre juntas), pero sus caminos están a punto de separarse. Sofía se queda sin su compañera de vida y su mejor aliada. No será fácil. Tampoco para la princesa, aun llena de ilusión.
De Zarzuela al castillo de San Donato
De la Familia Real a otra familia, las compañeras que todavía no conoce y que caminarán a su lado en su segundo hogar. Del palacio de la Zarzuela a un campus gigante donde todo gira alrededor del castillo de San Donato (siglo XII), con campus abierto al mar y vistas a la bahía, 50 hectáreas de bosques y tierras de cultivo, con su propio valle y paseo marítimo.
Ya no volverá al que ha sido su colegio durante trece años: la princesa hace planes de vacaciones con el visado de estudiante en la mano y la maleta en marcha para irse a su internado de Gales
Ya solo faltan dos meses y todo lo importante está preparado o en camino. La princesa tiene la maleta en marcha y, en su mano, el visado de estudiante internacional, que tuvo que pedir para poder acceder a un colegio del Reino Unido, ajustándose a las nuevas normas del Gobierno que entraron en vigor tras el Brexit. Leonor está lista para poner rumbo a su nueva vida. En el UWC Atlantic College, uno de los centros adscritos a la institución Colegios del Mundo Unido, convivirá con jóvenes de todas las clases sociales, además de refugiados y víctimas de la guerra, y llenará su mundo de experiencias inolvidables.
La misión de la institución es clara: “Hacer de la educación una fuerza para unir personas, naciones y culturas, por la paz y un futuro sostenible”. Impulsar esa amplitud de miras que la llevará a ponerse en la piel del otro y a entender el mundo en el que viven los demás.
Su habitación
Al igual que los más de trescientos estudiantes de 80 nacionalidades —entre ellos, la princesa Alexia de Holanda—, cuando llegue al colegio, la princesa tendrá destinado un edificio con su nombre en la lista puesto en la puerta —hay ocho en el campus— y una habitación que deberá compartir con tres compañeras elegidas por el centro. Un cuarto con espacios demarcados con camas con cajoneras, armarios y cómodas con espejo.
La princesa de Asturias compartirá también baño, cocina, cuarto de estudios y sala de estar con otras quince compañeras. Y, como una más, hará su cama, lavará su ropa y se levantará cada día antes de las siete de la mañana para estar en el aula a las ocho en punto.
Leonor tendrá dos años de ‘libertad’, con la oportunidad de ser una adolescente más: es el fin de una etapa y del día a día juntos en familia
El objetivo del colegio pasa por inspirar a los alumnos en el ‘ servicio a la comunidad ’ y el ‘compromiso social’ para que estén al frente de ese cambio como futuros líderes… Lo que sucede fuera del aula es igual de importante que lo que pasa dentro y todas las semanas, aprovechando las tardes y los fines de semana, cada estudiante tiene que hacer el ‘servicio social’, eligiendo una actividad del trío que conforma el CAS (Creativity, Action, Service). Las posibilidades son infinitas, y tendrá oportunidades únicas para ayudar a otros y aprender sobre sí misma.
Billar, karaoke...
La princesa Leonor podrá trabajar en los invernaderos cultivando un huerto, cuidando animales en la granja —burros, ovejas— o hacer tareas de apicultor… Participar en tareas de salvamento, ayudar en residencias de ancianos, a personas con discapacidad, hacer escalada, cocinar... Sin olvidar el deporte: kayak, surf, vela, tenis, natación (piscina exterior y cubierta), escalada en pared, fútbol, voleibol, baloncesto, bádminton, hockey sala, balonmano… En el exterior o en Moondance Sports Hall, con paredes acristaladas y techado sostenible casi a pie de playa. Un pabellón con gimnasio de usos múltiples para actividades y vida, que incluye una cafetería donde se reúnen para charlar, comer, jugar al billar, ver películas, bailar y cantar karaoke.
