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El próximo curso escolar, la princesa Leonor vivirá en el gris y lluvioso Gales, en una costa azotada por el viento y llena de leyendas y espíritus.
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Al igual que generaciones de estudiantes anteriores, también escuchará historias de espectros, brujas, druidas y fantasmas. Su desembarco como interna en el Atlantic College marcará el comienzo de una nueva etapa académica, pero, también, la posibilidad de abrazar en su tiempo libre la vida, las costumbres y tradiciones de Gales. Un país calificado por muchos autores como la región más embrujada del mundo. De las apariciones del Rey Arturo y sus caballeros a águilas embrujadas protegiendo tesoros. De las hadas malignas que anuncian la muerte (banshees) hasta las sillas de vampiro del siglo XV. De ellas habla la escritora Marie Trevelyan —nacida en Llantwit Major, el pueblo de St. Donat’s—, apuntando a la leyenda de que muerden a cualquiera.
Y, según aparece en muchos libros, artículos y crónicas, el castillo de St. Donat’s (siglo XII) no podía ser una excepción. Con sus 50 hectáreas de bosques, jardines, tierras de cultivo, valle y paseo marítimo, la fortaleza tampoco se libra. Situado en el centro del Ghostly Vale (el valle fantasmal), que alberga a otros 14 castillos, sus muros esconden historias de fantasmas con las que la princesa Leonor tendrá que ‘convivir’ los próximos dos años.
St. Donat’s tiene fama de ser uno de los lugares más embrujados de Gales: cuando el fantasma de Lady Stradling deambula por los pasillos lleva un vestido de cola de la mejor seda y zapatos de tacón
El más importante, el de Lady Anne Stradling, a la que, a menudo, se la ve paseando por la Long Gallery con un vestido con cola de la mejor seda y zapatos de tacón alto… O por la torre que lleva su nombre. No en vano, su apellido está ligado al castillo desde 1310 hasta 1738. Según la tradición más conocida, aunque no se ha podido precisar en el tiempo —algunos escritos apuntan a que su esposo murió en las cruzadas y otros la sitúan en el siglo XV—, el fantasma es el de una joven viuda que no podía vivir con el dolor por la muerte de su esposo y se arrojó desde lo alto de una torre.
Además del espectro de Lady Anne, otras historias mencionan que en St. Donat’s también conviven un ojo flotante que brilla en la noche y el fantasma de un gran gato semitransparente, que corre por los pasillos aprovechando la oscuridad. No solo eso: en una de las salas, un piano suena sin que nadie lo toque.
Y la leyenda continúa hoy día, aunque, a principios del siglo XX, se realizó un exorcismo. De ello habla el Libro de los Fantasmas, de Lord Halifax.