Hoy Felipe VI cumple seis años en el trono desde aquel solemne 19 de junio de 2014, día de su proclamación como Rey. Su hija la princesa Leonor comparte con él aniversario: cumple los mismos años como Heredera de la Corona española. No tenía siquiera los diez y ya comenzaba a llevar sobre sus hombros el peso histórico de veinticuatro reinos, cinco principados, quince ducados, seis marquesados, veintidós condados y doce señoríos y sobre su conciencia el peso de la responsabilidad de ser en su momento una digna Reina.
De los besos de celebración a las miradas de orgullo: recordamos la proclamación de Felipe VI
La princesa Leonor y la infanta Sofía salen de palacio en el aniversario de la proclamación
La princesa Leonor y la infanta Sofía, de luto, se unen al dolor por las víctimas del coronavirus
Aprende a ser Princesa, pues, con enorme afán y exigencia a raíz del relevo. Durante los años inmediatos, con las puntuales salidas oficiales establecidas hasta la fecha -por el Día nacional, por Pascua de Resurrección y por las vacaciones de verano en Palma- y alguna que otra aparición sorpresa de añadidura, pero con un incremento de su formación de puertas para adentro de palacio. Y en los últimos dos años, con el inicio oficial de su vida institucional y varias pruebas de fuego superadas con las que se desmarca en su preparación de las princesas de su generación: ha leído un fragmento de la Constitución, ha pronunciado sus primeros discursos en varios idiomas en los Premios Princesa de Asturias y Premios Princesa de Girona y ha asistido a las solemnes aperturas de las últimas Legislaturas, por citar algunas primeras veces claves que dejan en clara desventaja a sus homólogas.
La suya es una carrera de fondo hasta que alcance la mayoría de edad y preste juramento al ordenamiento, así como fidelidad al Rey, y aún después, hasta que en su día tome las riendas del reino. Pero ya hoy, seis años después de pasar a ser la Heredera al trono de España y la XXXVI Princesa de Asturias, son muchas las lecciones aprendidas. El rey Felipe, que quiso ceder toda la relevancia de su 50.º cumpleaños a la introducción institucional de su hija mayor, le daba la primera de todas en su imposición del Toisón de oro, la más alta distinción de la Corona española, en el salón de las Columnas del Palacio Real. Aquel 30 de enero de 2018 apeló a la responsabilidad que llegado el momento la Princesa asumiría: “Hoy, Leonor, das un paso simbólico y muy significativo para tu preparación y tu futuro. Recibir este Toisón implica para ti unas responsabilidades especiales, que habrás de asumir inspirada por los valores e ideales más profundos”. Aquel día le advirtió de que su misión se ceñía al marco constitucional: “Te guiarás permanentemente por la Constitución, cumpliéndola y observándola”.
Ahondaría aún unos meses después, al elegir como primeras palabras oficiales de la Princesa un fragmento de la norma suprema. El histórico 31 de octubre, fecha del cumpleaños de Leonor de Borbón, futura Reina de España, y del aniversario de la aprobación de la Constitución Española de 1978 por las Cortes Constituyentes, unía con lazos providenciales a la Heredera al trono español, que ese 2018 cumplía 13 años, y su Carta Magna, que cumplía 40; a Leonor y sus tablas. Esa jornada de aniversarios Felipe VI y la princesa Leonor, que seguía los pasos dados por su padre a su misma edad, iniciaron juntos la lectura pública del texto fundamental ante la Reina y la infanta Sofía y los tres poderes del Estado en la sede del Instituto Cervantes de Madrid. Tras haber leído el preámbulo, el Rey dio el relevo y turno de palabra a la Heredera, que leyó del título preliminar el artículo 1.
El arranque de su vida institucional alcanzaba su apoteosis al pronunciar su primer discurso en los Premios Princesa de Asturias: “En mi casa las palabras España y Asturias siempre están unidas con la misma fuerza que las ha unido la historia, así las he vivido en mi corazón. Es un día que llevaré siempre en lo más profundo de mi alma”. El momento no podía ser más significativo: lo hacía a la misma edad con la que su padre, Felipe VI, dijo sus primeras palabras públicas en la misma ceremonia en 1981. Allí, de vuelta en Asturias, igual que apenas unas semanas después en la entrega de los Premios Princesa de Girona, descubrió una voz propia, se desenvolvió en el contexto de las giras oficiales y comprobó la importancia de la cercanía, del abrazo de la Princesa con su gente, si bien también constató que no siempre será recibida con los brazos igual de abiertos como en aquel momento crítico en Cataluña.
La última lección es sustancial a la institución: el corazón de la Monarquía late al compás del reino. Hasta ahora la princesa Leonor y la infanta Sofía solo habían reído en las alegrías del país, pero la crisis del coronavirus que ha arrebatado la vida a 28.000 españoles les ha mostrado de sopetón la cruz, que también llorarán en sus tristezas. Las hijas de los Reyes dieron un mensaje de ánimo a la nación y se unieron al duelo oficial en recuerdo a “los miles de compatriotas perdidos en la pandemia” asumiendo por primera vez que una Princesa comparte el dolor con todos aquellos a los que golpea la tragedia, tiene palabras imposibles de consuelo para quien sufre y un hombro que ofrecer a los que lloran. Da su aliento para afrontar el futuro.