Felipe VI. Un rey en la adversidad es el resultado de un largo trabajo de investigación que aborda por primera vez los más de seis años de reinado, así como los problemas de la Monarquía; y revela episodios inéditos sobre las difíciles decisiones de Felipe VI.
En cinco capítulos, y a lo largo de 306 páginas, José Antonio Zarzalejos intenta dar respuesta a grandes interrogantes planteados desde 2014 dentro de un contexto familiar-político-institucional (sin olvidar la pandemia) sin precedentes, al tiempo que da claves para hacer el retrato más personal del Rey. Un Monarca que no ha contado con “un solo día de tregua” desde que fue proclamado ante las Cortes Generales, que “está solo” y “obsesionado con su deber”; y ha llevado una “vida sin trampas, escándalos y sin pasos en falso”.
Su reinado no será fallido
Zarzalejos dice que “España tiene una gran oportunidad con un rey estadista como es Felipe VI […], que su reinado no será fallido y que su misión última” es entregar, cuando toque, la jefatura del Estado, con la mejor España Posible, a su hija Leonor de Borbón … Aunque antes, tendrá que “rescatar la institución que encarna” […] y que su reto […] es “reconstruir todo lo que su padre, después de erigirlo, destruyó”. En palabras muy duras, el autor define a don Juan Carlos como el “peor adversario del Rey” […] Nadie le ha procurado más daño moral y político, antes y después de su abdicación […].
Zarzalejos habla también en Un rey en la adversidad de las oportunidades que no se aprovecharon; de las duras decisiones que tuvo que tomar el Rey, después cinco años en el trono; de su voluntad de transparencia absoluta, de “las mejores prácticas de ejemplaridad”, anteponiendo siempre a todo la obligación y la Institución… Y “llegando al repudio definitivo a la figura de su padre.” El último gran paso, antes de la salida del Rey Juan Carlos de España, después de barajarse algunas otras posibilidades.
En este pormenorizado retrato, el autor entra en el por qué se le apartó de la agenda pública (junio de 2019); en cómo se “decidió la expatriación” y en los motivos que la hicieron necesaria.
Según Zarzalejos, don Juan Carlos fue convencido de la necesidad de “marcharse por el bien de la corona”… Y, tras aceptar, “impuso unas condiciones que no le pudieron ser negadas” […]. Entre ellas, la de elegir “el país de destino inicial” y moverse “con plena libertad a otros cuando lo creyese conveniente. […] Y de ello también habla en su libro. Esta es una pequeña parte del capítulo.
Del hotel a una villa: seguridad, intimidad
“Juan Carlos decidió expatriarse, al menos provisionalmente, en Abu Dabi porque ese emirato le ofrecía, por su amistad con los mandatarios y en especial con el príncipe heredero, el jeque Mohamed bin Zayed, todo lo que necesitaba. En primer lugar, intimidad. Durante unos días se alojó en el Emirates Palace, un hotel propiedad del Estado. Después se ha trasladado a una villa, igualmente vigilada y controlada por los servicios policiales emiratíes, en la que el rey emérito puede pasear y hacer vida al aire libre. Desde su residencia ha enviado a algunos amigos fotografías del paisaje que contempla a diario. Dispone también de medidas propias de seguridad que se añaden a la escolta de cuatro funcionarios españoles de la Guardia Real, procedentes de la Guardia Civil, y que le fueron asignados por la Casa del Rey con el visto bueno del Gobierno […]
El autor señala, a continuación que “Abu Dabi proporciona al padre del rey asistencia sanitaria en caso de que la necesite y el debido aislamiento en tiempo de pandemia y, por fin, un confort que -según personas que mantienen relación telefónica con él- le alivia la lejanía y la sensación de aislamiento que dice padecer y de lo que se queja de manera frecuente […]
Comunicación telefónica encriptada
[…] “Las autoridades emiratíes están decididas a que mientras el padre de Felipe VI esté bajo su protección se le evite cualquier perturbación. Y la mediática sería la más indeseable para don Juan Carlos, cuya comunicación telefónica está encriptada y protegida de cualquier intervención. En ningún otro lugar el rey emérito gozaría de una amparo tan seguro y confortable como en Abu Dabi un lugar lejano de España y que no compromete a ningún país europeo, sea república o monarquía parlamentaria […]
[…] Si las diligencias indagatorias que está practicando el ministerio fiscal se archivan y la presencia de Juan Carlos I no es exigida por la justicia, la única razón que justificaría su regreso sería el cuidado de su salud, aun en ese supuesto, es improbable porque “sería más verosímil que fuera atendido en otro país y que su familia se desplazase para verle y acompañarle. El regreso del emérito se considera un “tema abierto” y sometido a una futura evaluación por la Zarzuela y por la Moncloa”.
Sin plan para regresar a España
Zarzalejos apunta a que “la salida de España del padre del rey se consideró en agosto de 2020 como de duración indefinida, pero podría ser para siempre. “El destierro del padre del Rey podría ser definitivo, aunque su residencia en los Emiratos Árabes Unidos no se da por permanente, pero durará, al menos, hasta tanto concluyan las indagaciones del ministerio fiscal y según cómo concluyan”. Y añade: […] “Si ya fue mal comprendida la expatriación, peor aún se entendería su regreso cuando las circunstancias que aconsejaros el destierro lejos de haber mejorado para el emérito y la Corona han empeorado de forma notable.”
“No existe por eso un plan de contingencia que prevea la hipótesis de la vuelta del rey emérito”.
La complicidad real: la Reina “no es una institutriz”
En el libro, además, el autor atribuye a la reina un papel fundamental: el haber conseguido que sus hijas crezcan en un ambiente familiar rodeadas de cariño, comprensión y confianza. “No se corresponde con la realidad la imagen de una madre-institutriz o controladora” […] “Es exigente, pero extremadamente cariñosa con ellas y afable con sus amigas y compañeras. […] Existe entre las hijas y su madre una complicidad real y sincera en la que no se dan factores de imposición o coactivos”. […] “En esta manera de abordar la formación inicial de la princesa de Asturias y la infanta Sofía, los reyes han innovado de manera radical, creando una sana relación entre los padres e hijas. No quieren que se repita la desestructuración de los Borbón Grecia y los desafectos entre sus miembros”.
[…] Asimismo, y en relación a la heredera, expone que la princesa Leonor “bien podría ser la proyección de una renovada ilusión por la Corona”. “Es un acontecimiento relevante que en el futuro España cuente con una jefa del Estado, reina titular de las muy escasas de nuestra historia… El siglo XXI es de las mujeres y nuestro país contará en la más alta magistratura con una que estará habilitada de manera extraordinaria para desempeñar sus responsabilidades”.