La infanta Sofía también se queda ‘sola’. Lo han compartido todo: colegio, habitación, amigos, aficiones, deportes, agenda, pero sus caminos están a punto de separarse
Tras su desembarco como interna en el Atlantic College, la hija mayor de los Reyes compatibilizará estudios y actividades extracurriculares con compromisos institucionales, en España. El ‘cuento real’ empezó al revés, pero ahora los hechos son aplastantes. Felipe VI y doña Letizia decidieron que las responsabilidades que tuvieran que asumir en el futuro no robaran la infancia de sus niñas, pero, desde hace tres años, en el conjunto de las monarquías, la princesa Leonor marca la diferencia en una generación de futuras Reinas. Es una joven valiente y arraigada en su destino.
Una determinación asombrosa
La continuidad obliga y, desde que hablara por primera vez en público, en 2018, no ha dejado de asumir retos, lo que la convierte en una princesa armada de responsabilidad y con una determinación asombrosa. Lo hemos vuelto a ver el pasado viernes, aunque no fue su turno como protagonista. En el palacio real, donde el Rey celebró el VII aniversario de su reinado dando todo el protagonismo a un grupo de españoles, ‘héroes’ de la pandemia, en un acto sencillo y solemne. Sin pompa ni ceremonial, sino como le gusta a Felipe VI, más en tiempos de pandemia.
En el nuevo colegio de Leonor, todo gira alrededor del castillo de San Donato, con campus abierto al mar, 50 hectáreas de bosques y tierras de cultivo, con su propio valle y paseo marítimo
La Familia Real quería expresar el reconocimiento de la Corona a aquellos que han sido ejemplo de compromiso personal y contribución social ante la Covid-19 y el Rey impuso las Medallas de la Orden al Mérito a 24 ciudadanos anónimos: 16 mujeres y ocho hombres, de entre treinta y setenta y cuatro años, que representan a las 17 comunidades y a las dos ciudades autónomas y han estado en primera línea durante la crisis sanitaria.
La reina se acordaba
Entre las personas distinguidas, una ganadera, un marinero, un agricultor, una maestra, varios sanitarios e investigadores, una cajera de supermercado, un camionero, una cantante solidaria, una conductora de ambulancia, una voluntaria del Teléfono de la Esperanza y una camarera con síndrome de Down, de treinta años. Sin olvidar a la más veterana, Margalida Jordà, directora de Naüm-Sineu (Mallorca), a la que la Familia Real conoció el pasado verano, cuando visitaron su centro de inclusión social. La Reina, por supuesto, se acordaba de ella y, pregunta que pregunta, tardó un poco en dejarla ‘escapar’.
Compartirá habitación y baño, hará su cama, lavará su ropa, podrá trabajar en la huerta, cuidar animales, hacer mucho deporte, participar en tareas de rescate y, también, cocinar
Para un día tan especial, que vivieron con tanta emoción y complicidad, doña Letizia y sus hijas renovaron su armario, coordinando los colores con el traje y la corbata del Rey. La soberana estrenó un vestido rosa (fucsia) del diseñador Moisés Nieto. Sofía, a juego con su madre, un diseño en falso tweed con bolsillos frontales rematados con botones joya y ribetes con flecos. Y la princesa de Asturias, en un golpe de efecto, un vestido azul, pero con una imagen más adulta —marcando figura— y un estilo heredado de su madre.
La princesa abrió su armario a la firma de moda sevillana Vogana y llamó mucho la atención el guiño a la estética vintage —el de su hermana era sesentero— de su vestido en crepé, con hombros ochenteros y drapeado lateral. Sobre él, la distinción más importante, la insignia del Toisón de Oro, que le impuso su padre, con doce años (hace tres), en este mismo salón de Columnas.
Mano al corazón
Este fue marco en el que el Rey impuso las medallas (una a una) a todos los condecorados, llevándose la mano al corazón y en un ‘día de esperanza’, como dijo en su discurso. Intervención en la que les agradeció su coraje y valentía “sin esperar nada a cambio más que la satisfacción personal por el deber cumplido”. “Vuestro ejemplo nos une, emociona y enorgullece. Sois un espejo en el que todos debemos mirarnos y, desde luego el Rey”, dijo, antes de renovar una vez más, con la misma ilusión y determinación, el “sentido del deber y vocación de servir a España y a todos los españoles, que ha inspirado toda mi vida y, especialmente, desde aquel 19 de junio de 2014”.
