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¿Qué pasará ahora con el título de duquesa de Badajoz de la infanta Pilar?

Al contrario de lo que pudiera pensarse, esta distinción nobiliaria no revierte directamente en sus herederos, tal y como sucede con el resto de designaciones


Actualizado 10 de enero de 2020 - 12:43 CET

Cuando un miembro de la aristocracia española fallece, se inicia un largo procedimiento para que el título nobiliario que aquél ostentaba pueda permanecer en la persona de sus herederos. En este punto, y tal y como recoge la Constitución Española, el inmediato superior -siguiendo los principios de primogenitura y representación y respetando la línea descendente- podrá solicitar, por derecho, la transmisión del título en el plazo de un año. El Ministerio de Justicia, entonces, a través del Boletín Oficial de Estado, será el que expida o no la Real Carta de Sucesión en la distinción nobiliaria correspondiente.

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Sin embargo, el caso de la infanta Pilar de Borbón, fallecida este miércoles, tres días después del cumpleaños de su hermano Juan Carlos, como consecuencia del cáncer de colon que padecía desde hace aproximadamente un año y que le llevó el pasado domingo a ingresar en la madrileña clínica Rúber Internacional, es distinto. La designación que poseía la tía del rey Felipe, el ducado de Badajoz, no se rige por las mismas directrices y preceptos que el resto de distinciones nobiliarias.

Hijos, hermanos, sobrinos... la infanta Pilar fallece rodeada de todos sus familiares

Ocurre lo mismo con los otros tres títulos que en la actualidad mantienen tres personas pertenecientes a la Familia Real española: la infanta Margarita, duquesa de Soria; la infanta Elena, duquesa de Lugo y la infanta Cristina, exduquesa de Palma. Todas ellas, al igual que el ducado de Badajoz, son consideradas designaciones graciables concedidas personalmente por el Rey a miembros de su familia. No son hereditarias, sino personales y vitalicias, es decir, que la persona que recibe el título en cuestión lo ostenta hasta su fallecimiento, y posteriormente revierte de nuevo en la Corona. No los pueden heredar, por tanto, los sucesores del fallecido.

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"Sería necesario un nuevo acto de concesión por parte del Rey, que no sabemos si se producirá, porque no es algo necesario. Por el momento, podemos decir que el título de la infanta se ha extinguido con su muerte", explica a HOLA.com el Conde de los Acevedos, letrado y asesor de la Diputación de la Grandeza. En este sentido, reconoce que nos encontramos ante una situación "novedosa". "Es la primera vez que se da este supuesto, porque antiguamente los infantes de España no necesitaban títulos. La situación de estas distinciones es relativamente reciente", apostilla.

La infanta Pilar se convirtió en duquesa de Badajoz el 17 de abril de 1967, el mismo año en el que se anunció su compromiso con Luis Gómez-Acebo y duque de Estrada, vizconde de la Torre -designación rehabilitada, curiosamente, el mismo año en el que a ella se le concedió el ducado-. La hermana de don Juan Carlos tuvo que renunciar a sus derechos dinásticos tanto para ella como para sus descendientes por casarse con una persona ajena a la realeza, siguiendo los dictados de la Pragmática Sanción de Carlos III.

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En aquel momento (1967) aún permanecía vigente el artículo del Código Civil que permitía la utilización del título a los consortes. Fue su padre, don Juan de Borbón, conde de Barcelona, quien le concedió la distinción. Poco después se le facultaría para emplear el título de manera vitalicia en todo el territorio nacional. Desde este miércoles, su sobrino, don Felipe, podrá disponer del título nobiliario según su criterio y, si así lo considera, designar a otro miembro de su familia.

La vida en imágenes de doña Pilar, la infanta que renunció a sus derechos dinásticos por amor