El Salón de Columnas es una de las estancias más especiales del Palacio Real de Madrid. Allí han tenido lugar grandes acontecimientos históricos: la firma del tratado de adhesión de España a las Comunidades Europeas, en 1985; el acto de abdicación del rey Juan Carlos, en 2014; o la imposición de la orden del Toisón de Oro a la Princesa Leonor de Asturias, en 2018. La reina Sofía fue testigo de honor de todos estos hechos, y la próxima semana volverá a ese salón para presidir un concierto histórico.
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Bajo la bella bóveda de Sabatini pintada por Corrado Giaquinto, doña Sofía escuchará el martes un concierto con el que se conmemorará el setenta y cinco aniversario de la liberación de Auschwitz-Birkenau, el campo de exterminio de Polonia donde los nazis encerraron a cientos de miles de judíos y asesinaron a más de un millón de deportados. La madre de Felipe VI, una gran amante de la música, podrá disfrutar de piezas de Arnold Schönberg y Felix Mendelssohn, ambos de origen judío y prohibidos por el nazismo, interpretadas por la agrupación de cuerda Ensemble Praeteritum.
El acto, organizado por Patrimonio Nacional, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación y el Centro Sefarad-Israel en el marco del Mes de la Memoria del Holocausto, devolverá al Salón de Columnas su función original: la de estancia para la música. Durante siglos, este espacio sirvió como salón de baile y conciertos para los reyes de España, y como lugar para acoger los banquetes de palacio. En los últimos años ha recobrado su esplendor, ya que Don Felipe lo elige en ocasiones especiales, como fue la celebración de su primer año de reinado. Además, también se utiliza como escenario para los excepcionales conciertos de música de cámara interpretados con la valiosa colección de Stradivarius de Patrimonio Nacional.
Imagen del Salón de las Columnas
Curiosamente, el Salón de Columnas tiene una conexión con la historia reciente de Israel y de la comunidad judía. Y eso explica que se haya escogido como escenario para este concierto. Entre sus muros se celebró en 1991 la Conferencia de Paz de Madrid entre palestinos e israelíes, auspiciada por Estados Unidos, un acontecimiento histórico que hizo del Palacio Real el epicentro de la atención internacional.
La presencia de doña Sofía en este concierto también tiene su razón de ser histórica y personal. Durante la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas del Eje ocuparon Grecia, lo que obligó a la Familia Real helena a exiliarse y a vivir en Ciudad del Cabo y El Cairo. Desde allí, el rey Jorge II, tío de doña Sofía, radió diversos mensajes al pueblo heleno contra el nazismo y en apoyo al gobierno griego en el exilio. La princesa Elena de Grecia, otra de las tías de la madre del Rey y Reina de Rumanía, salvó a miles de judíos rumanos de morir en campos de concentración y fue reconocida por Israel como Justa entre las Naciones en 1993.
La princesa Alicia de Grecia, madre del duque de Edimburgo y también tía de Doña Sofía, fue otro de los miembros de la Familia Real griega que se jugó la vida para salvar a judíos durante la ocupación nazi de Atenas. La aguerrida princesa ocultó a una familia que era perseguida por la Gestapo y logró que no fuera deportada a los campos de exterminio.
Se calcula que entre el ochenta y el noventa por ciento de la comunidad judía griega, en su mayoría de origen sefardí, es decir, español, pereció durante la ocupación. El año pasado, el rey Felipe recibió en palacio a Annette Cabelli, superviviente griega del Holocausto. Cabelli, de origen sefardí, se encuentra nuevamente esta semana en España, invitada por el Centro Sefarad-Israel, para dar testimonio sobre sus vivencias en Auschwitz.