Decidió que quería ser fotógrafa con solo 12 años, cuando jugaba con sus amigas a ser modelos. Ella prefería inmortalizarlas antes que disfrazarse y desfilar. Estela de Castro tenía ya claro que la cámara, y más concretamente el retrato, iba a ser a partir de entonces su herramienta de trabajo, y tuvo la suerte de que sus padres la apoyaron desde el principio -su padre era aficionado-. Pero lo que ni ella ni sus progenitores imaginaban era que su trabajo la llevaría, casi tres décadas después, al Palacio de la Zarzuela, donde firmaría la serie de diez imágenes que difundía hace apenas unas horas la Casa Real española. Pero ¿cómo llegaron los reyes Felipe y Letizia a fijarse en su obra? ¿qué fue lo que les llamó la atención para que decidieran llamarla y posar para ella? HOLA.com ha podido conversar con la retratista y despejar todas estas incógnitas, y algunas más.
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-P: Llevas más de 25 años dedicada al mundo de la fotografía, no solo como retratista, sino incluso impartiendo cursos y talleres como docente. Pero hace poco suena tu teléfono con un encargo inesperado...
-R: Ocurrió hace unos meses. Al parecer, en Zarzuela conocían mi trabajo a través del proyecto 'Fotógrafos', que estuvo en Photoespaña. Me llamaron y me dijeron que les gustaba el estilo, la forma de utilizar la luz, cómo eran los personajes de mis retratos, la cercanía y naturalidad... eso les gustó. Querían un tipo de retrato cercano, en el que se trasmitiera esa cercanía que ellos tienen.
-P: Y a partir de ese momento, ¿qué sucede?
-R: Al principio no podía decírselo a nadie. No lo sabían ni mis padres. Luego ya sí, se lo dije a ellos y a mi círculo más cercano, imagínate. Pero han guardado muy bien el secreto, incluso mi sobrina de 12 años, que está loca por conocer a las hijas de los Reyes, la princesa Leonor y la infanta Sofía, porque tiene la misma edad que Leonor.
-P: Una vez que te pones manos a la obra, ¿has tenido libertad a la hora de realizar el encargo?
-R: Definitivamente. Ellos me llamaron como autora y este era mi proyecto. Así que he tenido mucha suerte de poder trabajar con tanta libertad, siempre dentro de unos cánones y unos límites, porque al ser fotografías institucionales tienes que priorizar los rostros y no puede haber mucho espacio vacío, pero he podido hacer lo que he querido. He podido decidir y he visto que han confiado en mí, que me han dejado crear. Pero yo he seleccionado la luz, el fondo, el espacio, los colores... Tuve que ir varias veces al palacio para ver los diferentes elementos. Si recurría a una lámpara, a una silla...
-P: Aún faltaba encontrarte con los Reyes y con sus hijas...
-R: Claro. Yo trabajo en la toma, prácticamente no uso Photoshop, así que ciudo todos los elementos, tal y como hacen los pintores. Pienso mucho y disparo poco. Mi forma de trabajar es muy tranquila. No hay flashes y prefiero la luz natural. Así que para cuidar cada detalle y no dejar nada al azar me llevé a varios modelos. Utilicé a una pareja de amigos que tenían casi su misma altura como figurantes. Imagínate, es mucha responsabilidad y no puedes perder el tiempo. Además, tuve cinco ayudantes para las sesiones de fotos.
-P: Finalmente llega el momento de hacer las esperadas fotografías oficiales
-R: Fue hace unas semanas. Elegí que fuera en fin de semana, así que las niñas no tuvieron que faltar al colegio y, además, los fotógrafos estamos acostumbrados a trabajar en sábado y en domingo. Era mucho mejor. Utilizamos dos mañanas, una en el Palacio Real [para las instantáneas de gala] y otra en el Palacio de la Zarzuela [para el resto]. Tenía miedo a que los nervios me jugaran malas pasadas, no sabía ni cómo saludarles, pero tengo muchos recursos y llevo más de 25 años. Además, fueron tan cercanos que al final no me puse nerviosa. Trabajar con ellos fue muy fácil. Son muy naturales y profesionales. Posan de maravilla y te facilitan el trabajo. No sentías que les costara nada. No tuve que hacer muchas fotos porque no era necesario. Yo tenía todo claro y ellos salen bien en casi todas las fotos.
-P: ¿Qué te llamó la atención de esos dos encuentros?
-R: Lo que yo destacaría como anécdota fue precisamente que era todo muy normal. Me sorprendió mucho la naturalidad que hay allí, la de ellos, la de las niñas y la de la gente que trabaja allí. Me imaginaba que serían cercanos, más de lo que parece, tenía esa sensación de que sería diferente a lo que suele contarse, pero al conocerlos me ha sorprendido lo normal que fue todo. Y es justo lo que quería que se viera en mis retratos. No he tenido que esforzarme, ellos te lo dan. Lo que se ve es lo que hay. Todo fue muy fluido, el trato, cercano y directo. Y para mí esa es la anécdota. No todo el mundo tiene la suerte de estar a su lado y querían que eso se transmitiera. En realidad, yo solo me ocupaba de hablar con ellos, porque la parte técnica la hacían mis ayudantes. Así que yo intenté que se relajaran y que fueran viendo en el ordenador las imágenes que íbamos tomando.
-P: ¿Se mostraron participativos? ¿Aportaron alguna idea en las sesiones?
-R: La verdad es que yo lo tenía bastante claro. Pero sí decidíamos entre todos un poco. Tampoco hicieron mucha sugerencia porque confiaron bastante en mí.
-P: ¿Sabes si les gustó el resultado?
-R: Sé que están contentos. Y yo también lo estoy. Estamos todos satisfechos y eso es muy importante. Ojalá pudiera volver a trabajar con ellos, porque me he sentido muy cuidada y valorada, así que si se da de nuevo la oportunidad, yo encantadísima.
-P: Después de retratar a los Reyes de España y a sus hijas, ¿tienes algún sueño por cumplir?
-R: No te lo vas a creer, pero hay una mujer que me encantaría retratar. Antes de hacer el proyecto 'Fotógrafos' contacté con algunas actrices, entre ellas con Ángela Molina. Pude inmortalizar a algunas, pero Ángela se puso mala. Al final, me pareció más complicado que hacerlo con profesionales de la cámara, que además no han sido tan inmortalizados tan a menudo, pero siempre he tenido esa espinita con Ángela Molina y la veo muy cercana y natural, así que encajaría perfectamente con mi estilo.