La Reina y sus hijas renovaron armario: doña Letizia y Sofía, muy sesenteras, se unen a la marea rosa que inunda los palacios, y la princesa hace un guiño al vintage con su color preferido
Junto a su familia, con la mano también en su corazón (el gesto de su padre), pasos firmes hacia el futuro que la aguarda y una gran sonrisa que se adivinaba bajo la mascarilla, la princesa Leonor comenzó a ‘despedirse’ de la vida que conoce el pasado viernes en el palacio real, el corazón de la monarquía. Ya no volverá al colegio Santa María de los Rosales, del que ha sido alumna desde septiembre de 2008, cuando empezó primero de Educación Infantil con la misma predisposición con la que, un año antes, había llegado a la Guardería Real del Pardo.
Eran las 8:55 de la mañana y la entonces infanta, que no cumpliría los tres años hasta el 31 de octubre, se presentaba en la multitudinaria sesión de fotos como si llevara toda la vida en ello, haciendo sus primeras ‘declaraciones’ periodísticas: “Hoy empiezo el cole de mayores”.
“Muy ilusionada”
Don Felipe y doña Letizia tuvieron en cuenta en la elección del colegio la proximidad a Zarzuela, el modelo del sistema educativo español que ofrece, la posibilidad de estudiar todos los grados en un entorno de educación mixta y laica (aunque imparta enseñanza religiosa) y, también, la experiencia de don Felipe como alumno de este mismo centro durante doce años, de 1972 a 1984, cuando, a los dieciséis años puso rumbo a Canadá.
La princesa de Asturias marca la diferencia: no ha habido otra heredera al trono que, con quince años, haya asumido más retos y actos oficiales en la historia reciente
Leonor empezó su educación el día en el que su madre cumplía treinta y seis años. Exactamente los mismos que habían pasado desde que don Felipe llegara por primera vez a estas instalaciones de la mano de su madre, doña Sofía. Un momento memorable, aguantando a duras penas su mochila rosa a la espalda, con sus rizos, su uniforme y una enorme sonrisa. Lo dijo el Rey: “Está muy ilusionada”. Desde entonces, y a lo largo de estos casi trece años, la hemos acompañado en cada inicio del curso. En los primeros años, sola, y después, junto a su hermana, Sofía. Las dos siempre con la mochila al hombro. De niñas a adolescentes.
Ya no habrá más vueltas al ‘cole de mayores’ ni más recreos juntas, pero les queda toda una vida… Y, ahora, acabado el curso, un verano entero por delante, para el que ya han comenzado a hacer planes, en Mallorca, aunque el próximo 1 de julio, y a falta de conocer la agenda de las próximas semanas, Leonor todavía tiene otra cita pendiente junto a su familia: la entrega de los premios Princesa de Girona, que volverá a presidir en Cataluña.
Apoyando la Copa del Rey
Después de un año y medio sin descanso, la isla vuelve a estar en el horizonte. La Familia Real hará coincidir su llegada a Marivent con el inicio de la 39ª Copa del Rey MAPFRE de vela, que regresa a la bahía de Palma del 31 de julio al 7 de agosto. Tras ser aplazada la regata por responsabilidad sanitaria el pasado año, todo está listo para poder ofrecer nuevamente un gran evento internacional a la altura del prestigio acumulado a lo largo de casi cuarenta años de historia. La competición organizada por el Real Club Náutico de Palma largó amarras hace algunas semanas y ya supera el centenar de equipos inscritos. Una cifra utópica en el mes de marzo y una respuesta increíble de la flota de todo el mundo con la que están entusiasmados y esperan que siga aumentando.
En los últimos meses ha debutado en solitario, ha amadrinado un submarino y se ha subido a unos tacones, y el próximo 1 de julio tiene otra cita pendiente en Cataluña, antes de viajar a Mallorca
Es la edición más esperada en casi cuatro décadas, y la Reina y sus hijas volverán a estar al lado de Felipe VI cuando se haga a la mar para apoyar la competición de vela más importante del Mediterráneo.
Agosto está a la vuelta de la esquina y habrá un respiro para la Familia Real y hasta una escapada si la situación lo permite antes de que la princesa ponga rumbo hacia su nueva vida. Aunque para los Reyes apoyar al país y al turismo sigue siendo lo primordial, los cuatro tienen por delante uno de sus veranos más especiales.