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Música y poemas… La emotiva noche de doña Sofía y la princesa Irene en el Palacio Real antes del funeral de la infanta Pilar

La madre de Felipe VI y su hermana asistieron a un concierto con motivo del 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau


Actualizado 3 de febrero de 2020 - 17:27 CET

La Puerta del Príncipe del Palacio Real de Madrid estaba abierta de par en par y custodiada por dos miembros del Escuadrón de Escolta Real. Las luces de los salones de la planta noble estaban encendidas y la Escalera de Honor estaba vestida de gala como en sus mejores tiempos, cuando los reyes y reinas de España vivían en el Alcázar. La noche del martes, el antiguo hogar de los Borbones volvió a la vida para recibir a la reina Sofía y a la princesa Irene de Grecia.

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La madre de Felipe VI y su inseparable hermana acudieron al Palacio Real para presidir un emotivo concierto con motivo del 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. El recital, que contaba con el alto patrocinio del rey Felipe, estaba organizado por Patrimonio Nacional, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y el Centro Sefarad-Israel, en el marco del Mes de la Memoria del Holocausto que coordina este último todos los años para recordar la efeméride.

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La madre de Felipe VI y su inseparable hermana acudieron al Palacio Real para presidir un emotivo concierto con motivo del 75 aniversario de la liberación del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau

Doña Sofía y su hermana conversaron con varios supervivientes del Holocausto antes de sentarse en su sitio de honor en el Salón de Columnas para disfrutar del concierto. La madre de Felipe VI tuvo palabras de respeto y cariño para ellos. Ella conoció de cerca el horror del nazismo y tuvo que exiliarse en Sudáfrica tras la ocupación de Grecia por las fuerzas del Eje durante la Segunda Guerra Mundial.

Durante la contienda, varios miembros de su familia se jugaron la vida para salvar a judíos de morir en los campos. Su tía, la reina Elena de Rumanía (princesa de Grecia por nacimiento), fue reconocida por Israel como Justa entre las Naciones en 1993 y otra de sus tías, la princesa Alicia de Grecia, madre del duque de Edimburgo, permaneció en Atenas durante la ocupación y pasó a la Historia por su valentía en aquella época oscura. La leyenda cuenta que un día un general alemán fue a visitarla y le preguntó: “¿Hay alguna cosa que pueda hacer por usted?”. Entonces, ella le contestó: “Puede tomar sus tropas y llevárselas fuera de mi país”.

Tras conversar con los supervivientes, doña Sofía y la princesa Irene escucharon los versos de Fuga de la Muerte, del lírico alemán de origen judío Paul Celan, de cuyo nacimiento se cumplen ahora cien años. El poema, una descripción del campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau, es uno de los más famosos de Celan y fue recitado por la escritora Marifé Santiago.

© Casa de S.M. el Rey

El cuarteto de cuerdas Ensemble Praeteritum interpretó piezas del compositor austríaco de origen judío Arnold Schönberg y de Felix Mendelssohn

Luego, disfrutaron del concierto, en el que el cuarteto de cuerdas Ensemble Praeteritum interpretó piezas del compositor austríaco de origen judío Arnold Schönberg y de Felix Mendelssohn, cuyas obras fueron prohibidas por el régimen nazi. También se recordó la figura de Fritz Kreisler, otro músico perseguido por el nazismo, interpretándose su popular Liebesleid. Doña Sofía y la princesa Irene, dos auténticas melómanas, aplaudieron con entusiasmo la interpretación del cuarteto.

Entonces, cuando se suponía que la velada se daba por concluida, la madre del Rey sorprendió a los invitados convidándoles a un cóctel en el Salón de Gasparini, uno de los más hermosos del Palacio Real. Allí, bajo un cielo rococó plagado de alegorías a la música, doña Sofía tuvo su primer encuentro con el nuevo ministro de Cultura y Deporte, José Manuel Rodríguez Uribes. También conversó animadamente con embajadores, diplomáticos y representantes de la comunidad judía. Algunos de los asistentes no pudieron evitar fijarse en el precioso reloj de Jaquet-Droz que decora el salón. Se lo conoce como 'El Pastor', porque cuenta con un pastorcillo que toca la flauta y anima a autómatas a bailar. Cuando las agujas doradas marcaron las diez de la noche, doña Sofía y su hermana se retiraron. “Mañana es el funeral de la Infanta Doña Pilar”, comentó alguien. Fue una noche emotiva en vísperas de un día solemne.