La reina Letizia afronta este jueves el último acto de su agenda semanal que ha estado marcado por las reuniones de carácter social, sanitario y solidario. Después de que su agenda volviera a distribuirse con normalidad y a pesar del confinamiento de su hija, la princesa Leonor, la esposa de Felipe VI ha continuado con sus compromisos institucionales. Unas citas a las que ha acudido con la mascarilla obligatoria, casi siempre de tipo quirúrgico. Sin embargo, en su reunión con la Cruz Roja, doña Letizia ha optado por cambiar la que traía de casa, por una de la entidad, siendo la primera vez que usa una de tipo corporativo.
PINCHA AQUÍ PARA VER LAS IMÁGENES DE LA GALERÍA
Doña Letizia ha acudido a la sede madrileña de Cruz Roja española, donde ha conocido la labor de la organización en estos seis meses de pandemia. Su apoyo y recursos han sido fundamentales para muchas familias en España en situación de vulnerabilidad a las que la crisis sanitaria ha afectado de manera muy importante en diversos ámbitos de su vida. En sus 156 años de historia, la institución nunca había movilizado tantas capacidades y personas para dar solución al día a día de muchos españoles.
- Doña Letizia cumple con su agenda de trabajo en una de las zonas confinadas de Madrid
- Doña Letizia conoce el trabajo de mujeres 'incansables' en tiempos de crisis
Vestida con pantalón negro, chaqueta de Hugo Boss y unos originales zapatos planos, doña Letizia ha acudido al encuentro con mascarilla quirúrgica pero una vez dentro de las instalaciones y durante el transcurso del acto la ha cambiado, como el resto de sus interlocutores, por una roja con el logotipo y el nombre de la Cruz Roja en la parte superior izquierda. Hasta ahora, doña Letizia nunca había aparecido con una protección de este tipo (sí la hemos visto con una negra y con una del tipo KN95) a diferencia de otros ‘royals’, como Matilde de Bélgica o Charlene de Mónaco que acostumbran a customizarlas.
Lo cierto es que cada vez que la madre de Leonor y Sofía vista la Cruz Roja se siente como una más y por eso no duda en ponerse las prendas que identifican a sus trabajadores. Así, el pasado 11 de mayo, cuando todavía el país estaba bajo el estado de alarma, acudió a uno de los centros de Madrid donde ejerció como una voluntaria más, con el característico chaleco rojo y estuvo hablando por teléfono y videollamada con algunos de sus usuarios. También pudo comprobar los distintos kits de primera necesidad (alimentación y productos de higiene) que se prepararon a diario, el trabajo de seguimiento y acompañamiento que los voluntarios realizaron con personas mayores, uno de los colectivos más afectados por la pandemia y contactó de manera telemática con un niño del programa de apoyo escolar para familias con dificultades.